Alcaraz respira en Turín
El español, que jugó con una tirita nasal, vence a Rublev y mantiene opciones de clasificación para las semifinales. Necesita ganar el viernes a Zverev.
Carlos Alcaraz no se dio por vencido ante la adversidad y ganó este miércoles por 6-4 y 7-6 (8) en 1h36 a Andrey Rublev en la segunda jornada del Grupo John Newcombe de las ATP Finals. Gracias a ese triunfo de fe en sí mismo, mantiene opciones de clasificación para las semifinales. Después de la victoria de Alexander Zverev contra Casper Ruud (7-6 (3) y 6-3 en 1h26), básicamente, el español debe ganar mañana al alemán. Aunque si pierde, también tendrá alguna posibilidad en un posible triple empate, siempre que Rublev supere a Ruud.
El día después de tener que dejar el entrenamiento matinal con problemas para respirar, por ese resfriado que le ha lastrado en Turín, Alcaraz se sobrepuso, y ayudado por una tirita nasal y un bote de Vaporub, un ungüento balsámico de mentol y eucalipto que aspiraba en los descansos, jugó un muy buen partido, en todos los aspectos. Lo había dicho su entrenador, Juan Carlos Ferrero. “Todos hemos jugado bajo circunstancias en las que no nos encontramos bien. Supongo que lo hará Carlos, igual que lo ha hecho mucha otra gente”. Y así fue.
“Podría haberlo hecho mejor, no voy a mentir, pero he estado pasándolo mal con mi salud en la última semana”, advirtió Alcaraz. “Y hoy sentía que me iba a encontrar mejor. Estaba bien para jugar, pensando en el primer partido, cuando me obsesioné con que estaba enfermo y no podía competir bien, blablabla…”, continuó. “Hoy quería salir a la pista y solo pensar en intentar jugar un alto nivel de tenis, que la gente estuviera feliz cuando saliera de la pista con lo que he hecho. En el primer partido sentí que no entretuve al público, al no jugar un buen tenis. Hoy, he intentado hacerlo y creo que sí que lo he hecho”, concluyó.
Movimiento y precisión
En el primer al servicio de Alcaraz, las sensaciones fueron de menos a más para él. Ya tuvo que lidiar con una igualdad, aunque mantuvo el saque. Luego se le escaparon dos opciones de break que había encontrado gracias a una dejada precisa, de las que se echaron de menos en el partido contra Ruud. Fue el inicio de la amenaza que se consumó en el siguiente juego al resto que afrontó Carlos. De un 40-15, pasó a tener ventaja y aprovecharla con un gran derechazo. Y no le costó cerrar el primer set, porque Rublev se lo facilitó tirando varios golpes fuera, por detrás de la línea de fondo, para encajar un segundo break.
Con la confianza de haber estrenado su casillero de sets en esta edición de las Finals, Alcaraz siguió moviéndose bien y golpeando mejor. La mano, la sensación de bola que le había faltado contra Ruud, la recuperó con creces. También la sonrisa, la que esbozó incluso tras perder un punto largo. Y la plasticidad para meter una defensa preciosa y ganar después el tanto con un passing. Todo eso, combinado, empezó a sacar de quicio a su rival. Aunque los saques se impusieron a los restos durante la mayor parte del set y no hubo opciones de rotura. En parte, porque Rublev sirvió muy bien y Alcaraz perdió un pelín de claridad. Por eso fue necesario un desempate, que empezó dominando el de El Palmar (4-1) y estuvo cerca de ganar el moscovita (6-5 y 8-7 al resto), antes de que Carlos aprovechara su segundo punto de partido con un resto magnífico.
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