Bouzas confirma su salto al regresar a octavos de final
La española arregla sus dudas con el saque para deshacerse de Townsend y volver a unos octavos de WTA 1.000 por segundo torneo seguido. Espera a Sabalenka.


En la presente gira norteamericana se está produciendo, de manera definitiva, el gran salto de Jessica Bouzas. Ese que se atisbaba desde hace ya algo más de un año, cuando empezó a lograr triunfos de muchísimo mérito, pero que se demoró un pelín al no llegar buenas secuencias de victorias. Ahora, la española de 22 años es más regular que nunca, y por eso mismo puede celebrar que está en octavos de un WTA 1.000 por segundo torneo consecutivo, un techo que jamás había roto antes de estas alegrías en Montreal y Cincinnati. En Ohio, Bouzas superó este lunes a Taylor Townsend (6-4 y 6-1 en 1h22) para volver a plantarse en una cuarta ronda que confirma su salto definitivo y en la que el reto será todavía mayor: se medirá con Aryna Sabalenka, que sufrió de lo lindo para vencer a Emma Raducanu por 7-6 (3), 4-6 y 7-6 (5) en 3h09.
Más allá de en su juego, el salto de una Bouzas cada vez más cerca de la más alta élite se traduce en diversos números suculentos: es virtualmente 39ª del ranking mundial, acariciando llegar al US Open como cabeza de serie (le podría valer un triunfo más). Además, alcanzar la cuarta ronda en Cincinnati le reporta 56.678 dólares (unos 48.800 euros), haciendo que la gallega supere los 2 millones de dólares en ganancias en su trayectoria (más de la mitad lo ha conseguido en este 2025). Suma y sigue Jessica, que ha ganado 10 de sus últimos 12 partidos y que, a medida que va absorbiendo madurez y experiencia (en Cincinnati, por ejemplo, es tan solo su segunda participación), es cada vez un problema más serio para el resto de jugadoras del circuito. “Creo que estoy trabajando duro y estoy feliz fuera de la pista con mi equipo y con todo. Creo que ese es el punto principal para mí, el estar feliz fuera de la pista y después jugar bien”, dijo sobre su dulce momento.
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— wta (@WTA) August 11, 2025
Jessica Bouzas Maneiro moves into the Round of 16 with a 6-4, 6-1 victory against Townsend. #CincyTennis pic.twitter.com/4LWiQBlVVv
La última en sufrir a Bouzas fue la local Taylor Townsend, de 29 años y 126ª del ranking mundial, que jugaba en el cuadro final gracias a una invitación y que realmente es especialista en dobles (ahí es la número uno del mundo). Le tiene tomada la medida Jessica a las estadounidenses, y es que su balance este año es de 8-1 frente a jugadores de uno de los países más potentes del mundo tenístico. Y también domina a las rivales de perfil más bajo: este año tiene un gran 10-1 ante tenistas de fuera del top-100. Lo que ya no es un secreto es que no se achanta en las pistas más importantes del circuito, pues este lunes volvió a arrasar en una Pista Central.
Lo tuvo claro desde el primer momento la de Vilagarcía de Arousa, que salió con un plan muy definido. Hizo correr por toda la pista a una Townsend cuya movilidad no es su fuerte, y castigó con una pegada que cada vez es más letal y mete más miedo (16 winners esta vez). Desactivó el gran fuerte de la estadounidense, su saque, pues tuvo oportunidades de break en siete de los nueve turnos al servicio de Taylor. “Tenía que estar lista al resto porque ella saca fue muy bien, ahí es donde más tenía que estar concentrada hoy”, admitió luego una Bouzas que resistió bien al fuerte calor, con el termómetro marcando 31 °C y un 54% de humedad durante el encuentro. “Hacía mucho calor y he intentado en estar centrada en el partido, punto a punto”.
El otro contratiempo que superó la española, quien se cabreó consigo misma en repetidas ocasiones, fueron las dudas al saque, algo que viene arrastrando en esta gira norteamericana, curiosamente coincidiendo con sus mejores resultados. Su quiebre inicial se vio diluido porque le brindó uno a Townsend con dos dobles faltas, y a partir de ahí llegaron unos ajustes que funcionaron. Jessica charló con Roberto Ortega, su entrenador, y decidieron apostar por una táctica de primero-segundo, con servicios más conservadores, que fueron más que suficientes para no dar alas a su rival (dos dobles faltas más en el resto del partido y el porcentaje de primeros pasó del 52% al 68%).
Por segunda vez en su vida en octavos de un WTA 1.000, algo que ya logró la pasada semana en Montreal, Bouzas ahora aguarda para conocer su rival: será la número uno del mundo, Aryna Sabalenka, que batió por los pelos a Emma Raducanu, 30ª cabeza de serie. “Mi equipo verá el partido, yo no, voy a descansar, un poco de hielo y fisio para estar preparada para la siguiente ronda”, dijo con una sonrisa la española. Lo que su equipo vio, por tanto, fue un partido en el que la bielorrusa no estuvo nada cómoda, y con muchísimos fallos (72 no forzados, para ser exactos, por 46 ganadores) estuvo a punto de pagarlo caro ante una impetuosa Raducanu, superada únicamente en sendos desempates.
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