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TENIS | COPA HOPMAN

Alcaraz bate a Goffin a medio gas pero España se queda corta

El murciano, que cogió hoy una raqueta por primera vez desde su triunfo en Wimbledon, supera al belga Goffin en el super tie-break. España cede la eliminatoria en el dobles.

Carlos Alcaraz en la Copa Hopman.
Carlos Alcaraz en la Copa Hopman.@HopmanCup

En la mañana de este viernes, Carlos Alcaraz agarró una raqueta por primera vez desde el pasado domingo, cuando se proclamó campeón de Wimbledon. Lo hizo en el único entrenamiento previo a su estreno en la Copa Hopman, y el número uno del mundo no necesitó mucho más que eso para seguir ganando. A medio gas, con la evidente fatiga que acumula tras su periplo por Londres, Carlitos superó a David Goffin (4-6, 6-4 y 10-8 en 1h48) en el segundo duelo de la eliminatoria entre España y Bélgica. Antes, Rebeka Masarova cayó ante Elise Mertens (7-6(3), 2-6 y 10-5 en 2h01), y todo se decidió en un dobles mixto, con los mismos cuatro protagonistas, en el que la pareja belga fue superior (6-3 y 6-1 en 1h02).

La derrota de España en el reestreno de la Copa Hopman obliga a la victoria este sábado frente a Croacia para sacar el billete a la final del domingo (los croatas tienen un triunfo, al igual que Bélgica), en la que ya está Suiza después de eliminar a Francia. Si Alcaraz y Masarova ganan los tres partidos, estarán en el duelo por el título. Si ganan dos de los tres encuentros, habrá que echar cuentas con los sets ganados por cada país. Y, obviamente, si ceden dos o más partidos, estarán eliminados. El reto lo abrirá Masarova frente a Donna Vekic (16:00, TDP), seguido por el partido entre Alcaraz y Borna Coric (sobre las 18:00, La1). A continuación, el dobles mixto puede ser determinante.

“Estoy un poco cansado, no voy a mentir. Tuve unos pocos días para recuperar algo de energía, y hoy me siento bien”, reconoció Charly esta mañana. Su última semana ha sido una auténtica odisea y una montaña rusa de emociones. El domingo, campeón en Wimbledon tras superar en cinco sets a todo un Novak Djokovic. A ello le siguió un sinfín de actos protocolarios (cena de campeones, posados con el trofeo, entrevistas...) hasta que el lunes por la noche llegó a El Palmar. Con apenas unos días de descanso (en los que aprovechó para cortarse el pelo), Alcaraz aterrizó ayer en Niza para jugar la Copa Hopman sobre tierra, un cambio radical tras un mes adaptado a la hierba.

En la cabeza de Alcaraz no entra la posibilidad de no competir, de salir a la pista para simplemente tomar el aire. “Voy a jugar, daré lo mejor de mí mismo y me divertiré”, advirtió el murciano. Dicho y hecho en su duelo individual. Le costó de salida, como era de esperar. Goffin, de 32 años y 111º del ranking ATP (llegó a ser 7º en 2017), estaba mucho más fresco que su rival. Su último partido había sido en la tercera ronda de Wimbledon, hace casi dos semanas, y aprovechó ese plus de fuerzas para poner la intensidad en los primeros juegos. Muy ágil de piernas, puso en muchos problemas a un Alcaraz al que le costaba llegar. No se le podía pedir mucho más a un tenista que hace cinco días estaba celebrando su gesta en el All England Club.

El belga se llevó el primer set, y se puso break arriba en la segunda manga. Pero Carlitos demostró su gen ganador, que no le gusta perder ni a las canicas. Se empezó a ver una versión mucho más reconocible de él, aunque lo que primó realmente el murciano fue pasárselo bien. Con una sonrisa de oreja a oreja le dio la vuelta al parcial y forzó un tie-break. Sacó orgullo para mantener a España con vida en la eliminatoria, ya que una derrota suya habría sido definitiva. Tampoco bajó los brazos en el super tie-break, en el que comenzó 0-4. Derechazos, grandes restos, un par de bolas a la línea y, casi sin quererlo, Carlitos se hizo con el encuentro. Porque este año está tan acostumbrado a ganar (47 triunfos y solo cuatro derrotas) que también lo hace a medio gas, con toneladas de cansancio encima.

“Es un placer jugar aquí. Ha sido increíble. He jugado a un buen nivel, he intentado hacer disfrutar y estoy muy contento. No ha sido fácil, ha sido un partido complicado. Estoy contento por volver a jugar en tierra, disfruto. Ha sido un buen partido para mí y espero que también para el público. Me encanta el cariño de la gente, intento devolverlo y quiero mantenerlo. Nunca he jugado un dobles mixto, será mi primera vez, a ver qué tal”, explicó el de El Palmar tras su victoria. Su día no acabó ahí, y es que horas después estuvo en el dobles mixto decisivo.

Masarova no puede con Mertens y el dobles cae

El triunfo de Alcaraz fue vital, en principio, porque, horas antes, la española Rebeka Masarova, de 23 años y 72ª del ranking WTA, sucumbió ante Elise Mertens, 27 y 30ª, por 7-6(3), 2-6 y 10-5 en 2h01. Los desempates condenaron a la nacida en Basilea, que jugó con un aparatoso vendaje por encima de la rodilla izquierda (zona en la que se lesionó hace semanas en Bad Homburg). Tras ceder el primer tie-break, Masarova subió el nivel, se sintió cómoda de nuevo sobre tierra (en Madrid alcanzó la tercera ronda) y forzó un super tie-break en el que corrió una suerte distinta a la de Alcaraz.

Los numerosos errores no forzados de Rebeka, que llegó justa físicamente hablando al final del partido, decantaron la balanza en favor de Mertens, que le dio a su país el primer punto de la eliminatoria. Lo necesitaba como el comer el equipo belga (que hoy, por cierto, celebraban su fiesta nacional), pues ayer cayeron ante Croacia.

Todo se decidió en el dobles mixto, en el que Mertens y Goffin demostraron una mayor experiencia en la modalidad (la belga viene de ser finalista en el dobles de Wimbledon). De hecho, Alcaraz apenas sumaba ocho partidos de dobles en el circuito ATP (tres triunfos y cinco derrotas, formando pareja con Marc López y Pablo Carreño). Eso se notó en el partido, en el que el murciano tuvo errores de novato en la disciplina. No dejó de intentarlo, y dejó a los allí presentes alucinados con algún que otro ganador que no se suele ver en dobles. Tiró de veteranía, siempre animando a Masarova (y eso que Rebeka tiene 23 años por los 20 del número uno del mundo), pero se acabó imponiendo la sabiduría de la dupla belga.