Carreño: "Juego porque es mi trabajo; el riesgo cero no existe"
Pablo Carreño es uno de los dos españoles (el otro, Bautista) con plaza directa en el cuadro final de Cincinnati. Habló con AS desde NY.
Vuelve la competición oficial. ¿Le preocupa la seguridad?
Estoy aquí porque jugar el US Open es importante y, como no hay que guardar cuarentena después, lo hago porque es mi trabajo. Hay peligro, pero el riesgo cero no existe. Si cada uno hace las cosas bien es más fácil que sea seguro, aunque no dependa de uno mismo.
¿Qué le parecen las medidas y las posibles sanciones a quien incumpla?
Son muy restrictivas y exigentes, pero hay que cumplirlas. La situación es muy delicada y si alguien se las salta puede comprometer al torneo y a las 200 o 400 personas que estamos aquí. Al que infrinja deberían sancionarle fuertemente. Espero que, con unas medidas exigentes, el evento se lleve bien. Te envían mensajes el día anterior para recordarte cuándo debes hacerte las pruebas o te mandan rellenar un formulario sobre que no tienes síntomas, y eso siempre antes de ir al club. Los cabezas de serie contamos con una suite en la Arthur Ashe muy bien equipada, te traen la comida para que evitemos acudir al comedor.
¿Para usted jugar ahora es una oportunidad?
Con tantos meses sin competir, es difícil saber nuestro nivel real. Los mejores seguirán siendo los mejores, pero la competición siempre cambia, las exhibiciones son una cosa y la competición oficial es otra… el cuerpo se tiene que acostumbrar. Puede haber muchas sorpresas, y la ausencia de algunos favoritos dará opciones a otros de ranking un poquito inferior.
¿Qué opina de la reorganización del ranking?
Ha sido un apaño que perjudica a unos y beneficia a otros. Encontrar una solución justa es imposible, salvo que se hubiera bloqueado el ranking hasta marzo del año que viene. Es una decisión de la ATP que hay que respetar, ha intentado perjudicar lo menos posible a la mayoría. A mí en la gira de EE UU me perjudica y en la de tierra me puede beneficiar, porque en Roma perdí en la primera ronda.
¿Y cómo vio la cancelación de la Copa Davis?
Se entiende porque no iban a tener beneficios y seguramente saldrían perdiendo, pero para el deporte y una competición como la Davis, me parece lamentable que no se haya luchado un poco más e intentado hacer algo. Me hubiera gustado acabar el año jugándola, no porque fuera en Madrid, sino porque es especial y la ganamos el curso pasado. Si el US Open se disputa quiere decir que si la Copa Davis interesara celebrarla, se hubiera hecho un esfuerzo.
¿Cómo pasó usted el confinamiento?
Estuve en mi casa, en Barcelona, solo los dos primeros meses hasta que me fui a Villena. Aburrido como todo el mundo y atento a las noticias que iban saliendo, la evolución, la incertidumbre… Al principio no sabía qué iba a pasar, esperaba que fueran dos semanas de confinamiento, luego aumentó la cosa… Intenté siempre mantener una rutina para mantener mis horarios, no acostarme muy tarde y levantarme pronto. Hacía preparación física cada día a la misma hora por videollamada. Luego leí, juegue a la Play con mis amigos (online), hablé con mi familia que estaba en Asturias. Intenté pasarlo lo más ameno posible.
¿Su tenis se vio muy perjudicado?
No creo que el parón me haya beneficiado, porque estaba en un buen momento y podría haber conseguido puntos para mejorar en el ranking, pero tampoco creo que me haya perjudicado tanto, porque he tenido tiempo de sobra para volver a coger la forma, tres meses o más entrenándome con más normalidad y jugando torneos de exhibición como el de Equelite. El día que empiece la competición oficial no podremos poner la excusa de no haber podido prepararnos, todos partiremos igual, porque nos ha perjudicado a todos.
¿Qué preparó concretamente?
Mi prioridad era recuperarme físicamente, porque el tenis sabía que tarde o temprano iba a volver y tenía tiempo. Tenía que ponerme otra vez en forma. Cuando llegué a Villena había perdido tres kilos y mucha masa muscular que había que recuperar. En tres o cuatro semanas de pretemporada estaba listo.
¿Qué objetivos tiene a corto y medio plazo?
Mi objetivo al principio del año era meterme cerca de los 15 primeros, porque defendía entre marzo y junio 90 puntos en Roland Garros y nada más. El cambio del calendario ha hecho que la temporada sea extraña, con cambios de superficie en apenas un día. Van a ser seis o siete semanas seguidas de competición de Masters 1.000 y Grand Slam que se hará muy duro. Rafa cuando empiece la temporada de tierra vendrá sin competir, pero más fresco que Djokovic. Jugar en EE UU tiene su parte buena y su parte mala.
¿Se siente cada vez más competitivo?
Esa sensación la perdí cuando no fui capaz de jugar dos meses seguidos por las lesiones. Perdí confianza y me costaba recuperar el ritmo. Se hizo muy duro. Cuando pude competir el año pasado desde la gira americana hasta el final de año, recuperé la confianza, el nivel, la forma, el ritmo y los resultados.
¿Cuáles son sus orgullos deportivos y personales?
Deportivamente me enorgullece la carrera que llevo. De pequeño no me podía ni imaginar que me dedicaría a esto y me ganaría la vida; que ganaría títulos ATP, que sería top ten y que ganaría la Copa Davis, el torneo que más ilusión me ha hecho ganar. A nivel personal, me ha hecho diferente a la persona que hubiera sido si me hubiera quedado en Asturias. He conocido mucho mundo, costumbres diferentes. He vivido sólo, lejos de la familia, en Barcelona y en Villena, viajando por el mundo… eso me ha hecho otra persona y me ha hecho madurar muy rápido, con una visión de la vida diferente. Ver que los problemas tienen solución y que los de verdad son mucho más importantes que las tonterías que nos preocupan cada día. Ahora he vivido muchas cosas, muy buenas y algunas malas como las lesiones que me hicieron crecer y madurar, ver las cosas desde otra perspectiva.
¿Cómo ve su etapa en Equelite?
Es la quinta temporada que estoy aquí, desde la primera me sentí muy cómodo y me tratan como un rey cuando estoy en la Academia. En todos los sitios, en la cocina, los entrenadores, los chavales… Me siento como una más, como en casa. La estancia es muy cómoda para mí y el grupo de entrenamiento es muy bueno, con jugadores de muy buen nivel, juniors que ayudan mucho para entrenar, luego está Carlos, Mario, Gimeno… y cuando estoy en Barcelona, César Fábregas se desplaza conmigo para cubrir esas semanas lo que me facilita las cosas.
¿Se siente como un referente en la academia?
Juan Carlos fue número uno y le dio el nombre la Academia, pero a mí me hace ilusión que la Academia presuma de mí y pueda poner en su currículum que ha ganado otra Copa Davis conmigo me hace ilusión y me siento orgulloso de poder darle más prestigio si cabe.