Nadal arranca contundente su primavera frente a Bedene

Como la flor de los cerezos, la vista de las tejas ocres de las terrazas del Monte Carlo Country Club asomándose a la pista Rainiero anuncian la primavera. Y, como una tradición que se extiende desde el año 2003 y sólo se rompió en 2004, la primavera en el tenis y en el Principado arranca de verdad cuando Rafa Nadal pisa la alfombra de tierra en la que ha conquistado diez títulos desde entonces. Lo hizo con un debut serio (6-1 y 6-3 en 1h:18) frente a Aljaz Bedene.

Esta vez, Nadal se presentaba en su pista fetiche (calor y a nivel del mar con su Mediterraneo de fondo) con un bajage escasísimo de partidos a sus espaldas. Sólo siete. En 2006, el año que menos había jugado a estas alturas, ya llevaba 15. Eso, porque tuvo que retirarse en octavos de Australia por una lesión en el psoas-ilíaco que no le dejó reaparecer en Acapulco. Se decidió a probarse hace una semana en la Copa Davis en Valencia y sus triunfos convincentes frente a Philipp Kohlschreiber y Alexander Zverev despejaron bastantes dudas.

"Esta semana me va a servir de mucho, ha sido como una inyección de energía positiva", se despidió Nadal del coso de la calle Xàtiva. Y lo demostró en su estreno en el Masters 1.000 monegasco. Bedene, esloveno que llegó a competir por Gran Bretaña, fue aplastado por el peso del número uno, que multiplica su poder en la tierra. En el primer set, el español salvó las dos bolas de break que concedió al 58º del mundo y con dos roturas finiquitó en 38 minutos. Bedene intentó meterse en pista para no dejar que las bolas altas y enroscadas le engulleran, pero era difícil.

En el segundo, la resistencia del esloveno frente a los duros tiros de drive y seguridad en el servicio (75% de ganados con primeros y 69% con segundos) acabó cuando en el séptimo juego rompió el campeón de 16 'grandes', que ha ganado 27 de sus últimos 28 partidos en tierra. No quiso complicaciones de entrada Nadal, que dejó el primer golpe de autoridad en su terreno cerrando con un otro break.

Nadal se encuentra cómodo en Montecarlo, donde ya tiene una suite con su nombre en el Monte Carlo Bay. Es el mejor lugar para volver a sentirse fuerte en el tramo de temporada más decisivo. Defiende 4.680 puntos hasta Roland Garros. Y cualquier tropiezo traspasaría el número uno a Roger Federer. Su próximo rival será este jueves (hacia las 15:00h, Movistar D2) Karen Khachanov, que ganó por doble 6-2 a Gilles Simon. Uno de los NextGen (21 años y 38º del mundo) a los que acostumbra a parar los pies con contundencia el balear.