Pablo Carreño (23º) siguió rompiendo su techo en el circuito ATP. Si nunca había pisado unos cuartos, lo que consiguió derrotando a Dusan Lajovic, no se conformó y el sábado jugará las primeras semifinales de un Masters 1.000 ante Stanislas Wawrinka (que derrotó al austriaco Dominic Thiem por 6-4, 4-6 y 7-6) tras tumbar a Pablo Cuevas (30ª) por 6-1, 3-6 y 7-6 (4) en 2h:05.
Para ello, Carreño supo levantar dos bolas de partido para forzar el tie-break. El asturiano de 25 años, por el lado despejado del cuadro y con un partido menos tras la retirada de Roberto Bautista, supo aprovechar su oportunidad, aunque para ello tocó sufrir mucho. Comenzó muy enchufado, y en 23 minutos se había llevado la primera manga. Pero luego experimentó un bajón a la vez que el uruguayo espabilaba. Se conocen mucho los dos, pues venían de ganar recientemente el torneo de Río en dobles. Cuevas, se presentaba también en Indian Wells con una racha de siete victorias seguidas, lo que le dio el título en Sao Paulo.
En el segundo y tercer sets, Carreño siempre fue por debajo. Hasta que llegó la muerte súbita que supo gestionarla con temple. Este año, tuvo que jugar un quinto y decisivo punto en la Davis frente a Croacia que supuso el pase a cuartos. Venía de firmar dos semifinales (Buenos Aries y Sao Paulo) y una final (Río) y fue capaz de sobreponerse cuando se vio cerca del abismo. Se ha curtido. En 2016, Carreño tomó la decisión de irse a entrenar a la Academia Equelite de Juan Carlos Ferrero, junto a Samuel López, y definitivamente ha alcanzado su madurez. Ahora, sin presión y con un puesto asegurado entre los 20 mejores del mundo, debería pensar en seguir volando. En romper del todo. En explotar en el ‘quinto grande’ todo su potencial.