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BARCELONA OPEN BANC SABADELL

Thomas Koch, único brasileño que ganó el Trofeo Godó

A sus 70 años ha celebrado en Barcelona el cincuentenario de su victoria en el torneo sobre el yugoslavo Nikola Pillic.

Thomas Koch

En sus 64 años de historia el Trofeo Conde de Godó sólo se ha disputado una final entre dos zurdos. Fue en 1966 y enfrentó al brasileño Thomaz Koch al yugoslavo Nikola Pillic, ganando el primero en cuatro sets 6-3, 6-2, 3-6, 7-6. Koch ha sido el único jugador brasileño que ha ganado el torneo hasta hoy.

Hoy ha vuelto a Barcelona para recibir en la pista central del Real Club de Tenis Barcelona 1899, el homenaje del torneo al cumplirse los 50 años de esta victoria. Nacido en la localidad brasileña de Porto Alegre, el 11 de mayo de 1945 fue uno de los grandes nombres del tenis mundial en su época.

Fue el primer jugador de su país en ganar un torneo del Grand Slam, en el doble mixto de Roland Garros en 1975 y está considerado uno de los dos mejores tenistas brasileños. En su época, el tenis tampoco tenía nada que ver con el actual, principalmente porque se debatía aún entre los jugadores amateurs y los profesionales, muy cerca ya del inicio de la denominada Era Open, que comenzó en 1968.

En 1963, con 18 años, era el mejor jugador del mundo en su edad, llegando a cuartos de final del Abierto de Estados Unidos. Ganó una serie de grandes torneos internacionales, entre los ellos el de Barcelona en 1966 o el torneo de Washington, batiendo a Arthur Ashe. Llegó a los cuartos de final de Wimbledon en 1967 y de Roland Garros, en 1968, donde fue campeón de dobles mixtos en 1975. Koch también ganó dos medallas de oro en los Juegos PanAmericanos de 1967, en Winnipeg (Canadá), en individual y dobles.

Fue el mejor jugador de la historia de Brasil en competiciones por equipos y una leyenda en la Copa Davis. En los 16 año que jugó con Brasil, disputó 118 partidos, con 74 victorias (46 en individuales y 28 en dobles). Está considerado el octavo jugador con más victorias de todos los tiempos en la Copa Davis. Junto a su amigo Edison Mandarino formó un doble excepcional logrando 23 victorias y solo fueron derrotados en nueve ocasiones.

Se enfrentó a grandes dificultades durante su carrera. En los años 70, un problema de hernia discal arruinó su juego de saque e volea, pero aún así logró, en 1974 su mejor posición en el ranking mundial, acabando la temporada como número 24 del mundo.

El Trofeo Conde de Godó se había consolidado plenamente en las instalaciones del RCT Barcelona y en ese 1966 vivió una edición –la decimocuarta– en la que el vencedor no era uno de los grandes dominadores como Joan Gisbert, Roy Emerson o Manolo Santana, ni el elegante Andrés Gimeno.

Un joven brasileño de 21 años, que tres años antes, con sólo 18, había alcanzado los cuartos de final del Open de Estados Unidos, debutaba en el torneo y llegaba tras haber derrotado a Manolo Santana por 7-5, 6-2 y 6-1 en la eliminatoria de cuartos de final de la Copa Davis entre España y Brasil que se había disputado días antes en ese mismo escenario. Era muy agresivo en su juego. Le gustaba jugar al ataque y se defendía en todas las superficies gracias a un revés efectivo y una derecha demoledora.

Alcanzó las semifinales del Conde de Godó sin perder ni un set, eliminando a Juan Manuel Couder, al australiano Fred Stolle y el sudafricano Chris Drysdale, que en semifinales le ganó el primer set, pero perdió los tres siguientes (3-6, 6-4, 6-1, 6-1).

En la final ante Nikola Pilic ganó los dos primeros sets (6-3 y 6-2), cedió en el tercero (3-6) y llegó a estar con 1-4 en contra en el tercero, pero su derecha le llevó a la remontada hasta el 7-5 final.

Dice que Barcelona es una ciudad que: “Me encanta y siempre he recordado aquella eliminatoria contra España de Copa Davis en la que gané a Manuel Santana. Fue algo inesperado, tanto más que días después ganase el Godó, un torneo que tenía ya entonces gran prestigio”.

Reconoce que: ““Hoy en día el tenis es mucho más fuerte y físico que en mi época. El mejor ejemplo, sin duda, es Djokovic. Creo que nadie puede batirle en la actualidad”

También indica que: “Tanto en mi época como hoy en día hay muy buenos jugadores, pero la diferencia siempre está en el apartado mental. Aunque la técnica es muy importante, la psicología representa el setenta por cien en un tenista”.

Tal vez por esto, aunque continuó en activo, también supo muy pronto que su estilo de vida, se unió al movimiento hippie, le apartó definitivamente de la élite mundial. Su pelo largo y cinta en la cabeza fue copiado después por muchos jugadores.