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Copa Davis

Roger Federer sale tocado a por la Copa Davis que le falta

Francia-Suiza: Roger juega ante Monfils después del Tsonga-Wawrinka. “Sólo el partido me dará la respuesta de cómo estoy. Las cosas salieron bien en el entrenamiento".
España-Gran Bretaña: Copa Davis en directo, primer día

PELILLOS A LA MAR. La Cámara de Comercio de Lille acogió el sorteo de la final Francia-Suiza. Durante el acto se pudo ver a Federer y Wawrinka reconciliados y sonrientes.
AFP

La contrarreloj por recuperar la espalda de Roger Federer, dañada en un brutal duelo de semifinales el sábado en el Masters paradójicamente ante su compatriota Stanislas Wawrinka, pasó su punto intermedio ayer en la Cámara de Comercio de Lille. La papeleta con su nombre figuraba en el sorteo. Salvo recaída, jugará la final de la Davis.

Ahí se luchará por la décima Ensaladera para Francia —no la gana desde 2001— y la primera para Suiza. Se abrirá (14:00, Teledeporte) con el duelo entre Jo-Wilfried Tsonga y Wawrinka. Luego el elástico Gael Monfils, la pantera negra que llevó a Federer a un quinto set en el US Open, pondrá a prueba la recuperación del número uno helvético. “Sólo el partido me dará la respuesta de cómo estoy. Las cosas salieron bien en el entrenamiento y eso alivia”, expresó esta leyenda de 33 años, que sólo ha probado la arcilla hora y media repartida en dos sesiones y con precaución.

“Si jugar supusiera un riesgo grande para el futuro, no lo haría. Pero ya tuve estos dolores y sé cuándo puedo forzar”, valoró Federer, que nunca ha levantado la Ensaladera. De todos los tenistas que completaron el Grand Slam (campeones en los cuatro grandes), sólo a él le falta la Davis. La tienen Laver, Nadal… y otros que no cerraron el círculo sagrado pero que atienden por Sampras, Becker, Edberg, Borg, McEnroe, o Djokovic. El de Basilea ha conseguido 17 Grand Slam, 23 Masters 1.000, seis Masters, un oro olímpico en dobles… pero siempre pensó que Suiza no tenía fondo de armario para triunfar en el Mundial por países.

Hasta que apareció Stan The Man. Cuentan que Wawrinka, después de subir al cielo ganando en Australia, viajó a disputar la primera ronda de Davis a Belgrado y, cuando supo de la renuncia de Djokovic, telefoneó al esquivo Federer para convencerle de que viajara y hacerle ver que el cuadro pintaba bien (luego recibieron a Kazajistán e Italia) para llegar a pisar la final y poner una guinda a sus carreras. Son los números dos y cuatro del mundo y sobre ellos reposan todas las opciones de Suiza. Marco Chiudinelli (212º), que probablemente forme el dobles con Wawrinka aunque este no figure en la pareja que dio el capitán Luthi, y Michael Lammer (508º) son los actores secundarios.

27.000 franceses. Enfrente, les bleus con un plantel compensado formado por Tsonga (12º del mundo y 29 años), Monfils (19º y 28), Gasquet (26º y 28) y Benneteau (25º y 30) que junto a otros como Llodra o Simon llevan años peleando por la Ensaladera. Jugarán alentados, y quizá acongojados (“la presión es enorme e intimida”, admite Monfils), en el Pierre-Mauroy, campo del Lille y uno de los estadios de la Euro 2016, ante 27.000 personas.

Francia lleva una semana aclimatándose a la tierra, en Burdeos, mientras Wawrinka y Federer se destrozaban en Londres. En esa espalda que salió renqueante del 02 Arena está la clave sobre la que levita la Copa Davis 2014.