Masters CUP
Roger Federer se cruza entre Rafa Nadal y su segunda final
Nadal pudo ver tranquilo cómo Federer y Del Potro peleaban 140 minutos en los que el fino suizo, seis veces maestro, salió victorioso: 4-6, 7-6 (2) y 7-5.
Rafael Nadal Parera, número uno del mundo y primer tenista que copa toda la lista de trofeos de la ATP, juega hoy por su segunda final de la Masters Cup contra Roger Federer: el plusmarquista de títulos de Grand Slam (17), Mozart de la raqueta. A las 15:00 horas arranca en el O2 Arena esta semifinal de lo que oficialmente se conoce como ATP Finals. Se quiera o no, el Nadal-Federer número 32 reduce a la condición de teloneros a los otros semifinalistas, Novak Djokovic y Stanislas Wawrinka, que se ven a las 21:00 horas. En Londres y en el supersónico O2 Arena, este Nadal-Federer es como cruzar al más restallante Mick Jagger, Su Satánica Majestad, con el maduro compás de Sir Paul McCartney en Yesterday.
Luchador. La raqueta de Nadal, Street Fighting Man, luchador callejero, como cierta vez le llamó en Wimbledon el stone Ron Wood, ametrallará con descargas liftadas, alto voltaje, ese tiro de revés que Roger Federer acaricia en sus cuerdas con mimo de violinista. Con ráfagas sostenidas ("ante Nadal, Federer no sabe qué hacer en su lado de revés", dice Peter Fleming), Rafa ha ganado 21 de 31 duelos con Roger: pero en pista cubierta es 4-0 para Roger, siempre en Masters Cup. ¿Qué significa esto?
Significa que, bajo techo y en pista dura (GreenSet), el bote de la bola de Nadal no se alza, no 'pica' como al aire libre: Federer pega más cómodo y desde la cadera, no tanto en suspensión. Y Nadal abre menos ángulos. Sin viento, lluvia, calor ni frío, Federer tiene más control. Pero Roger viene con sólo 21 horas de recuperación tras 140 minutos de combate victorioso bajo la artillería de Del Potro: 4-6, 6-7, 7-5. Al batir a Delpo, Federer selló a Ferrer el tercer puesto del mundo pero se puso en ruta de colisión con Nadal, Satánica Majestad en las pesadillas de Roger y su fino revés. No cabe perdérselo. Tiene pinta de partido inolvidable.