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ME GUSTA EL FÚTBOL

Tebas quiere mejorar la guarnición de la Liga

Unas retransmisiones más intrusivas acercarán la lupa (y el oído) a rincones desconocidos del fútbol.

Tarjeta amarilla a Gudelj

Tebas ha decidido llevar LaLiga hacia unas transmisiones más intrusivas, acercando al aficionado detalles que el fútbol, de natural ruboroso, ha venido prefiriendo mantener tapados. Hay una vieja tradición de ocultismo en este nuestro deporte favorito difícil de vencer. Tradicionalmente, las transmisiones se servían a palo seco y recuerdo cuánto agradeció el público a principios de los noventa las aportaciones de Canal +, primer canal en mostrar algo tan sencillo como los jugadores en el túnel animándose unos a otros. Más aún cuando el Logroñés permitió (sin conocimiento del entrenador, Aimar), grabar con una minicámara el descanso, bajo promesa cumplida de no hacer mal uso de ello. Incluso recuerdo que una vez se prestó el árbitro Pajares Paz a que le colocaran un micrófono durante un Atlético-Depor, que por cierto sirvió sobre todo para ver lo acusicas que eran los jugadores. El Comité de Árbitros le amonestó y prohibió aquello.

Ahora se trata de cosas más sencillas, pero no carentes de interés: entrevista al primer entrenador antes del partido, y a jugadores ya en el descanso; entrevista dual con ambos entrenadores tras el encuentro; derecho del operador a elegir el jugador entrevistado al final del partido en lugar de ser el club el que decide quién aparece; cámara en vestuarios antes y después; micrófono en las pausas de hidratación; y hasta uso de cámaras en los banquillos. (¿Recuerdan el “pisálo, pisálo” de Bilardo…?). Ya tuvimos muestras de varias de estas novedades en los partidos del viernes, en el Power Home y en el Sánchez Pizjuán. Fue interesante, por ejemplo, escuchar la charla de Baraja a sus jugadores en la pausa para hidratación. Y muy llamativo me resultó, ya el sábado, ver al Athletic rezando el Padrenuestro en el vestuario de San Mamés, tradición que no sabía que el club ha conservado a través de los tiempos.

Como LaLiga no puede obligar a los clubes a esto, lo que ha hecho ha sido reorientar la partida de derechos de televisión que se repartía según un criterio de “implantación social” muy favorable a los grandes. Ahora ese fondo (233 millones) se repartirá en función de la cooperación de los clubes ante las nuevas solicitudes de los operadores. El cambió salió con el no del Madrid, las abstenciones del Barça y el Athletic y el sí de los demás equipos de Primera. No es extraña la negativa del Madrid, no sólo porque en general dice que no a LaLiga en todo, sino porque esto le menguará los ingresos en cerca de 15 millones al alterarse aquel criterio de “implantación social” que antes le favorecía. También favorecía mucho al Barça, por cierto, pero el Barça de estos tristes días no está para oponerse frontalmente a nada de Tebas, pendiente como vive de que le cuele esas ”palancas reapalancadas” sobre conceptos cada vez más abstrusos.

Creo que esto satisfará al aficionado, acercando la lupa (y el oído), a rincones desconocidos del fútbol. Quizá pasada la novedad no dé tanto de sí, pero es una mejora que lastimosamente averiará la decisión paralela de Movistar de meternos en sus partidos a Mateu Lahoz (¡ahora que parecíamos habernos librado de él!) en función de comentarista arbitral, con lo que temo que acabemos liándonos del todo.

En todo caso, hablamos de la guarnición. El solomillo son las plantillas y ahí nos estamos debilitando, guste admitirlo o no. Acosado desde varias troneras (la Premier con sus jeques y sus americanazos ricos, el PSG, la Liga Saudí, ahora la Serie A, con sus pérdidas autorizadas, los privilegios fiscales en los países de las otras grandes ligas) LaLiga sufre un goteo de bajas incesante. Lo último es que Gabi Veiga se va a Italia.

Como esto no lo arregle el Madrid trayendo Mbappé (lo de Neymar me parece recurrir a la mujer barbuda, algo así como lo de Mateu), LaLiga bajará este curso otro peldaño.