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ME GUSTA EL FÚTBOL

El Gobierno mimó a Rubiales por frenar a Tebas

Se extendió la idea de que sólo un tipo bizarro donde los haya, como el presidente de la RFEF, podía servir de contrapeso al ‘alien’.

Javier Tebas, presidente de LaLiga.

Tebas apareció en el fútbol como presidente del Huesca en los años 90 y luego se asomó por diversas rendijas, asesorando hasta a siete clubs de tono medio y sirviendo de abogado a Piterman, aquella mala gripe que sufrieron el Alavés y el Racing. Acumuló conocimientos y experiencia al tiempo que ganaba imagen de enredador y picapleitos. Llegó a LaLiga como vicepresidente vía el Badajoz, y una vez allí se aupó sobre la peana del G-30, conjunto de los clubes de clase media cuyos intereses coinciden. Y de su mano saltó a presidente.

Entonces, el incendiario se convirtió en bombero. Su gestión ha marcado un antes y un después. A su llegada el fútbol debía 700 millones a Hacienda, 1.000 a la banca, los clubs se peloteaban 500 millones entre sí y la deuda con los jugadores provocaba amenazas de huelga de la AFE, a la sazón presidida por Rubiales. Eso lo corrigió su plan económico, que hizo posible el Decreto Ley de Transmisiones y enriqueció a nuestro campeonato (ahora amenaza bache, pero en este siglo nuestros clubes han ganado 22 títulos europeos frente a 10 de la Premier. Y 18 Balones de Oro por dos). Y no sólo benefició al fútbol. Por aquel decreto los clubes ceden 120 millones, de los que el 52% (64 millones) va para la Federación (al fútbol no profesional y el femenino), el 38% para el CSD (47 millones, equivalente a la aportación del Estado) y el resto para otros fines como arbitrajes, sindicatos, pago de cuotas de deportistas profesionales de otras especialidades…

También fue Tebas, en colaboración con Iberdrola, que hizo una gran apuesta, y con Mediapro, que puso pantalla con el canal GOL, quien aceleró hace unos años la rueda del fútbol femenino, con el resultado que ahora vemos.

Más adelante, Tebas creó la OTT LaLiga + para ofrecer visibilidad en streaming a federaciones sin espacio, o con él escaso, en Teledeporte. El curso pasado disfrutaron esa ventana, con su congruente ingreso por publicidad, la ASOBAL, la LEB Oro, la Petanca, la Gimnasia, el Atletismo, el Kárate, la Pelota, el Kickboxing, la Aeronáutica, Montaña y Escalada, Vela y Béisbol-Softbol. También ha creado un programa para desarrollo y formación ejecutiva de deportistas, del que ya se favorecen Sandra Sánchez, Eli Pinedo, Concha Montaner, Raúl Entrerríos, Mario Mola, y Regino Hernández.

Personaje hiperactivo e invasivo, al tiempo que imprudente tuitero e impertinente y voraz discutidor, ha acabado por ser visto por el CSD como un alien dispuesto a devorar las estructuras deportivas del Estado. El recelo del que no hace cosas contra el que sí las hace. Pero es que los sucesivos gobiernos han concedido tan poca importancia a la presidencia del CSD que no es extraño que Tebas haya ido ocupando espacios.

En los últimos tiempos, descontando a Lissavetzky y Cardenal, que duraron y dejaron obra, la mayoría han sido gente de paso colocada ahí para compensar a alguna familia del partido o por una regalía personal. En un mismo periodo olímpico Aznar tuvo cuatro: Pedro Antonio Martín Marín, Santiago Fisas, Francisco Villar y Gómez Angulo. En cinco años, Pedro Sánchez otros cuatro: María José Rienda, Irene Lozano (premiada por ser su amanuense en el libro), José Manuel Franco (un paréntesis entre Delegado del Gobierno en Madrid y senador) y ahora Víctor Francos. Para hacernos una idea: desde que está Alejandro Blanco al frente del COE, han pasado 13 secretarios de Estado, salvo error u omisión.

Así las cosas, se extendió la idea de que sólo un tipo bizarro donde los haya, como Rubiales, podía servir de contrapeso al alien. Él había recuperado para la Federación la Copa, el fútbol sala y la liga femenina (que volvió a perder al hacerse liga profesional). Además, era amigo de Pedro Sánchez y contaba con gran beneplácito de Florentino, contra LaLiga en todo. Miel sobre hojuelas. Así que el Gobierno se ha puesto de perfil ante sucesivas denuncias contra Rubiales: el viaje a Nueva York, el Supercopa Files (Piqué mediante), las señoritas de Salobreña, el espionaje a Aganzo, la financiación del piso… Tanta protección provocó incluso la salida del número dos de Franco, Albert Soler, que quiso enviar esos asuntos al TAD. (Luego tuvieron la suerte de que estallara el caso Negreira; como Soler había pasado el Barça, pudieron desacreditarle por ahí). También han caído tres funcionarios del CSD que desagradaban a Rubiales: primero Ramón Barba, subdirector de régimen jurídico, luego Txus Mandaras y Lucía Muñoz-Repiso, subdirectores de alta competición y de deporte profesional y control financiero, respectivamente.

Hace poco el Gobierno libró una partida especial de 7,5 millones para la Federación, a cuenta de la candidatura para el Mundial-2030. Una de las justificaciones era la ‘Marca España’. Qué sarcasmo, visto cómo dejó esa marca Rubiales en Sídney, encampanado por tanta protección.

Ahora Iceta sale en la tele compungido, rogando al TAD una sanción. Pero el Gobierno ha venido incubando este huevo de serpiente varios años, y ahora nos vemos con el prestigio dañado y en manos de la FIFA para perder de vista a Rubiales.