De nuevo LaLiga sin equipo canario
Hasta el ecuador del siglo pasado no hubo equipos canarios en la Liga. Las comunicaciones lo impedían
Pero allí se jugaba muy bien. Visitantes ocasionales hablaban de talentos, muchos de los cuales eran contratados para los grandes equipos peninsulares. Ya antes de la guerra, Padrón, del Espanyol, Arocha, del Barça, e Hilario y Valle, del Madrid, jugaron en la Selección. Después el Atlético de Madrid se especializó en aquella cantera de la que trajo sucesivamente a Mesa, Campos, Machín, Arencibia, Silva, Mújica, Lobito Hernández... Jugadores canarios tuvieron mucho que ver en las cuatro primeras Ligas que ganó el Atlético. Distinguibles por su excelente técnica y su aire reposado, que para mortificarles se decía ‘aplatanado’. Los últimos de aquella racha previa a la aparición nacional de los equipos canarios fueron quizá los dos mejores, Molowny y Miguel, traídos por el Madrid y el Atlético respectivamente.
En 1950 se produjo una gran campanada: la selección canaria batió al San Lorenzo 4-2 en partido amistoso. Fue celebradísimo.
Cuando la aviación tuvo el mínimo desarrollo para permitir a los clubes canarios participar en las competiciones nacionales surgió en Gran Canaria un movimiento para fusionar los cinco clubes de la isla: Victoria, Deportivo, Atlético, Arenas y Marino. El resultado fue la Unión Deportiva Las Palmas, que tuvo un arranque feliz: fundada en la 49-50, se presentó en Primera División en la 51-52. Descendió de inmediato, pero luego frecuentó ascensos y recuperó a leyendas que habían triunfado en la Península como Silva, Mujica y Molowny, que llegó a ser entrenador-jugador.
El camino en Tenerife fue otro. También se creó una Unión Deportiva Tenerife, pero justo el Tenerife no quiso sumarse, decidió partir peras aparte. Eso le creó recelos en bastantes espacios de la isla, como Puerto de la Cruz y La Laguna, donde muchos miraban con más afecto al equipo de Gran Canaria y preferían que sus jugadores emergentes acabaran allí.
No obstante, para la 61-62 también el Tenerife alcanzaría la Primera División con jugadores que luego dejarían un buen dinero con sus traspasos a clubes peninsulares: el meta Ñito, el defensa Colo o el interior Santos, uno de los Cinco Magníficos del Zaragoza de los sesenta. Ya no había que hacer giras o recabar informes de viajeros para saber qué se cocía en el fútbol canario. De esos años también saltaron a la Península Felo, los hermanos Pantaleón, Foncho, Betancort…
Para ahorrar gastos, a los clubes canarios les empalmaban en un mismo viaje dos partidos, así que jugaban dos en casa y dos fuera, en lugar de uno y uno. En años en que coincidieron en Segunda se dispuso que los peninsulares que fueran allí aprovecharan el viaje para jugar con los dos, a veces domingo y miércoles, para ahorrar hotel.
Nos acostumbramos a tener equipo canario en Primera. Las Palmas empalmó dos épocas gloriosas, la primera con un equipo hecho íntegramente de canarios salvo en la portería, donde alternaban los guipuzcoanos, Oregui y Ulacia, pues el gran meta canario, Betancort, lo tenía el Madrid. Aquel equipo hizo estupendas campañas, un año hasta aspiró al título. Metió en la Selección cuatro jugadores, Tonono, Castellano, Guedes y Germán. Esa época se fusionó con otra en la que a esa generación vino a sustituirla un puñado de buenos argentinos, los Carnevali, Wolff, Morete, Brindisi…
El Tenerife alcanzó su esplendor ya en los noventa con un presidente, Javier Pérez que consiguió reconciliar a la isla: “Tenerife, el equipo de todos, ¡qué bonito!” fue el lema reunificador. El desplante de finales de los cuarenta quedaba lejos y un precioso equipo por el que pasaron Redondo, Chemo del Solar, Quique Estebaranz, Pier, Dertycia… y Valdano y Heynckes en el banquillo, alcanzó protagonismo nacional en las dos ligas consecutivas que decidió a favor del Barcelona batiendo al Madrid en la última jornada. Se mantuvo diez años en la máxima categoría y pisó con solvencia terreno europeo.
El Tenerife vive ahora su Centenario, con cuyo motivo ha lanzado un imponente libro, una historia completa y detallada de todos sus avatares en este tiempo. Soñó con celebrar su centenario en Primera, de hecho rozó el ascenso hace dos meses. Eliminó a Las Palmas en la fase de ascenso, ganó al Girona a domicilio, pero se hundió en el partido de vuelta en casa. Ahora cuenta con el estímulo de este año centenario que ahora inaugura para conseguirlo.
Las Palmas ha jugado 34 temporadas en Primera, el Tenerife, 13. Sólo coincidieron en la 2001-02 y bajaron juntos. En este siglo ya hubo una racha de ocho temporadas consecutivas sin equipo canario en Primera, ahora la nueva entra en la quinta y somos muchos los que lo lamentamos. Siempre me pareció que LaLiga está incompleta si falta un equipo canario. Al menos nos queda el regusto que nos dejó Valerón, hemos disfrutado después a Silva, tenemos a Pedri en el Barça y en Las Palmas asoma un chaval llamado Moleiro. El viejo encanto del fútbol canario…