El Alto de Arenas entra en la historia del ciclismo femenino
Descubrimos este puerto, propicio para cicloturistas y aficionados, que será la primera subida de entidad en la edición inaugural de la Vuelta a Andalucía femenina
El próximo martes 3 de mayo tendrá lugar un acontecimiento histórico para el ciclismo andaluz y nacional. Se disputará la primera etapa de la Vuelta Ciclista a Andalucía femenina. Y como resulta que esta primera jornada acaba cerquita de casa, me he permitido traeros este pequeño puerto de mi tierra: el Alto de Arenas. Una subida que la organización define como de 2ª categoría, pero que también guarda alguna que otra trampa y que va a pasar a la historia del ciclismo por ser el primer final en alto de la ronda andaluza para féminas.
La subida entre Vélez-Málaga y Arenas es uno de los antiguos caminos que conectaban el valle del río Vélez con las Sierras de Tejeda y Almijara, las dos cadenas montañosas del este malagueño. Y son los primeros kilómetros de una subida más larga conocida como Alto de Corumbela y que termina en esta curiosa aldea de la Axarquía, con los picos más altos de la provincia de Málaga al fondo.
Pero nos centramos en el ascenso a Arenas, que es la que afrontarán las ciclistas este martes en esa primera etapa que sale desde el pueblo costero granadino de Salobreña. Se viene, primero, por la N-340 desde Nerja para llegar a Caleta de Vélez, desde donde se toma el giro a la derecha que nos lleva hacia Vélez-Málaga por una carretera más bien estrecha, picando hacia arriba y con un firme nada cómodo.
Ya dentro de Vélez por el Camino de Algarrobo, se toma una rotonda a la derecha que nos lleva hasta Arenas y nos muestra ya la primera emboscada: una primera rampa cercana al 10% y, tras un leve descanso, se eleva hasta por encima del 14%. Cortito, pero intenso para calentar el pecho y las piernas. Tras esos dos repechos que podrían perfectamente romper un pelotón, abordamos una bajada que nos lleva a un cruce de cerreteras. Tomamos a la derecha y estaremos, ya sí, en la carretera que nos lleva a Arenas.
La subida tiene tres partes: los 2,5 kilómetros iniciales, que son los más duros, una parte central de descansillo con falsos llanos e incluso una bajada, y la parte final donde la carretera vuelve a ponerse cuesta arriba. En este primer tercio nos encontramos con una carretera estrecha -unos cinco metros de ancho-, de firme irregular y con algún que otro socavón. Difícil agarrarse a rueda. Está también el kilómetro más duro, todo el rato por encima del 8% y con picos cercanos al 12%. Poco antes del punto kilométrico 2, el firme mejora y la carretera se ensancha.
En torno al kilómetro 3, en un cambio de ladera, la carretera se vuelve plana y acto seguido tenemos una bajada que dura unos 800 metros antes de seguir, por otra zona de falsos llanos, en un terreno en el que se puede ir muy bien a rueda. Hemos superado ya la mitad del ascenso y nos acercamos al tercio final.
Justo cuando la carretera vuelve a ponerse claramente cuesta arriba, ya en torno al 6-7% aunque sin grandes rampas, se empieza a vislumbrar al fondo el pueblo blanco de Arenas, pero se ve más cerca de lo que realmente está. Y es que la carretera nos va a hacer dar un rodeo en dirección casi opuesta bajo la ladera del monte antes de enfilar una curva a la derecha y la recta de entrada al pueblo. Llevaremos para ese momento siete kilómetros de ascenso.
En el centro de Arenas nos encontraremos una estatua de una mula, y es que a mitad de octubre se celebra una Feria que tiene como protagonista a este animal de carga, icono del pueblo. Desde Arenas hay después varias posibilidades para seguir rodando. Todas pasan por subir a Corumbela y bajar desde ahí hasta Archez, otra pequeña localidad serrana. Desde Archez se puede girar a la derecha hacia Sayalonga, seguir de frente hasta Canillas de Albaida y el puerto de los Carboneros -las rampas ahí son durísimas-, o tomar el camino de Salares, subir otro rampón de casi dos kilómetros y, después, bordear toda la sierra en dirección a Canillas de Aceituno.
En definitiva, las corredoras se van a enfrentar con una subida asequible en la que salvarán unos 370 metros de desnivel y donde quizá el momento para quien quiera jugar a ganar sean los dos kilómetros iniciales. Para el cicloturista es una subida accesible en la que a medida que se gana altura se logran vistas del monte bajo axárquico, la sierra y, al fondo, el azul del mar. Un puerto hasta ahora desconocido, pero que va a tener un huequecito en la historia del ciclismo femenino andaluz. Y bien que nos alegramos.