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LA DORMILONA

Mito Salazar

La madrileña, con 36 años, alcanzó su título 40 en World Padel Tour y vive su mejor momento deportivo tras una reinvención fascinante.

Alejandra Salazar firma su título número 40 en World Padel Tour.
WPT

El deporte, en gran medida, son los deportistas. Jugadores y jugadoras que, por su capacidad para redimensionar el deporte, lo iconizan, potencian, honran y transforman haciendo de este algo -más- relevante. En el pádel femenino, ese personaje deportivo tiene nombres y apellidos: Alejandra Salazar Bengoechea.

Porque hablar de Alejandra Salazar, de Ale, de Salazar, es hacerlo de la que, con toda seguridad, es ya una de las figuras simbólicas de la modalidad femenina de la pala. Seguramente, incluso del pádel en general. Su carrera, representatividad y transgresión superan casi cualquier comparación y la sitúan junto a Carolina Navarro o María Silvela.

Porque la madrileña es, en una sola persona, el pasado, presente y futuro del pádel. Y no es una exageración. Alejandra Salazar surgió y despuntó en aquel protopádel que -casi- nadie consumía en la década del 2000. Salazar se consagró en los inicios del despertar femenino que ahora conocemos cuando las gradas empezaron a llenarse. Y Ale se ha transformado, superada la treintena, para gobernar el pádel del presente, el que llena gradas, reclama autógrafos y aparece en las fotos.

Y, todo, en base al esfuerzo. No hay adjetivo que describa mejor a una jugadora que, no exenta de talento, ha basado su constante evolución en el trabajo, la ambición y la reinvención. Bajo los focos o en la sombra. La historia de Alejandra es la de una ganadora, cierto, pero no está ausente de momentos amargos.

Los 40 títulos en World Padel Tour

Porque, ahora que todo bien, pocos se acuerdan que Salazar se rompió el cruzado en 2017. Con 31 años y el número uno en 2016 en su poder junto a Marta Marrero, su carrera deportiva se paró más de 200 días tras una fatídica jornada en Valladolid. O porque Salazar, cuando volvió, apostó por un proyecto que pocos apuntaban a ganador y se encargó de llevarlo a saborear el éxito.

Estas, que son dos pinceladas deportivas, definen quién es Alejandra Salazar. La madrileña, bajo esa sonrisa afable y ese carisma tranquilo y natural, esconde una depredadora deportiva. Su voracidad en el 20x10 evidencia un carácter ganador que está respaldado, en primera instancia por el juego, y después por las decisiones deportivas tomadas, los títulos cosechados y el estatus que ostenta superados los 36 años.

Alejandra Salazar firma su título número 40 en World Padel Tour.
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Alejandra Salazar firma su título número 40 en World Padel Tour.WPT

Muestra de ello es que en Alicante firmó su título número 40 en el circuito World Padel Tour. Obviamente, es la primera en lograrlo. Y, por si fuera poco, a ello hay que sumarle cuatro entorchados como número uno -2009, 2016, 2020 y 2021-, cinco campeonatos del mundo por equipos -2010, 2014, 2016, 2018 y 2021-, un campeonato mundial por parejas -2016-, ocho títulos de campeona de España -2004, 2006, 2009, 2012, 2013, 2014, 2015 y 2020) y un palmarés aún más abultado entre Padel Pro Tour, autonómicos, nacionales o europeos.

La transformación de Alejandra Salazar

Pero, más allá del palmarés de Salazar, hay mucho. La transformación de Alejandra es fascinante. Especialmente, la de los últimos años. Alejandra se convirtió en una especialista en dominar tanto que, incluso desde drive, tenía la derecha más temida del circuito y era evitada por sus rivales. En la etapa con Ari Sánchez suya era la no difícil función de llevar el peso en los momentos determinantes pues, el juego, pasaba siempre por su compañera. Hasta que se terminó.

Comenzar un nuevo proyecto con Gemma Triay obligó a Salazar a un cambio de rol. Y costó. Su pádel, agradecido en la definición y dominador en rallies cortos, debía migrar a uno más elaborado y sacrificado y que sustentara el volumen de juego en su cruzado. En pocas palabras, antes tocaba dos de cada 10 pelotas y debía intentar presionar o definir y ahora la responsabilidad pasaba por aglutinar ocho y que estas fueran regulares y de calidad.

El cambio, que parece pequeño, es un reto considerable. Tanto que el inicio de 2021 no fue el mejor y, aún ganando, su mejor versión quedaba lejos. Le costaba mantener el nivel en partido, no alcanzaba la regularidad exigida y, lo que era más preocupante, no parecía disfrutar. La adaptación sería cuestión de tiempo pues, este, es el mejor juez imparcial, pero mucho tiene que ver su transformación física, táctica y estratégica.

Alejandra Salazar defiende en el fondo de pista durante la final de Reus.
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Alejandra Salazar defiende en el fondo de pista durante la final de Reus.WPT

Porque a medida que la temporada creció, Salazar también. Paso de sufrir, a lucir. De achicar, a elaborar. De sucumbir, a temporizar. Alejandra encontró una nueva forma de dominar el pádel donde no siempre se gana por knockout y sí por desgaste. Y, es otra.

Desde entonces, La Donna di la mazza -apodo puesto por el periodista Lalo Alzueta- vive su mejor momento deportivo. El inicio de temporada 2022 lo respalda. Suyo fue el pasado, suyo es el presente y, hasta que diga o le digan basta, también lo será el futuro. El proyecto con Triay lo tiene todo para dominar el pádel femenino durante algunas temporadas -ya llevan una-.

Y es que Alejandra lo ha conseguido todo en este deporte. Su deporte. También lo más difícil, trascender. Pase lo que pase. Gane o no más. Alejandra Salazar es un mito. Y, eso, tampoco se lo quita ya nadie.