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Cero Límites

¿Rusia? No, gracias

UTMB World Series confirma la suspensión inmediata de todos los atletas rusos y bielorrusos de sus eventos.

¿Rusia? No, gracias
Franck DUNOUAUUTMB

El mundo de la cultura, finanzas y deporte está aislando a Rusia. La penúltima ha sido la organización UTMB Group que organiza el prestigioso evento de trail running en la región de Montblanc, junto con otras muchas en el mundo.

Es una reacción mundial histórica sin precedentes. La FIFA y la UEFA han prohibido a las selecciones internacionales de Rusia participar en la repesca para el Mundial masculino y la Eurocopa femenina. La federación internacional de atletismo ha excluido a todos los atletas rusos y bielorrusos de sus próximas competiciones oficiales. La Unión Ciclista Internacional (UCI) se ha unido a este movimiento llegando a prohibir los patrocinadores rusos, La Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) y Comité Olímpico Internacional (COI) también han levantado barricadas alrededor la política liberticida rusa. Y cada día se suman más entidades como ha sido el caso de la UTMB Group.

Aunque el régimen ruso lleva décadas perpetrando acciones como la “penúltima” agresión e invasión de Ucrania, les ha tomado más de un siglo a los ciudadanos libres poner pie en pared y decir basta de una vez para siempre. Sí algo ha quedado claro con Putín, heredero de esa larga lista de sátrapas como Lenin, Stalin, Khrushchev o Brézhnev, es que no se puede negociar con un régimen forjado en el totalitarismo, cuyo respeto por el derecho internacional y los derechos humanos es inexistente. No se puede negociar con Rusia, hay que aislarla. Es una nación que sufre una enfermedad crónica, una élite oligárquica que es cualquier cosa menos democrática, honrada y respetuosa con los derechos, empezando por los del propio pueblo ruso, y no se puede esperar que cambien motu proprio.

Por supuesto, que la presión sobre el régimen ruso no debe limitarse al entorno deportivo, cultural o económico. Todo interés ruso debe ser socavado, durante el tiempo necesario, hasta que ese anacronismo que representa Putin caiga y el pueblo ruso pueda disfrutar de la democracia y la libertad por primera vez en su historia. La responsabilidad no debe caer únicamente en organizaciones deportivas y representantes políticos, los ciudadanos de a pie deben dar un paso adelante, y hacer lo que esté en su mano. Desde boicotear eventos deportivos con representación oficial rusa a negocios rusos. Si se puede evitar que un solo euro vaya a las arcas de los invasores, ya es una victoria.

Y esto no es solo una cuestión de solidaridad con Ucrania, sino de defensa de la dignidad y libertad mundial. Puede que el frente esté en Ucrania, pero recuerde que al gobierno ruso no le ha temblado la mano a la hora de amenazar, y con armas nucleares, a cualquier nación que se interponga en sus planes expansionistas aplastando cualquier principio de derecho internacional. Que se lo pregunten a suecos y finlandeses. Para el gobierno ruso el enemigo somos todos, es cualquier persona que quiera vivir en libertad.

Es evidente que los deportistas rusos son víctimas colaterales de este conflicto. El pueblo ruso se ha distinguido históricamente por ser un faro mundial en la ciencia, la investigación, la cultura y el deporte. Son una nación admirable, que en pleno siglo XXI deberían formar parte de la Unión Europea, liderando esta asociación de estados libres, y volcando todo su gran potencial en crear un futuro mejor para todos, en vez de constituir la principal amenaza para la paz en Europa. Pero sobre ellos pesa la principal responsabilidad de sostener un régimen intolerable. No son los únicos que van a sufrir las consecuencias de esta guerra, también lo somos el resto de ciudadanos, en está lucha todos vamos a pagar un precio en mayor o menor medida. No hay alternativa.

Yo seré el primero en escribir con entusiasmo las hazañas de los deportistas rusos en la UTMB, pero solo si en Rusia hay una democracia plena y real y su política exterior es de máximo respeto. Hasta entonces ¿Rusia? No, gracias.