La pandemia acelera el interés por las e-bikes en España
Según un estudio a nivel europeo realizado por Shimano, el 31% de los españoles se muestra más dispuesto a comprar una bici eléctrica que antes del Covid
A nadie se le escapa que la pandemia de Covid-19 ha cambiado muchísimos aspectos de nuestra vida. Algunos de ellos probablemente para siempre, o al menos por un largo período de tiempo. Pero, ¿también en lo referente al sector de la bicicleta?
Pues, como podéis imaginar, la respuesta es sí. En primer lugar, ya comentamos aquí mismo que lo que se esperaba que fuese un shock para los fabricantes con el parón casi global de la pandemia finalmente acabó siendo un aumento de ventas cuando se empezaron a relajar los confinamientos y medidas restrictivas. Además, una crecida realmente brusca.
Y ahora un informe realizado a escala europea por la conocida marca Shimano nos muestra otra tendencia que quizá venga para quedarse también con nosotros. Y es que, según el estudio, en torno al 27% de los europeos –el trabajo se ha desarrollado en 12 países, con una muestra total de casi 15.000 personas adultas- son muestra ahora más interés en comprarse una bici eléctrica que antes del estallido de la pandemia.
Estamos hablando de más de la cuarta parte de la población de Europa que, año y medio después, parece ver con mejores ojos la adquisicíon de una e-bike. En España, esa cifra está algo por encima de la media, con un 31%. Y ojo, que en la segmentación por grupos de edad, casi la mitad de los encuestados de entre 25 y 34 años afirma estar más interesado en la compra de estas bicis que antes de marzo del 2020. Incluso, el 26% de los encuestados asegura que tiene intención de visitar una tienda de bicicletas en el próximo año.
¿Y por qué? Bueno, hay muchas razones diferentes y cada uno tiene la suya. De hecho, hay un factor muy relacionado con la posesión o el interés en las bicis eléctricas que no es otro que la vida en ciudad. De ahí que el 30% de los encuestados en nuestro país digan que, de comprarse una, sería para moverse por la urbe, casi el doble que los que la quieren de montaña (17%).
De ahí se pueden desprender los principales motivos por los que la gente apuesta por este vehículo. Por verlo como la mejor alternativa a los medios de transporte a motor, en algunos casos. Otros, porque lo perciben como más eficiente en tiempo que el transporte público. Llama la atención que, entre el sector de edad más joven, el principal motivo es reducir la huella de carbono. Qué vamos a decir a estas alturas de la directa relación entre el uso de la bicicleta y sostenibilidad.
Seguridad y coste, piedras en el camino
Los principales hándicaps de la bicicleta eléctrica son dos; uno de ellos es casi intrínseco al uso de cualquier tipo de bici, especialmente en carretera. El otro es una ‘mochila’ con la que carga principalmente la bicicleta eléctrica.
Hablamos, en primer lugar, de la seguridad. La sensación de fragilidad de la bici en la carretera es notoria y conocida por todos, y con las e-bike no es una excepción. Los encuestados –y todo el colectivo ciclista en general- señalan la falta de infraestructuras que permitan un uso más seguro en las vías. Y por otro lado está el coste de estas máquinas, que el 59% de los cuestionados percibe como demasiado caras.
Será interesante ver la próxima tirada de este informe para ver si esta tendencia se consolida, pero todo apunta a que la pandemia ha acabado por acelerar la implantación de la e-bike en nuestra vida cotidiana. Principalmente en las grandes ciudades donde las horas punta son un cúmulo de atascos que quitan mucho tiempo a una población especialmente estresada. Estaremos atentos a la evolución, sobre todo en lo relacionado a la expansión de la bici eléctrica fuera de las grandes urbes.