Sin Cadena

"La vida es como montar en bici. Debes moverte para mantener el equilibrio” (Charles Schulz)

Autor: Víctor Martín Molina
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SIN CADENA

Cuidados básicos para mantener la bicicleta en buen estado

Llevar un buen mantenimiento de la cadena y los piñones, y vigilar que la humedad no haga estragos, mejorarán mucho la vida de nuestra máquina

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Cuidados básicos para mantener la bicicleta en buen estado
RFEC

Uno de los pocos asuntos que todavía no hemos tratado en este espacio es el relacionado con la mecánica en la bicicleta. Y realmente, estamos hablando de una parte importantísima. El mantenimiento de la bici es fundamental, primero, para que funcione correctamente. Y segundo, para que nos dure. Que al final un buen mantenimiento también se traduce en un ahorro económico.

Por tanto, vamos a ver muy rápido un par de cositas para recién iniciados que tienen poca idea de mecánica. Consejos de ‘andar por casa’, pero que en realidad se aplican menos de lo deseado y al final desembocan en un mal estado de la bici. Lo que aumenta el riesgo de problemas mecánicos y, por tanto, de llegar incluso a quedarnos tirados un día en la carretera.

Cadena, plato y piñones

La cadena es parte fundamental de la bici. Hay que tener en cuenta que en la carretera vamos expuestos a cualquier inclemencia meteorológica o elemento que haya en sobre el asfalto. Y si nosotros vamos, nuestra cadena también. Charcos, manchas de aceite, polvo con el viento e incluso partículas de arena en zonas de costa como la mía. Todo eso ensucia la cadena y aumenta la fricción con el resto de piezas.

Por tanto, el engrasado debe ser periódico. Hay quien lo hace todos los días… y no limpia la cadena antes de engrasarla. Y al final lo que está haciendo es aplicar una capa de aceite o cera sobre una cadena sucia. Es vital desengrasarla primero, sobre todo si sales en MTB, que estarás lidiando con la tierra y el polvo a diario. En realidad, no es necesario engrasar después de cada salida. Con unos 250 kilómetros o una vez en semana -si haces menos de esa distancia- es suficiente.

Otra cosa importante es que la cadena tiene una vida útil limitada. ¿Cuánto? Pues tampoco hay una regla fija. Hay quien dice que a partir de los 6.000 kilómetros es necesario quitarla sí o sí. Otros dicen que dura hasta los 10.000, y también hay quien dice que a partir de los 3.000 ya empieza a estirarse y puede afectar a los dientes de los piñones. En realidad, va a depender mucho del mantenimiento que le hagamos y la ‘tralla’ que le demos. Pero no, no se puede aguantar una cadena años y años, porque al final se estira, hace daño a los dientes de piñones y platos, luego se producen los famosos ‘saltos’ de cadena y, finalmente, ante un cambio brusco puede romperse. Y ahí la habremos liado. Para ayudarnos, podemos usar medidores de cadena que nos indican qué grado de estiramiento tiene y si éste ha llegado a su límite.

En cuanto a platos y piñones, lo principal que hay que vigilar es, primero, que tampoco se le peguen partículas de polvo o tierra, y que el uso de la cadena no lleve a que se les deformen los dientes. Volvemos a lo mismo: no se puede decir que haya que hacerlo cada X o Y kilómetros, sino ir viendo el desgaste que acumulan.

Normalmente, los piñones no tienen los dientes puntiagudos del todo, sino que acaban en una pequeña superficie aplanada. Si al ver los piñones -o el plato- nos damos cuenta de que ese final aplanado se va convirtiendo en puntiagudo -como si tuviese ‘mordiscos’- significa que el desgaste empieza a ser notorio. Eso hará que la cadena ‘salte’ una vez llegue a ese diente. Entonces será momento de cambiar también el cassette. A mí, en general, me suelen aguantar un par de años. Y como desde que nació Valeria no me he subido a la bici, seguro que este que tengo ahora me dura más.

La bici, mejor seca

A la hora de lavar la bici, muchas veces tendemos a hacer un secado muy superficial o, directamente, dejar que el aire ambiente haga su trabajo secando la máquina. Pero hay un montón de recovecos y pequeñas piezas que en muchos casos se nos quedan mojadas. Una vez probablemente no pase nada pero, si en cada lavado hacemos lo mismo, con el tiempo acabaremos oxidando muchas piezas y rodamientos de la bici.

Es de vital importancia secarla en condiciones, de manera que evitemos humedades. También es muy positivo guardarla en algún lugar a cubierto del sol y e condiciones secas. La humedad y nuestra bici, ya lo hemos visto, no se llevan nada bien. Por tanto, si nos ‘comemos’ un día de lluvia, secar el cuadro, los frenos, las manetas y las distintas piezas se hace condición irrenunciable.

Otro día hablaremos en este tema sobre los frenos, que también tienen lo suyo y son un elemento primordial, sobre todo teniendo en cuenta que circulamos en carretera abierta y con otros muchos vehículos -y más ahora en verano-. De momento, con estas pocas pautas sencillas podemos asegurar una vida bastante más saludable para tu bici.