Mentalidad Imparable

Claves para entrenar una mente ganadora.

Autor: Mónica Pascual
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Mónica Pascual

MENTALIDAD IMPARABLE

Las dos palabras que convirtieron a Rafa Nadal en vencedor del Conde de Godó

Ante un partido igualado hasta el extremo, ¿qué elemento decantó la balanza del lado del manacorí?

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Las dos palabras que convirtieron a Rafa Nadal en vencedor del Conde de Godó
JOSEP LAGO AFP

A veces se gana y otras se rubrica una victoria épica. La final del Conde de Godó celebrada en Barcelona es de las segundas. Cualquier deportista puede ganar alguna gran final en su vida, pero no todos pueden ganar como ayer ganó Rafa Nadal a uno de sus rivales más exigentes, Stefanos Tsitsipas. Lo hizo por un más que ajustado 6-4, 6-7, 7-5. Fueron necesarias 3 horas y 38 minutos para desequilibrar una balanza que en ningún momento quiso decantarse por ninguno de los dos contrincantes. Los dos hicieron méritos para que eso no ocurriera. Al contrario.

El partido de ayer, especialmente en el tercer set, fue agónico. Hacía tiempo que no sufríamos tanto en cada punto y, precisamente por eso, fue una de esas finales que se disfrutan y que resignifican la figura de Nadal por algo más que por técnica y táctica. Nadal sabía que se enfrentaba al vencedor de Montecarlo en estado de gracia. No fue un partido fácil para el manacorí. De hecho, no fue un torneo fácil.

Tras clasificarse y alcanzar la final que le enfrentaría al griego, Nadal ya avanzó la clave de su torneo en dos palabras: “mentalmente quise”. Sufrió. Rafa Nadal no se ha dado ningún paseo entre algodones. Con cada partido se creció en la adversidad, dando pasos pequeños que lo llevaron a una final que ya vislumbraba más que sufrida: “Necesito estar al 100% si quiero vencer a Tsitsipas”.

El de ayer fue un partido extenuante e igualado. Con permiso de aquel mítico anuncio de perfume para hombre (sí, sí, el de Brummel), acuño y reinterpreto libremente la frase que lo hizo famoso e imposible de olvidar: “en las distancias cortas es donde un hombre se la juega”. En este caso, un deportista. El de ayer fue eso, un partido de distancias cortas en el que la victoria no se medía en la tierra batida, sino en su cabeza. Los dos jugadores acertaban, los dos erraban. ¿Qué elemento decantaría la balanza hacia el lado del español? La mente.

La mentalidad, la predisposición, la actitud, el diálogo interno antes y durante un partido es lo que guía su camino hacia la victoria y el aprendizaje. Algunos deportistas juegan para ganar el partido, otros simplemente juegan para no cometer errores, y los hay incluso que juegan para no perder. Lo cierto es que nuestra mentalidad ante una situación de reto es lo que nos abrirá o cerrará cualquier posibilidad de ganar o, cuando llegue el momento, de remontar.

Nadal no es imbatible ni perfecto. Ayer erró unas cuantas veces, pero tuvo la mentalidad necesaria para reconducir y neutralizar cada error con más tino que su rival. Erró, más de lo habitual, pero supo solventarlo haciendo gala de concentración, determinación y confianza que lograría marcar la diferencia y lo convertiría en campeón. Nadal juega para ganar, más en un torneo que ha conquistado en 12 ocasiones, que para él es especial y que le acerca un puesto más (ya está en el 2) al número 1 de a ATP (que ocupa Novak Djokovic).

Y es que cuando mentalmente nos predisponemos para jugar y no perder en realidad lo que estamos haciendo es cuestionar nuestra confianza colocándonos así ante una posición de lucha y sufrimiento para no perder. Cuando juegas para no perder, te estas colocando mentalmente ante esta oportunidad desde la derrota. Nadal erró, sufrió, pero resolvió y determinó con más decisión sus aspiraciones hacia la victoria. Fue un espectáculo bello, elegante, humilde pero gigante. Y Tsitsipas un digno rival.

Ante un partido igualado física y tácticamente hasta el extremo, ¿qué podemos hacer para ser mentalmente más fuertes y culminantes?

Para colocarse en una mentalidad ganadora, el deportista debe abrazar sus miedos: los de ganar y también los de perder. Algunos deportistas sienten miedo ante el hecho de poder ganar a un gran oponente o una gran competición. Como deportista es importante desarrollar el sentimiento de merecer. Sentirse orgulloso del camino y de lograrlo.

Pero también es necesario ‘permitirse perder’ o caer en grandes competiciones o desafíos. Solo así, podremos aprender de la derrota (y no temerla) y enfocarnos como deportistas en hacer grandes entrenamientos y sacar nuestra mejor versión en cada competición. Se trata de superarse y eso es algo que solo se construye desde el aprendizaje y no desde el miedo. Es necesario aprender a centrarse en sí mismo y nuestros objetivos y no en lo que otros piensan o dicen. La trayectoria de Nadal lo prueba.

Competir no es fácil, por eso es necesario desarrollar una confianza de acero para que nuestra mentalidad esté a la altura de las grandes ocasiones y en este link te explico cómo. El nivel de autoconfianza en competición inclina, como lo hizo ayer en Barcelona, el marcador hacia un buen o un mal resultado y es uno de los factores más determinantes en el buen rendimiento deportivo.

Si algo nos enseñó Nadal ayer, con sus 34 años y una trayectoria intachable pero no exenta de obstáculos y reveses, es que, como dijo Confucio: «Nuestra gloria más grande no consiste en no haber caído nunca, sino en habernos levantado después de cada caída».