El BarçaGate, visión desde la trinchera. Més que un escándalo.
Más allá del nefasto año del F.C.Barcelona vinculado al BarçaGate, es hora de mirar al futuro y ver si Laporta reconduce la situación, por el bien de la justicia y del club.
No es la primera vez que centramos la mirada en el F.C. Barcelona, pero es que no podemos dejar pasar que en los últimos tiempos ha estado en el ojo del huracán por derecho propio. A finales de 2009 tras la victoria del Barça sobre el Madrid, se hizo completamente viral la fotografía del presidente Laporta en la discoteca Luz de Gas y muchos hablaron del daño que esta imagen hacía a la imagen y reputación del Club. No deja de ser irónico, que en 2021 sea Laporta quien deba devolver la buena imagen al club tras unos años convulsos en la directiva y con acciones significativamente más graves que una botella de champán derramada.
En estos años, el club ha sufrido algunos escándalos importantes como la detención y paso por la cárcel del expresidente Rosell, la condena al F.C Barcelona como persona jurídica por fraude fiscal en el caso Neymar o la reciente detención del ya expresidente Bartomeu entre otros. En esta ocasión, nos detendremos en este último caso cuyas implicaciones alcanzaron el plano deportivo, al desvelarse que desde la directiva se habían contratado los servicios de I3 Ventures para el desarrollo de una campaña difamatoria contra los críticos a la figura de Bartomeu, incluyendo desde algunos opositores como Victor Font y el propio Joan Laporta, hasta algunos pesos pesados del vestuario como Lionel Messi o Gerard Pique dando origen a lo que se conocería como el BarçaGate.
Hace algunos meses ya hablábamos de la figura del Compliance Officer como Sheriff o "cabeza de turco" y la dificultad de este trabajo cuyo principal objetivo es hacer prevalecer el Cumplimiento y la Buena Gobernanza de las instituciones. Las detenciones a principio de mes de Bartomeu, junto a los ejecutivos Óscar Grau, Gómez Ponti y Jaume Masferrer nos hacen tomar perspectiva y comprobar que las conclusiones a las que dirigía su informe la entonces Compliance Officer del Barça, Noelia Romero, no podían ser más certeras y que su suspensión y posterior despido nos permiten afirmar que fue una víctima colateral o "cabeza de turco" de manual.
El 9 de marzo de 2020 y tras haber saltado todas las alarmas un mes antes con la información expuesta por la Cadena Ser en la que se hacia referencia a la contratación irregular de I3 Ventures, la Comisión de Control y Transparencia, presidida por Maria Teixidor inicia la investigación. Dicha investigación es coordinada por Noelia Romero como nexo entre el club y la citada comisión independiente y apunta en sus conclusiones directamente a la cúspide del club, señalando a Bartomeu, Grau, Masferrer y Gomez Ponti, como los principales responsables de las irregularidades detectadas.
La respuesta posterior del Club catalán es posiblemente lo más alarmante, ya que lejos de buscar depurar responsabilidades, se centra en poner en duda el trabajo de Romero encargando una auditoría de su departamento a KMPG, (auditoría que se termina realizando con la propia Romero suspendida de empleo y sueldo). Atendiendo a la cronología de los hechos podemos intuir que esta auditoría no es sino una acción dirigida a minar la credibilidad del departamento del Compliance y un paso más para evitar la difusión de las conclusiones internas sobre el BarçaGate.
El 8 de abril presentan la dimisión cuatro directivos que habían sido críticos con él durante las semanas anteriores para un día después sumarse Maria Teixidor, y Jordi Calsamiglia, responsable del área disciplinaria e integrante del Comité de Compliance. Es en este momento cuando Marta Plana y David Bellver ocupan las vacantes del Comité de Compliance ofreciendo una actitud notablemente menos beligerante contra la entonces presidencia, a pesar de haber sido informados de las presuntas irregularidades detectadas.
Sin duda el F.C. Barcelona y sus principales dirigentes han buscado encontrar protección bajo informes de algunas de las consultoras Big 4, y como piedra angular de esta defensa, se encuentra el ya famoso informe "forensic" de PWC en el que según anunciaban Josep Vives y Gómez Ponti el 6 de julio, se concluía que no había irregularidades y se cerraba la investigación interna, no sin antes acusar a Noelia Romero de elaborar un informe con "falsedades"; "Ella no tuvo acceso ni al 5% de la información" declaraban. La desfachatez llego a tal punto en esta declaración, que se llego a reclamar a I3 Ventures, con la que se había roto en febrero, que completase los trabajos encargados y que no se realizaron.
Lo que verdaderamente hizo el club y este comunicado fue una interpretación de mala fe, en la que se evitó dar transparencia al informe elaborado por PWC de varios cientos de páginas y únicamente dar publicidad a algunas conclusiones (aún colgadas en la web del club) del mismo.
El 9 de julio Bartomeu despedía a la Compliance Officer del club amparándose en dichas "contradicciones" entre informes, pero ocultando lo que meses después conoceríamos a través del informe de los Mossos d'Esquadra (páginas 176 y 177 del tomo 2) y sería un nuevo paso en la "Intención manifiesta de evitar finalizar los trabajos de investigación que estaba realizando Noelia Romero".
Joan Laporta regresa triunfador a la que fuera su casa entre 2003 y 2010, alejado de fantasmas del pasado (incluso abrió el famoso local Luz de Gas para la recogida de firmas de aval en su campaña), y confiamos en que con la vocación de restaurar la reputación gravemente dañada del club. Lo cierto es que probablemente las miradas se centren en Depay, Wijnaldum o rumores sobre Haaland, pero no debemos olvidar cuestiones menos mediáticas como la transparencia y buena gobernanza interna del club. El Compliance de un club no será quien marque el gol decisivo en una eliminatoria o levante una copa, pero es sin duda una pieza angular en la protección de la entidad, que redunda de forma directa en su imagen, patrocinios e incluso en retener al mejor jugador de la historia.