La DGT se pone dura
Los cambios que se aplicarán en el Reglamento General de Circulación complican las cosas a los infractores.
La movilidad se mantiene limitada por las restricciones a causa de la pandemia de la COVID-19, pero siguen siendo millones los automovilistas que se desplazan por motivos profesionales, de primera necesidad e incluso en algunos casos personales dentro de las restricciones geográficas aplicadas en cada territorio.
Los accidentes de circulación se mantienen como un desafío para la sociedad española, como demuestra que el año pasado, incluso con un largo confinamiento, perdieran la vida en las carreteras españolas 870 personas (balance provisional a falta de la consolidación de los datos). La cifra anual más baja desde que existen registros y un 21% inferior a la del ejercicio anterior, lo que no supone que cada muerte resulte un drama.
Es por ello que la Dirección General de Tráfico (DGT) no ceja en su empeño por reducir este número trabajando en nuevas medidas, muchas de ellas controvertidas pese a lo que se irán poniendo en marcha de forma progresiva. Ya con el arranque de 2021 entraron en vigor algunas de corte más administrativo (cualificación y permisos para el transporte de mercancías y personas, equipos de protección para exámenes de motoristas, normativa para vehículos de movilidad personal), pero la gran revolución está por llegar. Y es que la DGT ha decidido ponerse dura con los infractores.
Velocidad en la ciudad
La primera gran novedad para la mayoría de los usuarios se materializará el próximo 11 de mayo, cuando entrará en vigor la modificación en el Reglamento General de Circulación que se refiere a la velocidad máxima en las ciudades. Los ayuntamientos trabajan ya en adaptar la señalización a unos límites mucho más restrictivos: 20 km/h en las zonas con calzada y acera al mismo nivel (plataformas únicas compartidas), 30 km/h en vías de un único carril por sentido de circulación (la mayoría en el entorno urbano) y 50 km/h en vías de dos o más carriles por sentido (las grandes avenidas).
El objetivo de esta norma es facilitar la convivencia entre los diferentes usuarios de la vía y, sobre todo, proteger a los más vulnerable. Los peatones, ciclistas y motoristas representan en torno al 85% de víctimas mortales en ciudad, considerando los expertos que con esta reducción el riesgo se reducirá más de un 50%. Así que mucha atención a partir de ahora con la velocidad en las calles de la ciudad, porque los excesos pueden pagarse muy caros, tanto en lo económico como en la retracción de puntos.
Mayor severidad
El anteproyecto para modificar la Ley de Tráfico ya fue aprobado por el Gobierno el pasado noviembre y cuando se produzca su aprobación por el Congreso se pondrán en marcha otra serie de novedades que apuntan, en general, a una mayor severidad con los infractores. Se pretende así que las actitudes consideradas de mayor riesgo para la seguridad vial sean castigadas en consecuencia: para unos con afán recaudatorio, para la DGT como argumento disuasorio y ejemplarizante.
La cruzada de la DGT contra las distracciones se concreta en mayor dureza con aquellos que manipulen el teléfono móvil durante la conducción. A partir de la aprobación de la nueva ley, simplemente llevar uno de estos dispositivos en la mano, incluso aunque no se esté usando para hablar o teclear, supondrá la pérdida de seis puntos del carnet. Es decir, el doble que en la actualidad, en un mensaje claro hacia todos aquellos que ponen el riesgo la vida de los demás y la suya propia con este hábito letal.
También se incrementa hasta cuatro (ahora tres) los puntos retirados a quienes no utilicen, o lo han incorrectamente, el cinturón de seguridad, los sistemas de retención infantil o el casco en los motoristas. Además, montar un detector de radares de velocidad acarreará la pérdida de tres puntos y 200 euros de multa, independientemente de que se encuentre operativo o no en el momento de su detección (incluso con el vehículo parado, por tanto).
Otra modificación a tener muy en cuenta en su momento será la eliminación del margen de 20 km/h sobre el límite de las carreteras convencionales para adelantar a otro vehículo. Es una norma muy extendida en otros países pero que despierta muchas dudas entre algunos expertos: cuanto más lenta sea la velocidad del adelantamiento, más tiempo requerirá circular por el carril contrario. Pero al margen de este debate, lo importante es hacer ese calculo a la hora de sobrepasar a otro vehículo, considerando la velocidad que se alcanzará para hacerlo y que no supere la máxima de la vía.
Por último, también como novedad de cierto calado, se encuentra pendiente de su aprobación definitiva la obligatoriedad del uso de guantes (y sobre el papel, homologados) para todos los usuarios de motocicletas.