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EL RETROVISOR

El coche eléctrico que muestra a otros el camino a seguir

Mini ha logrado conservar toda la esencia del popular modelo en su primera versión 100% libre de emisiones.

Actualizado a
El coche eléctrico que muestra a otros el camino a seguir

Hubo un tiempo, y no tan lejano, en el que los coches eléctricos eran aburridos e insulsos. Una especie de electrodomésticos sobre ruedas que, sí, prometían una movilidad sin emisiones pero también carente de sensaciones, pasión o emoción. Por fortuna, las cosas están cambiando a buen ritmo y cada vez resulta más sencillo encontrar modelos dotados de estas motorizaciones comparables a otros icónicos de la industria.

Un buen ejemplo de la tendencia se materializa en el Mini Cooper SE, el primer eléctrico de la marca del Grupo BMW que conserva la mayor parte del carácter que, desde hace décadas, lo convierte en un utilitario tan especial. 

Su vocación, para empezar, es eminentemente urbana y ello le facilita abstraerse de la batalla de la autonomía, que tantos quebraderos de cabeza produce a los fabricantes. Con el Mini eléctrico se pueden completar sin problemas unos 200 kilómetros en ciudad y sus alrededores, una distancia más que válida para el usuario medio de este tipo de automóviles.

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Baterías ajustadas

Sus baterías son de capacidad baja (33 kWh) para lo que se suele llevar ahora, pero es que la propuesta de Mini no exige más y, en contrapartida, esta característica se traduce en ventajas tan valiosas como el ahorro de espacio y peso. Son dos factores esenciales, ya que el Cooper SE mantiene la habitabilidad y maletero de cualquier otra versión, además del comportamiento dinámico propio de la marca, que tanto se compara con el de un kart.

Cierto que pesa más que sus hermanos y esos kilos afectan a la agilidad en carreteras muy reviradas. Sin embargo, por lo demás se trata de un coche divertidísimo de conducir, con una dirección muy directa y precisa, suspensiones de tarado firme y prestaciones sobradas para que los aficionados a pisar el acelerador disfruten de lo lindo. Su potencia de 184 CV regala unas aceleraciones fulgurantes (algo común en los eléctricos puros), aunque la velocidad máxima se encuentra limitada de forma electrónica a los 150 km/h, tampoco hace falta más en ningún caso y menos incluso en un urbanita como el Mini.

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La combinación de lo mejor de dos mundos es la principal cualidad del Mini Cooper SE, sobre todo porque demuestra que es factible respetar el factor emocional de la conducción apostando por mecánicas sin emisiones. Un coche de diseño atractivo (apenas unos pocos detalles lo diferencia de un Mini convencional), con cierto toque de exclusividad, muy práctico en ciudad y con el disfrute garantizado a su volante. Todo ello se combina con la finura de los propulsores eléctricos, la ausencia de ruido y vibraciones, la suavidad general en la conducción y, ante todo, el compromiso con el medio ambiente que buscan quienes se decantan por mecánicas de este estilo.

La perfección no existe

En la cruz de la moneda del Mini Cooper SE figuran los inconvenientes habituales de los eléctricos… pero no más. Para empezar que su precio es elevado (arranca en 34.000 euros) en relación a otras opciones similares con motor de combustión y el usuario deberá disponer de una toma de corriente, privada o pública, para realizar las recargas correspondientes.

Sin embargo, otro punto favorable de la batería de capacidad baja es que se carga más rápidamente, incluso por completo dejando el coche conectado a una toma doméstica durante la noche (lo que exige tener un garaje con enchufe, claro está).

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Bernhard Filser

Como la gran mayoría de los coches sin emisiones, y más por su planteamiento, hablamos de un segundo vehículo familiar o destinado a quien se desplace exclusivamente por la ciudad o sus cercanías. No se deberían plantear viajes más ambiciosos con la ansiedad de una autonomía tan limitada, ni tampoco dedicarle horas a la recarga en plena ruta. Y es que el Mini Cooper SE no ha nacido para eso, su pretensión es satisfacer a clientes con las ideas muy claras que valoran tanto sus cualidades evidentes como para obviar los mencionados inconvenientes.

El Grupo BMW ofrecerá en su catálogo en los próximos años multitud de propuestas electrificadas diferentes y la del Mini es solo una de ellas, con la ventaja de estar ya en los concesionarios y con una honestidad en su planteamiento que evita falsas expectativas. Tiene un perfil de usuario claramente definido y a ellos se dirige, en una muestra más de que la industria del automóvil goza de la capacidad de satisfacer necesidades de lo más variadas. Y eso siempre es una buena noticia para los compradores…