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EL RETROVISOR

Si buscas nuevo coche, apunta estas siglas para acertar: PHEV

Los híbridos enchufables se revelan como una solución equilibrada para muchos conductores.

Si buscas nuevo coche, apunta estas siglas para acertar: PHEV

La electrificación de la automoción genera confusiones e incertidumbre entre muchos usuarios. Es normal. En muy poco tiempo hemos pasado de las clásicas opciones de gasolina o diésel a contar con diferentes niveles de ayudas eléctricas e incluso soluciones con gas (natural comprimido o licuado del petróleo). Elegir y acertar no es fácil, la decisión de compra dependerá de numerosos factores y conviene tener claras las exigencias y necesidades para evitar dar pasos en falso.

Dentro de este amplio abanico de posibilidades, existe una que se revela como las más equilibrada e incluso aconsejable para la mayoría de los conductores, entendiendo como tales aquéllos que tan solo disponen de un automóvil de uso individual o en el núcleo familiar. Se trata de los híbridos enchufables, conocidos de forma general como PHEV por su acrónimo en inglés (Plug-in Hybrid Electric Vehicle), aunque muchas marcas optan por otras denominaciones para identificar esta tecnología que pretende aunar lo mejor de dos mundos.

En efecto, los PHEV combinan un clásico motor de combustión (generalmente de gasolina, pero también diésel) con otro eléctrico alimentado por una batería de capacidad media. Precisamente este último es el detalle diferenciador respecto a los híbridos convencionales, llamados también autorrecargables: las baterías son mayores y, aunque también se recargan con la energía cinética del vehículo, precisan de su conexión a la red eléctrica para poder aprovechar todas sus ventajas.

Sin profundizar en complicaciones técnicas, lo importante que se debe saber de los híbridos enchufables es que funcionan de forma indistinta y en base a las circunstancias con el propulsor térmico o con el eléctrico. Las baterías medias suelen oscilar entre los 10 y 15 kWh, buscando siempre superar una autonomía sin emisiones de al menos 40 kilómetros, que de este modo les concede el etiquetado 0 de la Dirección General de Tráfico y todos sus beneficios asociados.

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Ventajas muy importantes

Así, los conductores concienciados con el medio ambiente, que vivan en grandes ciudades con restricciones al tráfico presentes o futuras y que quieran disfrutar de ventajas como el uso de carriles de alta ocupación, ciertos peajes gratis, menor fiscalidad o aparcamiento gratuito y sin límite de tiempo en zonas de estacionamiento regulado de muchas poblaciones encontrarán en los PHEV una solución muy próxima a lo ideal.

En el uso urbano cotidiano, la batería que alimenta al motor eléctrico puede ser suficiente para satisfacer las necesidades de desplazamiento de un gran número de automovilistas. Será necesario, eso sí, disponer de un punto de recarga público o privado para obtener estos alcances sin emisiones, ya que con el propio movimiento del vehículo resulta complicado alcanzar niveles óptimos en estos almacenadores energéticos de capacidad ya considerable.

Por otro lado, cuando se haga necesario salir a la carretera, emprender un largo viaje o simplemente la batería se agote estará disponible el motor tradicional para garantizar la movilidad, sin las limitaciones e incluso la angustia que todavía siguen generando los eléctricos puros. Es decir, circular en modo eléctrico como mínimo esos 40 kilómetros homologados (aunque todo dependerá, por supuesto, del tipo de conducción) es posible, pero nunca nos quedaremos tirados mientras en el depósito quede combustible.

Una amplísima oferta

Mitsubishi es una de las marcas que con mayor firmeza apostó por esta tecnología con el lanzamiento de su Outlander PHEV, un SUV familiar que se convirtió en todo un éxito de ventas en determinadas ciudades por las evidentes ventajas antes señaladas.

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En estos momentos, y dentro del inevitable proceso de electrificación de sus gamas con el que las marcas aspiran a evitar sanciones por superar el límite de emisiones impuesto por la Unión Europea, la oferta de modelos PHEV se ha multiplicado de forma exponencial. Prácticamente todos los fabricantes apuestan por variantes con esta tecnología y en casi todas las configuraciones imaginables.

Desde todocaminos compactos, como el Renault Captur, a grandes berlinas de lujo, como el Audi A8, pasando por SUV familiar del estilo del Peugeot 3008 o compactos tan populares como el Seat León, el catálogo actual de híbridos enchufables permite encontrar una alternativa válida para cada gusto o preferencia. Su inconveniente principal es que el precio resulta todavía significativamente más elevado que el correspondiente a una variante similar de combustión simple, aunque esta brecha se está reduciendo y lo seguirá haciendo poco a poco.

Por lo demás, la utilización de uno de estos PHEV no difiere en lo esencial de la de otro automóvil convencional. La gestión electrónica se encarga de que su funcionamiento sea el adecuado en todo momento, alternando entre el motor de combustión y el eléctrico sin necesidad de intervención del conductor (que si lo desea puede elegir uno u otro modo en determinadas circunstancias).

En funcionamiento sin emisiones se tienen las mismas sensaciones que con un coche que sea eléctrico por completo (suavidad, ausencia de ruido y vibraciones, brillantes aceleraciones), mientras que el único condicionante de estas variantes radica en que su mayor peso, inevitable por su mayor complejidad mecánica incluyendo la batería, penaliza en algunos momentos el dinamismo del conjunto. Una concesión perfectamente asumible por la inmensa mayoría de los conductores como contrapartida a disfrutar del sinfín de ventajas de estos equilibrados e inteligentes vehículos PHEV.