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SIN CADENA

Tres meses para unas ruedas: la Covid frena la industria ciclista

Los retrasos generados durante el confinamiento y el aumento de demanda están lastrando a un sector que no logra ponerse al día pese a la carga de trabajo

Tres meses para unas ruedas: la Covid frena la industria ciclista

Vaya por delante que esto que estoy escribiendo no es más que una anécdota que, como es directa, la cuento aquí porque creo que da un poco de visión de contexto de cómo todo esto que estamos viviendo ha afectado también al sector de la bicicleta. Quede claro de antemano, también, que soy consciente de que el tema del que se habla en este blog ni siquiera es importante en comparación con las cosas realmente serias que están pasando en nuestro país y que nos han llevado a donde estamos ahora. Que es muy cerca –cada vez más- de estar como estuvimos en marzo. Vamos: que no voy a hacer un drama de esto que os traigo.

El caso es que mi pobre Giant TCR tiene las ruedas ya para el desguace. Sobre todo la delantera, que ya se le han partido varios radios y la tengo que parece una feria. De hecho, me ha ocurrido ya tres veces que se me partía uno, la llevaba a arreglar, me traía la rueda y a la primera salida se me rompía otro. Ya el último día, el señor del taller fue muy claro: “Compañero, la rueda ha llegado ya al final de su vida útil. No da más de sí. Lo suyo es que vayas mirando unas”.

Por lealtad al mecánico del barrio de toda la vida le dije que bueno, qué le vamos a hacer, y que adelante con ello. Además ya no me notaba cómodo ni seguro últimamente, la verdad. El caso es que el buen hombre me dice que me acerque a la semana siguiente. Estamos hablando de finales de julio. Cuando voy a la semana siguiente me vuelve a decir que un par de semanas más, porque estamos ya en agosto y muchas fábricas siguen en ERTE y trabajando a medio gas. Siendo una tienda pequeña de un pueblo de provincia, le están tardando en entrar los materiales.

Cuando vuelvo, dejado el plazo pactado y con otro radio roto que directamente he podido sacar de la rueda, me dice directamente que lo mejor es que vaya a otro sitio más grande. Que está teniendo verdaderos problemas para que le lleguen cosas y no me asegura que le entre un juego de ruedas nuevo.

Así que, siguiendo su indicación, me voy a la tienda más grande de mi zona. Me preguntan lo que tengo, lo que busco –más o menos- y llegamos a la conclusión: Campagnolo Zonda. Precio asequible para una gama media que, lo más importante para mí, está respondiendo bastante bien en lo que a seguridad se refiere. Y luego no tiene malas prestaciones, por lo que para un tuercepedales como yo es más que suficiente. Aquello fue el 14 de septiembre. Miramos otros modelos pero no daban disponibilidad hasta finales de noviembre o incluso primeros de diciembre. Más de dos meses para unas ruedas.

En principio, las Zonda las íbamos a tener en una semana. Hace 15 días, o sea, un mes después de pedirlas, volví a la tienda a preguntar y aún no estaban. Me dijeron que les quedaba una semana más, que cada vez que consultan los pedidos les van retrasando las fechas de entrega. Todavía no han llegado las ruedas, así que seguimos a la espera. Y con esta anécdota que, como digo, no es en absoluto importante ni pretendo hacer un drama de ella, creo que nos podemos hacer una idea de cómo trata de mantener su ‘normalidad’ el sector de la bici.

Un sector cuyo mercado creció mucho en los meses posteriores al confinamiento duro y donde muchas fábricas –Portugal se ha convertido en un país clave en la fabricación de bicicletas- ya están a pleno rendimiento desde hace tiempo, pero la demanda agregada, las restricciones y el atraso acumulado de los días de confinamiento hacen que estén trabajando a destajo para tratar de poner al día la situación, cosa que todavía no han conseguido. Veremos cómo evoluciona el asunto, pero creo que está bien hacerse un pequeño contexto de cómo ha afectado el Covid también a este trocito del mundo. Como a casi todos.