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El valor del deporte

Una evolución imparable: Como el mundo virtual cada vez afecta más la realidad del deporte.

Los deportistas, equipos y marcas deben cuidar sus acciones en el ámbito virtual para evitar graves consecuencias en el mundo real.

Una evolución imparable: Como el mundo virtual cada vez afecta más la realidad del deporte.

En 1982 llego a los cines la película de ciencia ficción TRON, no tuvo un gran éxito pero con el paso de los años acabo convirtiéndose en una película de culto. En dicho film, el protagonista se veía transportado involuntariamente al interior de un ordenador, donde en un entorno digital tiene que competir por su vida frente a otros avatares creados por el ordenador.

En 2020 y en plena pandemia podríamos empezar a pensar que este entorno (si bien no de una manera tan dramática) comienza a no ser tan de ciencia ficción y el deporte esta siendo la punta de lanza en este salto de lo real a lo virtual. No estamos hablando de eSports en sí, sino como cada vez más eventos están viéndose obligados a trasladar su desarrollo de un plano físico a uno virtual y generar con ello otro tipo de experiencias en el aficionado.

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El último de estos casos ha sido la Laver Cup, el torneo impulsado por Roger Federer desde 2017 y que este año tenia casi imposible su desarrollo tras el cambio de fechas de Roland Garros. Hace una semana me entere que los responsables del torneo habían decidido crear una competición entre el 24 y el 27 de este mes, en el conocido juego Tennis Clash (al que reconozco dedico más tiempo del debido) y decidí involucrarme en esta experiencia cuyo premio eran unas entradas para la edición de 2021. Avanzo que no fui el ganador, pero fue más que entretenido.

Esto me hizo echar la vista atrás y ver como este año este salto del deporte al mundo virtual había sido realmente exponencial y valorar sus efectos más notables. Como desde el inicio de esta atípica situación, esta vinculación entre deportistas de alto nivel y los videojuegos se hacía cada vez más real.

En marzo y abril de este año, jugadores de grandes ligas como la NBA o la primera división de La Liga en representación de sus equipos, participaron en torneos benéficos en NBA 2K y FIFA 20 respectivamente, captando la atención de miles de seguidores que añoraban el deporte durante las semanas de confinamiento. Tras tener que cancelar la edición del Mutua Madrid Open, la organización decidió crear un evento virtual en el que jugadores con Grand Slams o Medallas olímpicas a sus espaldas cambiarían la raqueta por el mando por una vez y a través del videojuego Tennis World Tour se enfrentarían entre sí y serían vistos por más de 15 millones de espectadores, unas cifras de record.

Muchos pensaran que esto simplemente es un juego, pero si nos detenemos y observamos con más atención, comprobamos como claramente los equipos y patrocinadores le dan la atención que precisan a estos eventos y no lo entienden como un simple juego. El piloto de Formula E, Daniel Abt, lo pudo comprobar de primera mano tras hacer trampas en una carrera de Simracing (carreras de simulación) al utilizar a un jugador de videojuegos profesional para que ocupara su lugar en un campeonato. La respuesta de Audi no se hizo esperar y fue fulminantemente multado y despedido.

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La Formula 1 durante estos meses ha tenido dos líneas de actuación para tratar de paliar los efectos de la crisis, la emisión de carreras históricas con unas audiencias que no superaban los 50.000 espectadores de media y las carreras de Simracing que superan fácilmente los 150.000, y eso nos da un mapa claro de hacia donde nos dirigimos.

Polémica similar ocurrió con el piloto de Nascar Bubba Wallace antes de erigirse en uno de los símbolos del movimiento Black Lives Matter, cuando decidió abandonar en mitad de una carrera virtual y uno de sus patrocinadores decidió no esperar y comunicar en una contestación a un tweet del piloto, que rescindía su relación de patrocinio en consecuencia.

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Los deportistas no solo "trabajan" en el campo de juego o en la pista, aunque en muchos casos no sean conscientes o expresen sus quejas al respecto, trabajan también cuando atienden a los medios en las ruedas de prensa, cuando acuden a eventos organizados por sus patrocinadores incluso cuando publican en redes sociales y para conservar su status deben actuar como verdaderos embajadores de sus equipos y marcas que los apoyan. Pensar que las acciones que realizamos en el mundo virtual están desligadas del mundo real y carentes de consecuencias es algo que ninguno nos podemos permitir, pero mucho menos, un deportista, un equipo o una marca.