De ruta en bici por Cantabria: Besaya, Saja y Alto Campoó
Un recorrido de montaña, sin grandes pendientes y con maravillosos paisajes donde, eso sí, la meteorología puede jugar malas pasadas si no estamos preparados
No sé si os he llegado a contar aquí que durante tres años estuve viviendo en Cantabria. Una región pequeña a la par que infinita y que ostenta el título, según donde mires, de ser la provincia más montañosa de toda España. Un ranking en el que, por cierto, Málaga aparece en el Top3 casi siempre. Bueno, que nos liamos y ya tenéis que estar hartos de las bondades de mi tierra. Os voy a proponer una ruta por dominios cántabros que espero os guste.
Vamos a recorrer parte de los valles –porque en Cantabria si algo hay son valles- del Besaya, Saja y hasta vamos a ver el nacimiento del río más caudaloso de España: el Ebro. Todo esto con una ruta de cierta exigencia, pero en ningún caso extrema, y en la que partiremos casi a nivel del mar para subir hasta los 2.000 metros de altura. ¡Vamos allá!
Para no empezar en lugares así recónditos o poco conocidos para los foráneos, vamos a iniciar la ruta en Torrelavega. Segunda ciudad de la región sólo por detrás de Santander, con una relación fluida y amistosa entre ambas. Esta última frase no me la creo ni yo. El caso es que empezamos allí y tomamos la carretera que nos llevaría a los Corrales de Buelna y discurre junto al río Besaya. Hacemos unos primeros kilómetros planos y urbanos por el barrio de Campuzano y luego llegamos a Cartes a través de Santiago. De ahí, tras pasar bajo el puente de la autovía, torcemos a la derecha hacia Riocorvo y ya vamos a por el primer puerto del día.
Se llama Alto de San Cipriano y tiene cinco kilómetros justos. El primero es entero en torno al 6%, luego nos pegamos un kilómetro más de suave descenso antes de empezar otra vez a subir otros tres mil metros donde cada rampa va a ser –sin burradas- un poquito más dura que la anterior para acabar con 500 metros finales al 9% que parece que no, pero se agarran. Coronada la cima a algo más de 200 metros sobre el nivel del mar nos dirigimos hacia Sierra de Ibio y el Santuario de la Virgen de la Peña. Se nos acabará la carretera y torcemos a la izquierda para pasar, por Cos y Mazcuerras, a la salida norte de Cabezón de la Sal, sin llegar a entrar al pueblo.
Nos estamos metiendo ahora en otro valle, el del río Saja, y entramos en una carretera –la CA-180- que ya no vamos a abandonar. Pasamos Ruente y vamos subiendo, siempre en falso llano picando hacia arriba, firme muy bueno y paso todavía ancho, donde poner un ritmo y mantenerlo durante bastantes kilómetros. En un momento dado, la carretera pasa a llamarse CA-280 y yo todavía no comprendo muy bien por qué, pero bueno. Seguimos por ella hasta Fresneda… y estamos empezando el segundo puerto del día, primero de gran entidad. Pasado este pequeño pueblo, la pendiente dejará de ser un falso llano para empezar a convertirse en subida suave, creciendo hasta el 6% durante tres kilómetros antes de iniciar un leve descenso.
Llegamos al poblado de Saja y tenemos por delante, ahora sí, casi 16 kilómetros de subida. Tendida, sin locuras, muy constante entre el 5-6% -el kilómetro más duro tiene un 6,2% de media- pero que como te lo tomes demasiado en serio se puede hacer eterna. El puerto, eso sí, ofrece una vista maravillosa ganando altura sobre los valles. Sobre todo cuando no baja la niebla, porque os aseguro que ahí he pasado el peor día de mi vida dentro de un coche. En primera, a 15 por hora, con una niebla que casi se podía masticar y sin saber si, tras la curva en la que no veía nada, me iba a estampar contra una vaca.
Porque sí, amigos, en la carretera hay vacas. Y caballos que, acostumbrado a lo que se ve en Andalucía, son bastante pequeñitos y con el pelo muy grueso. El Puerto de Palombera –por cierto, volvemos atrás para decir que, antes de llegar a Ruente, un cartel nos indicará si el puerto está abierto, restringido con cadenas o cerrado, ya que en invierno se nieva frecuentemente- se corona a 1.260 metros. Y conforme crucemos la cima habremos entrado en Campoó. Bajamos –cuidado con tumbarnos a lo Nibali, que de verdad que las vacas nos pueden dar un susto tras una curva- por Argüeso de camino al cruce con la CA-183. A la derecha nos vamos a dejar el castillo, donde además hay todo un museo del trabajo de la madera.
Entramos a esta carretera a la altura de Soto y nos vamos hacia Espinilla, donde comienza el tercer y último puerto de la jornada. Realmente, el puerto empieza en La Lomba, donde se dan las primeras rampas ya de entidad. Hay varios kilómetros por encima del 6% de media, alguno cercano incluso al 7% y con rampas ligeramentes superiores al 10% hasta llegar a Brañavieja, en la estación de esquí de Alto Campoó. A libertad del ciclista queda seguir cinco kilómetros más hasta el Mirador de la Fuente del Chivo, a 1.982 metros de altitud y con dos kilómetros finales ya más duros, cercanos al 10% de media y con picos del 16%. Con lo que llevamos a las espaldas, esto ya sí se resiente. Por cierto, una cima que se subió en la Vuelta a España 2016 en una etapa que acabó siendo una verdadera ‘fumada’.
Una vez arriba toca bajar porque, si os acordáis, empezamos en Torrelavega que está casi a nivel del mar. Volvemos por donde habíamos venido y seguimos hasta Reinosa. Antes pasamos por Fontibre y si no conocéis el nacimiento del río Ebro igual merece la pena pararse ahí cinco minutos a la sombra. Salvo que estemos en cualquier estación que no sea verano. De todas formas, si alguien va a pasar unos días, le recomiendo que se pase por allí. Hay un camino empedrado por el que dar un paseíto de una media hora a pie rodeando el manantial donde nace el río. Digno de ver.
Nosotros, como decía, seguimos hasta Reinosa. Si os invade el hambre, en la Avenida Carlos III está la Sidrería, donde por 9€ el menú –quizá ya lo hayan subido un poco- se come primero, segundo, postre, bebida y pan. Todo casero y comidas de la zona. El tiempo que viví allí me pedaleé la comarca más de una vez, llevándome ropa seca en el coche para acabar estratégicamente la ruta allí, cambiarme e irme a comer. ¿Qué está lleno o cerrado? Pues justo antes del puente está el Norte y Sur, que es del estilo. ¿Preferís otro tipo de comida? Pizzería Las Lunas, por si sois de llenar el depósito de hidratos con pasta. Y si lo que queréis es algo más tipo merienda o desayuno, cafetería Bambola. Justo al lado del Ebro. No será que no os doy alternativas, maldita sea.
Ahora sí, el resto del trayecto es de nuevo de bajada. Volvemos a pasar bajo la autovía y esta vez bajamos hacia la N-611 que nos acabará llevando… a Corrales de Buelna. Primero será un descenso pronunciado –ropa de abrigo necesaria, que hay tramos de sombra donde rasca un frío tremendo- y luego se irá suavizando cada vez un poco más a partir de Bárcena de Pie de Concha. Acabamos, efectivamente, llegando a Corrales y desde ahí tomamos por San Mateo y Barros en dirección a Riocorvo y, por tanto, a la rotonda donde nos desviamos al principio, a la salida de Cartes. Desde ahí, siete kilómetros para soltar patas hasta Torrelavega.
Y eso sería todo. Salen 149 kilómetros y 2.400 metros de desnivel positivo. Siempre se puede acortar omitiendo la subida a Alto Campóo, dejándolo en unos 110, más o menos. En unos cuantos días os pondré otra ruta por otros sitios de Cantabria, que si algo tiene son montes. Si alguien ha estado –me consta que hay lectores de la zona- y quiere aportar cosas, ahí están los comentarios. Y si alguien quiere pedir ruta por otra parte específica de la región, adelante también. ¡Espero que os guste este viaje por esa tierra tan bonita y con la que también tengo un vínculo personal!