La rodilla, un rompecabezas complejo a la par que molesto
Muchas son las dolencias que pueden aparecer en esta zona con la práctica del ciclismo. Vemos los orígenes y soluciones de algunas muy frecuentes
En mi afán por mostraros siempre la cara más amable de este deporte nuestro tan bonito y que tanto queremos todos, he caído en la cuenta de que en todo este tiempo de andadura del blog apenas os he hablado de lesiones. Y al final, por mucho que no queramos, son una parte más del ciclismo. Así que hoy va a tocar hablar de alguna de las más frecuentes cuando nos subimos a la ‘flaca’.
Realmente, el ciclismo no es un deporte muy agresivo para las articulaciones ni los músculos. Es decir, es raro que alguien se rompa la musculatura, al no ser un ejercicio de contacto. Lo que sí salen son sobrecargas por excesos en los entrenamientos, o por problemas derivados de malas posiciones. También tendinitis en algunas articulaciones –cuando yo competía, por ejemplo, la rodilla derecha me daba cierta guerra- o calambres por sobrecargas en el agarre del manillar. Hoy desgranaremos uno de los problemas más frecuentes: la conocida como rodilla de ciclista.
Antes de nada, hay que tener en cuenta que la rodilla es una articulación especialmente expuesta en el uso de la bicicleta. Sin ir más lejos, debemos tener en cuenta que en plano y a una cadencia media de unas 80 ppm, el ciclista está dando casi 5.000 pedaladas en una hora, a multiplicar por las horas de entrenamiento de cada día. Y eso va cargando estas articulaciones.
Hay varios tipos de dolor que pueden aparecer. Dolor externo, interno o posterior. Y cada uno tiene su origen en una situación distinta. ¿Las causas? Varias, como siempre. No sólo se puede tratar de una sobrecarga por el entrenamiento –aunque, si duele, lo suyo es parar y acudir a un fisioterapeuta que nos trate la zona dañada-, sino que también se puede producir por abusar de desarrollos que no podemos mover. Alguna vez, incluso, alguien habrá notado cuando arranca con mucho desarrollo metido –por ejemplo tras parar en un semáforo, porque sí, tenemos que pararnos en los semáforos, compañeros- cómo parece que las rodillas se tensan, como si el propio desarrollo que llevamos ‘tirase’ de ellas. Aunque luego podamos reanudar la marcha y mover bien. Ajustar los desarrollos también mejora la salud de nuestras rodillas.
Obviamente, no me olvido de la otra ‘pata’ de este asunto: la posición. Desde el punto de vista biomecánico, los ajustes de sillín, manillar, bielas, calas y pedales son fundamentales para rodilla, espalda, muñecas y cuello. En el caso que nos ocupa, cuidado con la altura del sillín que nos puede dar mucha guerra, tanto si nos obliga a estirar demasiado la pierna como si nos fuerza a flexionarla en demasía. Y lo mismo con unas bielas largas o poner las calas en una posición que nos obligue a arquear demasiado las piernas. ¿No os resulta familiar ver cicloturistas que pedalean con las rodillas abiertas, hacia afuera? Lo ideal, si extrapolamos a nuestra forma de andar, sería que las rodillas fuesen al frente, pero tengamos en cuenta que cada uno es un mundo y los biomecánicos están para eso: para estudiar las particularidades y acortamientos de cada cual.
En cualquier caso, si tenemos las calas colocadas en una posición que nos fuerza hacia el lado externo, es posible que esos músculos y tendones externos de la rodilla se nos acaben sobrecargando a medida que vamos pasando entrenamientos. Y a la inversa ocurrirá lo mismo con la interna. Ojo a esto: me refiero a forzar sobre la posición óptima de cada uno, no necesariamente las rodillas apuntando en línea al frente son la mejor posición para cualquiera.
Resumiendo: Si duelen las rodillas de forma insistente, puedes quedarte con estas conclusiones. Si te duele la cara externa, probablemente tengas una mala posición que te haga pedalear hacia afuera, tu tibial trata de compensar y tira de los músculos externos, sobrecargándolos. Si es la interna, está pasando el efecto contrario. Baja la carga de entrenamiento, no tires de desarrollos duros cuando salgas mientras dure esa dolencia. Y, si no remite, para del todo y acude al fisioterapeuta. Y, una vez recuperado, te recomiendo visitar a un biomecánico para hacer un estudio que evite que se repita.