La Indurain diseña un protocolo para celebrarse de forma segura
Formación en prevención sanitaria para el personal de la marcha, suspensión de los actos protocolarios y restricciones de acceso al público, principales medidas
Hace ya bastantes semanas que venimos hablando de las decisiones que se van adoptando entre las organizaciones de las marchas cicloturistas y pruebas Gran Fondo más representativas de nuestro calendario. Algo que, por cierto, también está teniendo un comportamiento similar en Europa con la suspensión, por ejemplo, de la Gran Fondo Internacional Gavia e Mortirolo en Italia, prueba prevista en principio para el recién pasado 28 de junio, trasladada al 6 de septiembre y, finalmente, cancelada hasta 2021.
La situación es tan cambiante que todo el mundo está alerta ante la aparición de posibles nuevos focos o rebrotes, y eso va condicionando las posteriores decisiones de los distintos organizadores. Hace un par de semanas abordamos, más o menos, la situación de aquellas pruebas que tenían fecha de celebración una vez acabado el estado de alarma en nuestro país. Pero las cosas han variado.
Por ejemplo, la Perico Delgado también ha decidido esperar una mejor ocasión en 2021. La organización ha decidido que los protocolos, aunque necesarios, limitan mucho las funciones de lo que debería ser un día de convivencia alrededor de la bicicleta. Y ante la amenaza del virus, que no se ha marchado, prefieren ‘descansar’ en esta edición e ir pensando ya en la siguiente.
La que, por el momento, anuncia que resiste es La Indurain. La prueba de VIllava se seguirá celebrando y además ha hecho público un protocolo contra la Covid-19 que incluye una serie de medidas y restricciones. Entre otras cosas, la marcha navarra eliminará las duchas después de la prueba y la tradicional comida., así como la recogida de trofeos y cualquier otro acto protocolario.
También se va a restringir el acceso del público, se van a adaptar las infraestructuras de la marcha a las distancias de seguridad, habrá un protocolo distinto en la entrega de dorsales, cambio de sistemas de avituallamientos, salidas por cajones y ojo, porque si aparece por allí algún caso sospechoso entrará directamente en aislamiento desde la propia marcha. También se va a formar a los casi 100 trabajadores de la marcha en prevención sanitaria.
Como va a ser una marcha excepcional, se van a aumentar los tiempos de realización válidos, y también será obligatorio ir con mascarilla hasta el momento de la salida y después de cruzar la meta. Aun así, si alguien decide no ir, puede pedir la devolución de su inscripción, que será casi íntegra porque la organización se queda con cinco euros por los gastos de gestión. De todas formas esto, en un escenario móvil, tampoco es definitivo. Si la situación sanitaria volviese a empeorar, la organización podría revisarlo de nuevo y suspenderla.
Quizá la Indurain sea un buen escaparate para ver cómo se van a adaptar los organizadores a la situación derivada de la pandemia. Ahora queda el debate de si todas las empresas que organizan marchas pueden afrontar un protocolo como este… y no digamos ya los clubes de pueblo que organizan pruebas cicloturistas –de las que salen buena parte de los fondos de estas organizaciones-, pero así trata el cicloturismo de reinventarse y sobrevivir al virus.