Los cazadores, una vez más, marginados
En materia cinegética, hay cosas que no cambian. Están sobradamente demostradas las consecuencias de no cazar pero les es indiferente.
Ya han trascurridos dos meses desde que comenzó el estado de alarma en nuestro país, y está maldita pandemia no nos está permitiendo volver a la normalidad en la que vivíamos. Al menos, por ahora.
Tendremos que acostumbrarnos a adquirir nuevas rutinas, nuevos compromisos para con nosotros mismos y para con los demás. Unos pequeños grandes cambios en nuestras rutinas, a la hora de salir de nuestras casas, ir al trabajo y de regreso al hogar, que nos permitirán regresar, poco a poco a la calma.
En materia cinegética, hay cosas que siguen siendo igual, no cambian con pandemia o sin ella. Y aunque está sobradamente demostrado y a la vista de todos, las consecuencias de no practicar la caza, les es indiferente. No hay mayor ciego que el que no quiere ver (Véase ejemplo de la piara monomarental de jabalíes en pleno parque lleno de personas).
La crisis de la caza no es debida al Covid-19, no, la crisis en nuestro sector es producida por el gobierno.
Un gobierno que nos comunica que la caza y pesca, se podrá practicar en la Fase I de la “desescalada”, por daños y con los permisos pertinentes, y que, con nocturnidad y alevosía, nos enteramos a través del B.O.E, que “donde dije digo, digo Diego”. Una vez más.
Un gobierno donde curiosamente hay “políticos” que desconocen la existencia del REGA o del RD 138/2020, o de incluso la propia normativa europea sobre movimientos de jabalíes en la UE. Como el Sr. López de Uralde, que siendo responsable político de alto nivel no debería difundir bulos y falacias. Debería trabajar, debatir, estudiar y documentarse a nivel técnico y profesional.
Como ya señaló la RFEC, la exclusión de la caza en la Fase I no tiene ninguna explicación técnica ni de salud pública, sino que, por el contrario, supone marginar a los cazadores frente a otras actividades deportivas de ocio y naturaleza, además de favorecer el incremento de daños a los cultivos, riesgos de accidentes de tráfico y problemas sanitarios de la fauna silvestre.
Además, la RFEC ha presenta a Sanidad un protocolo de práctica segura de la caza para reforzar su inclusión en la Fase I le ha hecho llegar el informe ‘Impacto Económico y Social de la Caza’ donde se constata la importancia del sector en la reactivación del entramado socioeconómico del mundo rural y de las empresas relacionadas, directa o indirectamente, con el sector cinegético.
Un papel relevante que refuerza la necesidad de reanudar a la mayor brevedad, la actividad de la caza y la pesca.
En esta documentación, basada en la 'Guía de buenas prácticas para el cazador ante la pandemia del COVID-19' realizada por la RFEC y la Fundación Artemisan, se exponen una serie de pautas para afianzar la práctica segura de la actividad cinegética en esta época del año, que ya de por sí no supone ningún riesgo de contagio de coronavirus al realizarse al aire libre e individualmente.
Pasará la pandemia, superaremos la crisis que nos viene encima, pero hay cosas que no cambiaran mientras los que nos gobiernen, no dejen de tener inquina a nuestro colectivo. El cazador.
Buen fin de semana.