La Bilbao-Bilbao, el comienzo del calendario clásico de marchas
Con más de 30 años de andadura a sus espaldas, la cita vizcaína ha conseguido hacer de su estilo tradicional una bandera y un modelo de gran éxito
Aunque el calendario cicloturista –como el de ciclismo profesional- se ha llenado ya con citas durante prácticamente todos los meses del año y algunas pruebas de nuevo cuño ligadas a empresas potentes que tienen mucho arrastre de participación, se puede decir que este domingo asistiremos a la apertura ‘oficial’ de la temporada de marchas. Por ejemplo, antes de que el Tour Down Under llegase en 2005 para quedarse, todo el mundo sabía que las primeras competiciones del año eran las cuatro –en aquellas fechas eran cinco, en realidad- pruebas de la Challenge de Mallorca. Y antes de que China empezase a añadir carreras en octubre y casi noviembre, las campanas de Ghisallo anunciaban el fin del año en el Giro di Lombardia.
Pues aquí más o menos lo mismo. Este domingo se celebra la Bilbao-Bilbao. La primera gran marcha tradicional del 2020, y una prueba que no sólo se ha mantenido vigente con el paso de los años, sino que además ha hecho bandera de esa apuesta clásica tanto en recorridos como en formato y sistema. Con las innovaciones justas para darle un toquecito de mayor calidad cuando los organizadores lo han visto preciso, y poco más. Con los atracones de puertos, desniveles, kilometradas, Gran Fondo, Medio Fondo, Ultrafondo y el laaaaargo etcétera de opciones que hay, en Bilbao todos los años se concentran unas 8.000 almas con la única pretensión de pasarlo bien sobre la bici.
Empezando por algo impensable en las marchas cicloturistas de hoy en día: no hay clasificaciones. Aquí no hay ganadores, ni perdedores, ni tramos libres ni nada por el estilo. Que cada uno haga lo que buenamente pueda y llegue a meta cuando lo estime oportuno. En los años que viví por el Norte, a una hora de Bilbao en coche, pude darme una vuelta por allí como mero espectador y curioso, y el ambiente que hay no tiene nada que envidiar a cualquier carrera. El sello vasco, por supuesto, y sobre todo ese animar a todos por igual del primero al último. Un amigo que la hizo hace ya varios años me dijo que eso fue lo que más le impresionó. Que, siendo un ‘globero’ –de hecho no ha vuelto a participar más en una marcha-, parecía que estaba en pleno Tour de Francia. O, por afinar, Vuelta al País Vasco.
Otro factor a tener en cuenta son los recorridos. Y ahí es una de las áreas donde han aplicado algunas pequeñas novedades. El recorrido original y primigenio contaba con 115 kilómetros de recorrido y cinco puertos –Andraka, Unbe, Artebarraka, Gerekiz y Morga-, pero la organización decidió hace un par de años darle una vueltecita de tuerca y meterle 10 kilómetros más al final, con la subida al Alto del Vivero (3ª). Cortita pero exigente, marca de la casa de los puertos vizcaínos, y que ya hemos visto en la última década varias veces en la Vuelta a España. También hay otra opción de 80 kilómetros y con menos desnivel. Y lo mejor: no hace falta decir nada, ni te apuntas para un recorrido u otro. Decides en el momento el que quieres hacer.
Y todo esto, encima, a un precio muy pero que muy asequible. Si estás federado, puedes participar por 20 euros, y si necesitas licencia de un día se sube a 25. Pero con lo acostumbrados que estamos ya a pruebas que sobrepasan con holgura los 50 euros de inscripción, creo que el coste es como para no ponerse nervioso.
Personalmente, igual se me puede acusar de poco selectivo, pero lo cierto es que desde que me permiten escribir en este espacio he tratado de hablar de iniciativas novedosas sobre Gran Fondo y marchas cicloturistas y también de poner en valor a quienes apuestan por mantener lo clásico y tradicional. Sin duda, con la Bilbao-Bilbao estamos en el segundo caso, pero es que realmente cuando algo funciona no hay por qué tocarlo y este es el mejor ejemplo posible. Así llevan desde 1988 y esperemos que sean muchísimos años más. Desde luego, no se puede decir que haya muestras de agotamiento en el modelo de esta prueba legendaria. Esperemos que antes del domingo no haya que dar malas noticias sobre su celebración por el dichoso coronavirus. ¡Esto empieza!