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José Andrëa: "El tesón de la bici me ayudó en mi faceta musical"

Entrevista con el cantante de Uróboros, una de las mejores voces de la historia del rock y metal en castellano... y gran aficionado y practicante del ciclismo

José Andrëa: "El tesón de la bici me ayudó en mi faceta musical"

Como propuesta de año nuevo tenía intención de hacer algo distinto en el blog, y lo que se me ocurrió fue entrevistar a gente conocida en sus facetas pero que también sean aficionados a nuestro deporte y lo practiquen desde una perspectiva lúdica.

Y para abrir esta sección de entrevistas, una de las grandes voces en castellano de las últimas décadas. Allá por los comienzos del presente siglo le llegó la fama a ambos lados del Atlántico como ‘frontman’ y vocalista de Mägo de Oz, en los años en que la ‘Fiesta Pagana’ hacía saltar y mostrar los cuernos con las manos a los jóvenes de toda España y Latinoamérica. Incluso a los que en su día a día no tenían nada que ver con este estilo musical. Además de eso, José Andrëa compitió sobre la bici en su juventud hasta que el canto le requirió dedicación profesional exclusiva. Hoy, su nuevo proyecto Uróboros se va asentando en un lugar destacado de la escena nacional –el último disco, ‘Bienvenidos al Medievo’, ha entrado entre los 10 mejores álbumes de rock y metal del 2019 en todas las revistas especializadas- y él sigue sacando horas sueltas para su pasión por la bici. Hablamos con él de ciclismo, de entrenamiento y de cómo se aplica su actividad física al canto. Y también, cómo no, del presente y los planes de futuro en su carrera musical.

Para empezar por el principio, ¿de dónde viene su afición por el ciclismo?

Pues todo empezó con el MTB y hace ya mucho tiempo. Empecé a estudiar canto a los 18 y por aquel entonces jugaba fútbol, corría… pero necesitaba un deporte en el que no hubiese mucho impacto para las articulaciones y al mismo tiempo fuese muy aeróbico. La carretera me atraía, pero aparte del respeto por el tráfico abierto la verdad es que me aburría un poco cuando iba solo. Probé con el MTB con 17 y estuve hasta los 23-24, que son unos cuantos años. Ya en aquella época hacía salidas de domingo en carretera con el ‘boom’ de Indurain. Luego probé el descenso pero cuando hice 10 o 12 y me di cuenta de lo loca que está esa gente decidí dejarlo. Además me llegué a partir una vez el cubito y el radio. Cuando empecé a trabajar tuve que dejar el ciclismo semiprofesional, pero siempre lo mantuve como afición. Con el paso de los años, ahora me llena más la carretera. Era joven e insensato, sobre todo cuando me dio por el descenso. Lo cierto es que uno lo intentaba y se defendía, pero si querías competir con los buenos te jugabas mucho. Empezando por el pellejo.

Y ahora mismo, ¿cómo lleva la forma?

Bueno, yo lo que quiero es trabajar el fondo y eso no es algo que llegue de golpe. Cuantos más años tienes, más tiempo tienes que entrenar para conseguir un fondo más o menos aceptable. No tengo tiempo como para estar tres o cuatro horas diarias en la bici, así que estoy en otro deporte como el boxeo que también es muy aeróbico. Ahí con dos horas de entrenamiento se alcanza un fondo más que aceptable, y es poco traumático para el tren inferior. Combinarlos es un complemento ideal para alguien que busque estar ágil, con reflejos y con un fondo decente.

¿Suele seguir la actualidad ciclista? ¿Ve a menudo las carreras?

Me gusta seguir la temporada, claro, pero últimamente las grandes vueltas me aburren un poco. Precisamente la excepción ha sido este año, que el Tour y la Vuelta me han gustado bastante. También me tiene impresionado Evenepoel, que ganó la Clásica de San Sebastián. Tiene pinta de que será muy clasicómano, aunque todavía está por hacer y ya veremos dónde llega. Hace unos días estuve viendo la París-Roubaix repetida y flipaba. Luego Flandes, Lieja… me encanta ver las clásicas de un día. Las de tres semanas me las tragaba desde el prólogo hasta el final, pero ahora ya ‘hinco el pico’ en las etapas planas (risas).

José Andrëa y Uróboros, en la pasada edición del Festival Leyendas del Rock
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José Andrëa y Uróboros, en la pasada edición del Festival Leyendas del RockSALVADOR VILLA

¿Con qué ciclista/s se queda de los que haya visto? ¿Y de la actualidad?

Guillermo de Portugal o Tinker Juarez, por ejemplo, eran de mi época en el MTB. De cuando yo empezaba a correr. Siempre nos acordaremos en carretera de los despistes de Perico, que pudo ganar tres y ganó uno. Luego yo era muy de Marino Lejarreta y por supuesto Indurain, pero porque ganaba y al final te gusta ver ganar al de tu país. Tampoco es que ‘Miguelón’ fuera la alegría de la huerta en la montaña, pero machacaba a la gente a ritmo. Me gustaba mucho también Chiapucchi por lo combativo que era, y también Cipollini en las llegadas planas, que cuando se ponía era infalible. O los míticos ‘escarabajos’ Fabio Parra y Lucho Herrera, y ya más tarde los duelos de Armstrong y Ullrich, aunque luego todo aquello acabó como acabó. De ahora me gusta ver a Daniel Martin, y Valverde desde siempre. Alaphilippe es otro fenómeno. Antes me gustaban más escaladores explosivos, ahora soy más de gente que te gana clásicas de repechos. En los días de alta montaña ya sabes que la cosa está entre cuatro o cinco, pero en las clásicas el abanico se abre.

¿Y no le ha dado nunca por apuntarse a alguna marcha cicloturista o Gran Fondo?

Pues teníamos planeada la QH, pero ya veremos. Somos cuatro o cinco amigos, pero al final siempre hay alguno que no puede. Queremos hacerlo juntos, y a mí irme solo me da un poco de reparo. Es complicado poner de acuerdo a ‘los cuatro paquetes del Apocalipsis’ y lo que hacemos son carrerillas de pueblo para pasarlo bien y por el placer de salir.

¿Y cuál es el punto ‘débil', lo que menos le gusta?

Puf, cuantos más años pasan, el viento cada vez sienta peor. Pero en mi caso, en torno a mayo dejo el boxeo, que empiezan de giras, y casi todo es bici que hace mejor tiempo y evito bastantes temporales.

Este que le habla el viento medio lo tolera, llevo peor el frío.

Qué va, ¡a mí me encanta! Todos los años, cuando nieva, preparo bien la bici, subo Fonfría y con nieve es alucinante. Bajar por nieve recién caída es una maravilla, la bici anda porque todavía no suele haber hielo debajo. Es una sensación tremenda. Después, cuando ya va pasando el tiempo, de la gente que va pisando se queda todo hecho un campo de minas.

¿Cómo cuántas horas, más o menos, va metiendo a la semana?

Entre 13-14 horas a la semana. Unas 2h30-3h al día. Siempre descansas algún día. De ciclismo siempre trato de hacer dos/tres días, siempre trato de hacer una horita de aeróbico y alguna que otra serie, aunque sin subir de 170 ppm, que ya tengo 48 ‘tacos’ y no quiero sustos. Algún sprint pero poco más. El día que hay descanso, al siguiente alargo un poco más. Hay alguna semana que bajo un poquito… así me voy manejando.

¿Con qué se queda de su vida en el ciclismo?

Pues mira, volviendo a lo del frío, tengo unos recuerdos de los inviernos en que competía. Una de las primeras rutas mixtas en pretemporada, desde Torrelodones a la sierra, subías Fonfría por Cercedilla, empalmabas las siete revueltas de Navacerrada, subías a la Bola del Mundo y todo con la MTB. Hacía un aire de cara… luego el grupo se iba partiendo y yo ya iba que quería hacer autostop, tirar la bici… pero al final se consolaba uno pensando que sólo quedaba llegar arriba y el resto era cuesta abajo. También he hecho rutas por Somiedo, León, por el Atlas… y con el plano a escala y con unos bolígrafos que lo ibas pasando por el papel y más o menos te señalaban… pero eran inexactos del copón. Marcaban 45 kilómetros y acababan saliendo 70, que en MTB sí es diferencia. Para mí ha sido un deporte fabuloso en el que me he divertido muchísimo, he visto paisajes impresionantes y tenido vivencias cojonudas.

¿Le daría algún consejo a alguien que le esté leyendo y quiera animarse a empezar con este deporte?

Sobre todo para todo el que pase los 40 y quiera hacer deporte: pulsómetro siempre. La fórmula, 220 menos la edad y si estás en forma, si no, revisarlo con un especialista. Luego hay gente que lleva 20 o 30 años andando y echan un motor diésel increíble. Yo en mi caso sí quiero mantener mi límite porque a veces en concierto tengo que dar un grito o hacer un agudo después de ir de un lado al otro del escenario, y eso para el cuerpo son como series muy cortitas de sprint. Por eso tengo que mantener esa constancia y esos picos. Pero me ha ocurrido de empezar Guadarrama, darle una pasada un colega, bajar tú un poco porque crees que te has colado y se te enciende la ‘luz roja’, y en dos minutos te adelanta él a ti. Ese es el punto aeróbico que han mantenido durante 20 años.

Hay músicos que para afrontar las giras tienen hasta entrenadores personales y planificaciones. ¿Usted también lo lleva así o va más en función de lo que le apetece?

Creo que eso es gente que tampoco ha sido muy aficionada al deporte en sus épocas mozas, y ahora que ven que les cuesta más buscan la forma de aprender a entrenar. O puede que alguno lo haga para aparentar, que este mundillo también es muy así. Pero si no tienes que hacer algo muy específico, creo que no es una figura necesaria para un cantante. Lo entiendo en un actor, que igual se tiene que meter en el papel de un superhéroe y muscular, seguir una alimentación, etc. Si necesitas algo muy específico vale, pero si lo que buscas es sólo coger fondo y mantenerte en tu día a día no es más que entrenar y descansar. Aquí no hay más trucos ni secretos. Entrenar, descansar… y cuidar un poco la alimentación, claro.

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Twitter

El mundo de la música, que usted conoce mil veces mejor que yo, también se da mucho a apariencias y falsedades. ¿En algún momento los valores del ciclismo le ayudaron a tener los pies en la tierra, o nunca ha reparado en ello?

Esto es como cuando eres un crack desde joven y no estás bien asesorado. Es fácil que se te vaya la olla. Salvo que seas un crack mundial, puedes ir para ser muy bueno y si te pilla demasiado joven, tienes todas las papeletas para no asimilar bien esa fama. En nuestro caso, cuando llegó el éxito yo ya tenía 30 años. Tenía mi carrera del conservatorio, había hecho ópera, ya sabía de qué iba la farándula. Ya sabía quiénes se acercaban para una cosa o para otra. Pero si me hubiese pillado con 18 o 20 años, se me habría ido la pinza. Incluso en la época de las grandes giras con Mago de Oz, sí había momentos en los que te pensabas más de lo que eras. Estuvimos dos años llenando estadios en España y América. Alguna vez sí pensabas que eras como un Dios, o que tenías un continente a tus pies, pero duraba poco. Pronto llegaba un policía en un aeropuerto, te preguntaba quién te creías que eras y te bajaba los humos. Pero el deporte sí que me ha valido para centrarme en lo que quería. Esa disciplina del entrenamiento , y este tesón de la bici me ayudaban a la disciplina del estudio. En mi cabeza no entraba salir con los amigos. Ibas un rato, te echabas unas risas pero eso no podía sobrepasar mi rutina y mi forma de vida. Es como el deportista que luego descubre un mundo y dice “esto me lo estaba perdiendo yo”. Por suerte, he salido bastante bien parado en todos los sentidos.

Ya que estamos, toquemos también la actualidad de Uróboros. Ahora que ya hace un año del single y 10 meses del disco, ¿Ha sido el mejor de los tres en cuanto a ventas y conciertos?

Sí, desde luego que sí. El que mejor acogida ha tenido. El más vendido no lo sé, pero por cómo está el mercado. Yo sólo tengo datos físicos, la industria musical está pasando una especie de via-crucis. Son unos años en los que no sabe muy bien hacia dónde va ni cómo recuperarse, y que tiene mal arreglo. Yo, mientras la gente lo escuche y reclame las canciones, me da un poco más igual. Lo que quiero es girar con mis compañeros y llegar al público. Y en ese sentido, es con diferencia el que más nos ha reportado. Incluso antes de que saliese. Siempre pones una maqueta a un colega, traes alguien al local… hubo cierto runrún sobre todo en Madrid. Nosotros sabíamos lo que teníamos entre manos y que el disco era bueno. Era corroborar lo que sospechábamos. Tú tienes las canciones y tienes a los artistas a tu lado, se trata de no imponer nada y explotar su talento. Al final sale un disco redondo, se trata de rodearte y confiar en la gente que te rodea. Es saber elegir bien quién hace el mejor papel posible en su instrumento, y yo estoy muy contento en ese aspecto.

Eso de que el mercado de la música está ‘del tó’ se lleva oyendo tiempo. ¿Será posible una renovación?

Es que luego yo tampoco me entero. Te llega una plataforma y te dice “estos son tus derechos”, pero ¿quién ha hecho esa auditoría? ¿Por qué me tengo que creer que son ciertas? ¿En concepto de qué me llevo ese porcentaje y quién lo marca? Esto es porque tú me lo dices. Es todo tan oculto, tan opaco, hay tanta nebulosa ahí que al final dices mira, dame lo que quieras que yo lo que quiero es tocar delante de la gente. Hacer mis giras, mi boxeo amateur y mi bici. No aspiro a mucho más.

Por cierto, que en ‘Bienvenidos al Medievo’ veo una línea más reivindicativa que en ‘Resurrección’.

De un tiempo a esta parte, todo esto es un mundo de ofendiditos, de no poder decir nada. No puedes hacer un chiste, no puedes hablar de ningún tema. Es como una dictadura del buenismo. Claro que entiendo que hay cosas o alguna línea que no puedes pasar. Twitter es el mejor ejemplo. Si dices porque dices, si no, porque te callas. Luego puedes no estar de acuerdo con cosas o letras de gente muy radical, pero no meter a nadie en la cárcel por lo que cuenta. En los años de la Movida había unas letras bestiales, que si las hiciesen hoy en día iban todos para dentro. ¿Cómo vas a meter en la cárcel a gente que canta canciones que no te gustan? ¿O censurar a gente como Rozalén? Que estoy hablando de Rozalén, eh, no de tipos con pinta de peligrosos. Estamos involucionando a marchas forzadas. El otro día vi en la tele que hay carteles de películas que se censuran según el país, y España es uno de ellos que censuran en función de los lobbies de derecha, de izquierda, de homófobos, de xenófobos… Será que me hago viejo, pero es algo que me supera.

Por lo que veo en redes, andas grabando ya el cuarto disco de Uróboros. ¿Un paso más después de ‘Bienvenidos al Medievo’?

Estamos haciendo pregrabación, para que en la compañía se haga una idea. Es para que se callen un poco y nos dejen en paz. Les decimos que estamos con el pre, y luego en el disco definitivo hacemos lo que nos dé la gana (risas). Te puedo adelantar que es un poco más duro, estamos jugando con otros tonos menores jónicos, dóricos… cosas que no entran tan a la primera. Los temas son un poco más largos, el single dura casi siete minutos. Hay otra que se va a llamar ‘Como alma que lleva el diablo’, un tema muy rápido pero de casi 12 minutos. Es todo más desarrollado. Y hasta aquí puedo leer.

Pues, por mi parte, sólo espero que la charla de globeros que da inicio a la sección se haya desarrollado a gusto. Mucha suerte, y a dar pedales.

Muchas gracias e igualmente. ¡A seguir surcando las carreteras!