World Padel Tour 3.0
El cambio generacional, la explosión de jóvenes talentos y la variedad de resultados han hecho de esta temporada la más apasionante.
El pádel vive en una evolución constante. Esta, que es una de las máximas aplicables al deporte de la pala, se plasma a la perfección en una temporada World Padel Tour 2019 que, sin duda, es las más apasionante de la historia.
Porque el circuito profesional de pádel ha cambiado. Y mucho. De la tranquilidad, la monotonía y el dominio de las parejas más asentadas se ha pasado a un World Padel Tour vertiginoso, lleno de variantes y con una apertura a los resultados sorpresa nunca antes visto.
Un World Padel Tour diferente y único y de crecimiento bidireccional. La competición ha hecho crecer la emoción y la expectación del aficionado y este consume más pádel, lo disfruta más y llena con mayor asiduidad los estadios y, eso, mejora el rendimiento de los jugadores. En definitiva, un producto de mayor calidad.
La irrupción de la generación dormida
Con toda seguridad esta es la razón de más peso. Muchas eran las voces que reclamaban un cambio de guión en las cotas más altas del pádel profesional y, este 2019, lo están viviendo.
Porque en las últimas temporadas World Padel Tour se había vivido la aparición de actores puntuales –Stupaczuk, Ale Galán, Marta Ortega, Ari Sánchez...- que sí habían conseguido asentarse en las cotas más altas del circuito, pero no se producía ese cambio que muchos demandaban.
Este 2019 el cambio es una realidad. Las jóvenes promesas no aparecen con cuentagotas y han protagonizado muchas y gratas sorpresas que han convertido cada campeonato en un mar de lamentos para esa generación de jugadores que ha dominado la última década del deporte de la pala.
Coki Nieto, Agustín Tapia, Javi Rico, Juan Lebrón, Javi Garrido, Bea González, Delfi Brea o Paula Josemaría, entre otros, son nombres ya habituales en las rondas finales de cada campeonato y, varios de ellos, ya saben lo que es tener en su palmarés un título World Padel Tour.
Un relevo generacional lógico que ha acabado por agitar el ranking haciendo que ninguna pareja esté a salvo sea cual sea su ranking. Los cuartos de final ya no son coto privado de las parejas inmersas en el top-8 y la deriva tomada este 2019 parece será la tónica general en los próximos años.
Los números uno, más abiertos que nunca
El pádel es un deporte que ha vivido los últimos años inmerso en varias etapas hegemónicas dominadas por los que eran, sin duda, los mejores jugadores del momento.
Al incontestable reinado de Juan Martín Díaz y Fernando Belasteguín durante casi 13 años le siguió la hegemonía impuesta por el de Pehuajó y el brasileño Pablo Lima en un periodo de tres temporadas.
Desde entonces, Sanyo Gutiérrez y Maxi Sánchez son los números uno. La pareja argentina se mantiene en la cúspide del World Padel Tour, pero su reinado ha estado cerca de acabar durante varias etapas esta temporada por unos Paquito Navarro y Juan Lebrón que, aun no habiéndolo conseguido, han rozado la proeza durante varios torneos.
Una situación parecida a la del pádel femenino. Con las gemelas Mapi y Majo Sánchez Alayeto fuera de juego por la lesión de Mapi –estuvo nueve meses fuera de competición- el número uno del ranking femenino vive una lucha encarnizada.
Marta Marrero y Marta Ortega y Alejandra Salazar y Ari Sánchez mantienen una disputa constante por hacerse con el trono del pádel femenino que, parece, no quedará definido hasta los últimos compases del curso.
Más espectacularidad y más competición
Sin duda, el pádel es mejor ahora que hace unos años. Cada año se recicla, mejora y da un salto cualitativo haciendo de la calidad de sus protagonistas la mejor de las banderas a portar.
Es cierto que existen voces que echan de menos un pádel más estratégico, astuto y sin alardes constantes en la definición, pero lo cierto es que el espectador medio disfruta –in situ y por retransmisión- de las jugadas más complicadas y que requieren de una mayor capacidad técnica.
La versión masculina no deja de acoger nuevos golpes y genialidades de algunos de las mejores palas de los últimos años y las nuevas generaciones, incluso, se permiten el lujo casi de patentar algunas nuevas frivolidades.
En el pádel femenino, por su parte, el juego monótono, carente de definición y con el globo como claro protagonista ha dado paso a un deporte más espectacular que poco o nada tiene que envidiar a su homólogo masculino.
Un World Padel Tour que, además, ha logrado crear en este 2019 una competición indescifrable haciendo de cada torneo una verdadera trampa para las parejas favoritas. No existe pareja que no haya vivido un trance amargo en su caminar hasta las rondas finales y parejas como Botello-Ruiz, Rico-Nieto, Ruiz-Piñeiro –en categoría masculina- o Nogueira-Josemaría, Osoro-Brito o Virseda-Villalba han sido protagonistas durante el año.
En definitiva, un World Padel Tour más exigente que está haciendo las delicias de los espectadores y que, seguro, solo vive la primera etapa de esta versión 3.0 que va a protagonizar la próxima década.