Extremadura se sube a tiempo al carro del cicloturismo

Si hace apenas un par de semanas hablábamos de Huelva como una provincia que se estaba sumando al cicloturismo como generador de actividad y forma de poner en valor el patrimonio natural de la provincia, esta vez toca detenerse un poco en la vecina Extremadura. Y es que desde hace un par de meses, el Gobierno regional extremeño también ha impulsado una iniciativa curiosa en relación con el deporte de la bici.

Básicamente se trata de la creación de un Comité de Cicloturismo, dependiente del área regional de Turismo. Será como un organismo asesor formado por entidades e instituciones. O sea, que estamos ante otro ejemplo de proyecto que coordina a varias áreas con la bicicleta como protagonista y, una vez más, como vehículo para dar aires renovados a zonas que lo necesitan.

No hay que olvidar que buena parte de Extremadura sufre los efectos de la despoblación y, aunque está claro que el cicloturismo no va a ser el que la evite del todo, sí que puede traer movimiento a sitios que tienen encanto natural pero cada año que pasa van perdiendo más peso demográfico.

La región, además, va a entrar como parte de la ruta Eurovelo1, Costa Atlántica de la Red Europea de Ciclorutas. Un viaje transcontinental que consta de 8.200 kilómetros desde la punta norte de Noruega hasta la localidad algarvia de Sagres. Pasa por Reino Unido, Irlanda y Francia antes de entrar en nuestro país y tiene la costa del Atlántico como nexo común.

Habrá prácticamente 400 kilómetros de travesía por tierras extremeñas, divididos en cinco tramos, desde la localidad cacereña de Baños de Montemayor hasta Monesterio –última localidad ya en la frontera sur con Andalucía- y que pasará por Cáceres y Mérida. Dos ciudades con un enorme valor histórico y dentro de las ciudades Patrimonio de la Humanidad. En este caso, la ruta está íntimamente ligada a la Vía de la Plata, que es todavía la gran columna vertebral de la región extremeña.

Personalmente, creo que el cicloturismo no va a arreglar por sí solo todos los problemas de los lugares que apuesten por él. Ya hemos visto iniciativas en otros lugares demográficamente deprimidos como la provincia de Segovia. Pensar que sólo con el sector de la bici se corregirá es de ilusos, pero sí puede ser un buen escaparate para un territorio… y ya ha demostrado que no es flor de un día. La bicicleta está aquí para quedarse, así que mejor aprovechar sus benficios físicos, psíquicos y sus oportunidades de negocio. Ya que con el tren no hay manera -y no por falta de necesidad y ganas por parte de los extremeños-, al menos Extremadura sí ha podido llegar a tiempo a subirse al carro cicloturista, que sí depende de ellos