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El descenso, el gran olvidado en el día a día del cicloturista

Bajar un puerto puede parecer sencillo, pero a diario se cometen errores que pueden acabar costando caros. Algunos consejos sobre cómo afrontarlos

El descenso, el gran olvidado en el día a día del cicloturista

En los niveles en que nos movemos en esto del cicloturismo, siempre hay unos aspectos que trabajamos más que otros. Como esto lo hacemos porque nos gusta, tendemos a hacer precisamente lo que más nos gusta o motiva y eso no es necesariamente lo que necesitamos. Por eso es importante que, de vez en cuando, le dediquemos un tiempo a aspectos del ciclismo que en nuestras salidas no trabajamos.

Hay gente a la que le gusta el llano, o que es ahí donde más cómoda se siente. Es mi caso, por ejemplo. Por suerte, tengo una serie de características físicas que hacen que, si me pongo un poquito en forma y mantengo una continuidad entrenando, pronto ande muy bien en ese terreno. Como ando bien, me veo en forma y quiero seguir ahí para ir viendo cómo ando cada vez mejor. Y así sucesivamente. Para otros, este terreno es la montaña. Y ahora, con ese invento del demonio que es Strava, los PRs y KOMs en cualquier cuesta son una tentación para darlo todo en cada puerto.

En cambio, ¿prestamos suficiente atención a las bajadas? Desde luego, en el cicloturismo me atrevería a decir que no. Sinceramente, creo que soy un bajador bastante regulero –si es que me sacan del llano y no se me puede dejar solo…- pero en algunos casos he visto a gente bajar de un modo que realmente da miedo, y no por la velocidad sino por las veces que se pone en peligro durante cada descenso. Por eso hay una serie de pautas muy básicas que debemos tener en cuenta si queremos que nuestro descenso sea, por lo menos, seguro. Luego ya está la velocidad a la que pueda hacerlo cada uno.

Resistencia al viento. La posición en la bicicleta es fundamental, porque en las bajadas desarrollamos una velocidad más alta y nuestro cuerpo es el que ejerce resistencia al aire y, por tanto, hace de freno natural. Si tenemos habilidad y confianza –y si conocemos la bajada-, iremos un tanto inclinados, con los brazos flexionados en un ángulo prácticamente recto, lo que nos servirá para amortiguar los baches la vibración de la carretera. Una posición aerodinámica pero que no nos genere mucha tensión. Tampoco vamos a disputar una carrera, se trata de llegar abajo de una pieza. Obviamente, mientras más erguidos estemos, más despacio vamos a ir.

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Plataforma RC

Vista al frente. La bici, con nosotros encima, va por la carretera por el lugar exacto en el momento preciso, pero nosotros tenemos que ir por delante. La vista hay que ponerla en el frente para ir intuyendo las siguientes curvas y planteando la trazada de las mismas. Y, recordad: vamos más rápido de lo habitual, así que no tenemos tanta capacidad de reacción ante un descuido.

Siempre por tu carril. Algunas veces he visto bajar a gente en cambios de ladera y he pensado “como al otro lado venga un coche, se lo lleva de pegatina”. Es una temeridad absoluta invadir el carril contrario. A diferencia de un ciclista, que cuesta arriba va despacio, un coche sí alcanza altas velocidades en un ascenso asfaltado y más o menos regular. Y con pensar en un impacto cuando nosotros vamos rápido ya se me pone el vello de a cuarta.

De fuera hacia dentro, y con suavidad. La trazada de las curvas es fundamental. Tomarla por el centro es un susto seguro. Las curvas se deben tomar desde el exterior hacia el centro para después volver a abrirnos. Así, si tenemos una curva a izquierda, nos pegaremos a la derecha del todo al principio, llegaremos hasta el centro en el ‘vértice’ de la curva, sin invadir el carril contrario, y luego nos abriremos de nuevo. Y viceversa, si tomamos curva a derecha. Trazar las curvas desde dentro hará que la carretera nos ‘escupa’ hacia el lado contrario, dejándonos muy expuestos a la dirección opuesta o, directamente, provocándonos una caída si nos colamos de velocidad. Otra cosa importante es no hacer cambios de dirección imprevistos o bruscos. La trazada ha de ser suave y calculada.

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Prohibido pedalear en la curva. Recuerdo una vez que un compañero, hace ya bastantes años, tuvo la brillante idea de tratar de atacar bajando… en plena curva. Le dio por pedalear… ¿y qué pasó? Pues que pegó con el pedal en la carretera y no se estrelló de milagro. Al tomar las curvas, debemos tener la pierna interior arriba y la exterior abajo, así evitamos golpear el asfalto. Así pues, si trazamos a la derecha, llevaremos estirada la pierna izquierda, y la derecha encogida. Y al revés si trazamos a izquierda. Podemos sacar un poco la rodilla interior para ayudarnos con su peso.

Frenada suave y progresiva. Si vamos bajando muy rápido y le metemos un tiento fuerte a los frenos, podemos tener un susto. Antes de eso, si no estamos muy confiados es mejor ir un poco más despacio pero que la frenada, que nos va a ayudar a controlar mejor la trazada, sea mucho más suave. Y siempre habrá tiempo para ir apretando de forma progresiva si queremos ir más despacio. Cuidado con los apretones bruscos.

En definitiva, son unas cuantas cosas básicas y que pueden parecer de sentido común –de hecho, lo son- pero que no están tan asumidas por el personal como sería deseable. Así que espero que sirvan.