Todo lo que tienes que saber sobre antivibradores
Descubre los aspectos más importantes y curiosos de este sencillo artilugio de goma, muy extendido en el mundo del tenis a todos los niveles.
En tenis podemos encontrar muchísimos accesorios que traten de mejorar nuestra experiencia dentro de la pista. Hoy vamos a hablar sobre uno de los más conocidos y utilizados dentro del mundo del tenis tanto a nivel profesional como amateur: el antivibrador.
¿Qué es un antivibrador?
Un antivibrador, vibra killer o dampener es un accesorio fabricado en goma y que colocamos entre las cuerdas de nuestra raqueta con el objetivo de reducir las vibraciones que se producen en las cuerdas al golpear la pelota.
Tipos
Podemos encontrar dos tipos de antivibrador, dependiendo de su forma; los antivibradores de botón y los antivibradores de gusano. No obstante, también hay tenistas que optan por colocar una simple goma elástica entre las cuerdas de su raqueta y que cumple a la perfección la función de un antivibrador, aunque no es demasiado estético.
El antivibrador de gusano es alargado y se ensarta en la horizontal de la parte baja de la cabeza de la raqueta. El antivibrador de botón suele ser redondo, cuadrado o triangular y se coloca también en la mitad inferior de la cabeza de la raqueta, haciéndolo coincidir con las dos cuerdas verticales más centradas.
¿Qué aporta?
El antivibrador, como dijimos antes, reduce las vibraciones que se producen en las cuerdas al golpear la pelota, eliminando también el sonido que producen dichas vibraciones y que puede llegar a resultar molesto. El sonido generado al golpear una bola con antivibrador es más seco y nítido.
¿Qué NO aporta?
Al contrario de lo que muchos creen, un antivibrador no va a reducir la probabilidad de una lesión en el codo. Es cierto que reduce vibraciones, pero no las suficientes como para eludir el famoso codo de tenista. Tampoco reduce la probabilidad de partir cuerdas, ni protege el tamiz ni los canutillos de la raqueta.
Mi experiencia
Desde que comencé a jugar al tenis, allá por el 2004, y hasta el año 2012, el antivibrador siempre formó parte de mi raqueta. Es cierto que la sensación que tenía al golpear era mucho más confortable, incluso impactando fuera del punto dulce. Sin embargo, había veces que, circunstancialmente, no podía disponer de antivibrador y no era capaz de jugar bien sin él. Así que, entonces, tomé la decisión de desprenderme del antivibrador y acostumbrarme a la vibración natural de las cuerdas.