Desde hace unos años hemos visto que el Tour de Francia empezó a organizar, para los cicloturistas, una marcha que se daba en llamar ‘L’étape by Le Tour de France’ y que básicamente consistía –y consiste- en que los que se apunten corran una etapa de la Grande Boucle, con el mismo recorrido que harán después los profesionales.

Además, esto ya es perfectamente factible para casi todos los públicos, porque ASO cada año diseña un par de etapas cortas en kilometraje pero con tres o cuatro puertos –normalmente alguno mítico- y sale un recorrido perfecto para una Gran Fondo. Así que, como decíamos, L’étape by Le Tour de France se ha ido convirtiendo en una marcha cada vez un poco más fuerte en el país vecino.

¿Seguro? ¿Sólo en el país vecino? Pues no. En realidad, L’Étape ya es más una marca que otra cosa. Porque a día de hoy, la prueba no sólo consiste en la réplica de una etapa alpina –o pirenaica- de la ronda francesa. Qué va. Como ya hemos expuesto aquí en alguna ocasión, a los grandes organizadores de carreras se les pueden poner muchos calificativos, pero el de tontos no figura entre ellos. Saben perfectamente lo que tienen y lo que mueven, y en ello están. En moverlo.

A día de hoy, L’Étape by Le Tour de France tiene 15 marchas, ni más ni menos, repartidas por cuatro continentes. Sorprende, ¿verdad? Además es bastante curioso porque mezcla a la perfección eventos en países que son ya un mercado ciclista de primer orden y otros muchos emergentes. Lo dicho: ni un pelo de tontos.

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Estados Unidos (California), Reino Unido –y Gales, que para algo hay un ganador de allí-, Australia, Colombia y, por supuesto, Francia ilustran perfectamente el primer ejemplo. Lugares con tradición ciclista, algunos más que otros, y económicamente más o menos potentes. Y luego tenemos México –con dos eventos- Tailandia, Brasil, Costa Rica, otros dos en China -asignatura pendiente de la empresa francesa- y uno en Taiwan. Algunas de ellas coinciden en el tiempo, de hecho. Este domingo se celebran tanto Brasil como México.

El caso es que estos eventos han movido ya ni más ni menos que 50.000 personas a lo largo y ancho del planeta. Sigue la tendencia que ya hemos apuntado aquí. El filón está ahí y apunta que va para largo, porque la fiebre por la bici no baja. Sospecho que no pasará mucho tiempo para que veamos algo parecido en España.