El remate en el pádel: cuántos tipos existen y cómo se llaman
Por tres, por cuatro o de potencia, el remate es el golpe por definición del pádel con el que todo jugador amateur sueña dominar.
El remate es en el pádel el golpe de definición por excelencia. El más bello, espectacular y visual. El gesto técnico que todos y cada uno de los jugadores de pádel ansían dominar para emular a sus ídolos del World Padel Tour. El fin que justifica para muchos el seguir dejándose la piel en una pista.
Pero, en contra de lo que muchos piensan, el remate es un arte. No, no es mera cuestión de fuerza. Ni de potencia. Detrás de la espectacularidad de un buen smash se esconden varios entresijos que marcarán la diferencia entre el punto ganador y el quedarse ‘vendido’.
Por ello, y porque no pasa un solo día que no haya un jugador amateur intentándolos en una pista, os traemos los tres tipos de remates más utilizados en el pádel.
Tipos de remates
Aunque podríamos abarcar más, ser mucho más meticulosos con la teoría y la técnica, en el pádel existen tres tipos de remates por excelencia. Tres formas diferentes de definir un punto en posición de ataque que variarán en función de nuestra posición en pista, nuestras habilidades técnicas y un sinfín de variantes.
Remate por tres
¿Quién no se ha imaginado alguna vez sacando la pelota por tres con la facilidad de Juan Martín Díaz o Pablo Lima? Si es así es porque sin duda es el más admirado. Es el recurso más utilizado en el pádel y, aunque cada vez resultado menos eficaz en el pádel profesional, sigue siendo una de las mejores formas de cerrar un punto.
Pero, ¿qué es rematar por tres? Para entenderlo, debemos saber que adquiere su nombre de la altura. Concretamente de la que marca la verja, para ser más exactos la lateral, y por la cual deberá elevarse la pelota tras rebotar en el fondo de pista para alcanzar esa altura mínima que es exactamente lo que mide una pista en su lateral.
Para realizar un buen remate por tres –y casi para cualquier remate- se necesita una técnica depurada. Detrás de cada smash por tres y de cada pelota que se destierra fuera del veinte por diez se esconde un meticuloso trabajo técnico. No, no todo es potencia.
En este tipo de remates será imprescindible el desplazamiento para buscar la zona de golpeo, liftar la pelota para que acabe ‘subiendo’ tras tocar el cristal –o pared- de fondo y una perfecta posición del cuerpo para llevar a cabo la transferencia corporal.
El remate de potencia
A día de hoy, el más utilizado. Cada vez es más habitual que los jugadores avanzados y pseudoprofesionales tengan la capacidad de salir por la puerta para devolver el remate por tres y es precisamente por ello que se ha popularizado su utilización.
Entenderemos que el smash de potencia es aquel que, al ejecutar el golpe, buscará que la pelota golpee en la pared de fondo para que vuelva al campo propio sin que el rival haya podido tener opciones de contactar con ella.
En este caso, serán tan importantes la fuerza como la técnica. ¿Por qué? Pues por el simple hecho de que la pelota se puede traer al campo propio tanto con un smash plano como liftado. Lo importante en este tipo de golpeos siempre será que la pelota gane altura para evitar así dar opciones de devolución a nuestros rivales.
Son famosos por este tipo de remate Miguel Lamperti –liftado, y armado si armado-, Paquito Navarro –liftado y con armado- o Fernando Belasteguín –plano y con armado-, aunque todos y cada uno de ellos tengan una forma muy diferente de ejecutar el golpeo.
El remate por cuatro
Aunque quizá sea el menos espectacular, es el más eficiente. Ante un remate por cuatro no hay opción alguna de respuesta. Quizá, y solo quizá, la llegarás a encontrar si te disfrazas de Germán Tamame y decides emprender una carrera al fin del mundo para devolver la pelota a la pista o si te conviertes en Belasteguín y haces de lo imposible tu día a día.
Y es que cuando se habla del remate por cuatro lo hacemos de aquel smash que tras golpear la pelota, sin tocar pared alguna y tan solo con el rebote del suelo, la eleva lo suficiente como para superar el fondo de la pista cuya altura es exactamente esa.
Un gesto técnico a priori tan sencillo como eficaz que cada día son más los jugadores que dominan. Con un armado corto y una posición muy cercana a la red, lograremos generar el espacio suficiente como para que ‘picando’ la pelota, y sin sobrepasar nuestro campo, esta coja un billete de no retorno a los exteriores de la pista.