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Las 7 conclusiones del GP de Holanda

Actualizado a

Patrimonio de la Humanidad

No me cansaré nunca de decirlo: Rossi es Patrimonio de la Humanidad. No hay otro piloto cuyas victorias hagan felices a mayor número de aficionados que las suyas. Con Valentino no hay ni patria ni bandera. Bien es cierto que perdió algo de tirón en nuestro país a raíz del polémico desenlace de temporada en 2015 con los españoles, pero sigue siendo el rey en ese sentido. Y con 38 años, lo que le convierte en el abuelo de la parrilla y lo que no impide que esté de nuevo metido en la pomada por el título, en una pelea con cuatro cracks en sólo 11 puntos después de ocho carreras: 115 Dovizioso +4 Maverick +7 Rossi +11 Márquez.

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Más de Rossi: maneras de vivir

De todo lo bueno que hizo Rossi a lo largo del fin de semana de Assen, lo que más me gustó de todo fue la explicación que dio para entender la clave de su eterna y exitosa resistencia al paso del tiempo. Dijo que lo que siente durante las cinco o seis horas siguientes a una victoria es por lo que sigue queriendo correr en moto. Sólo él sabe de verdad lo que siente, lo que lleva dentro, y entre el triunfo de este domingo en MotoGP y el anterior han pasado un año y 19 carreras, así que debió sentir todo eso que él siente mejor que nunca. Es alucinante esa manera de vivir, esa manera de entender y desarrollar su profesión/pasión.

Maverick se cayó solo esta vez

El nuevo chasis de la Yamaha contribuyó a que Rossi volviera a pilotar más a gusto la M1. Lo que está por ver es si en realidad es un nuevo chasis o uno del año pasado, que se vende como nuevo para no reconocer el error en el de 2017. Sea como fuere, El Doctor volvió por sus fueros, consiguiendo 25 puntos que son aún mejores para él viendo el cero de su compañero Maverick. El hasta ayer líder se fue al suelo en la chicane, por exceso de ganas, cuando se encontraba en plena remontada. Había llegado a rodar duodécimo y ya era quinto cuando se cayó, con pista libre para recortar los 2.8 segundos que en ese momento le sacaba Petrucci. Es un error que puede pasar y cero reproches para un chaval de 22 años que está siendo uno de los grandes atractivos de la temporada. Lo que no cuela es que luego dijera que no supiera por qué se cayó y que le pareció una caída extraña. Esta vez Mack se fue al suelo solo, por exceso de ganas, sin ninguna otra razón sobre la que echar la culpa. Y no pasa nada, como tampoco pasaría si lo reconociera.

La casta de Márquez

Viendo llegar a Crutchlow como un cohete en el instante final de carrera hasta el dúo formado por Márquez y Dovizioso, parecía claro que el tercer peldaño del podio acabaría siendo para el inglés, pero el español se encargó de que no fuera así. De haberse tratado de otro rival, Cal hubiera culminado su remontada con la tercera plaza, pero el campeón volvió a demostrar la casta que lleva dentro y se las apañó para pasar varias veces a su compañero de fábrica y cruzar la meta por delante de él. Suponía tres puntos más acabar tercero que cuarto y, visto como está el Mundial, igual nos acordamos a final de año de lo vitales que han sido estos tres puntitos de más obtenidos a base de arrestos.

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No hay felicidad completa en Ducati

Ducati vende feliz que un piloto suyo, Dovizioso, vuelva a ocupar el liderato de MotoGP ocho años después de la última vez (Stoner tras Italia 2009). Y también el gran podio de Petrucci, uno de los valores en alza del campeonato y al que le distanciaron sólo 63 milésimas de la victoria. Sin embargo, no hay felicidad completa para la fábrica de Borgo Panigale, porque la actuación de su fichaje estrella en Assen fue lamentable. Lorenzo quiso ver su 21º en la parrilla y 15º en la carrera, con vuelta perdida incluida, como un paréntesis en su proceso de progresión. Sus jefes parecen que le han comprado el artículo, porque Paolo Ciabatti me aseguraba que tendrán toda la paciencia necesaria con el mallorquín, a la espera de que consiga los resultados que de él esperan, exigiéndose a sí mismo darle una moto que le haga sentirse a gusto. Yo sigo creyendo a muerte en Lorenzo, pero si hay una cosa clara es que esta Ducati va, así que igual es el momento de olvidarse pedirle más cosas a su fábrica y cambiar definitivamente lo que deba cambiar de su pilotaje para ir por lo menos tan bien como van Dovizioso y Petrucci.

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Mejor sin cantos de sirena

Lo dijo Franco Morbidelli nada más hacerse oficial su fichaje para las dos próximas temporadas, con opción a una tercera, por el equipo Estrella Galicia Marc VDS de MotoGP: “Es bueno que se haya aclarado mi futuro para así centrarme en conseguir el campeonato de Moto2”. Dicho y hecho. Pole y victoria en Assen, demostrando que, cuantos menos cantos de sirena haya alrededor de un piloto, siempre rendirá mejor. Por cierto, su mayor enemigo en la lucha por la victoria fue Luthi, que llegaba segundo de la general a siete puntos y se marcha a doce del italiano, volviendo a dejar constancia el suizo de lo blando que es en los mano a mano de final carrera. No había dudas de que sería incapaz de superar a Franco en la última vuelta.

Amor eterno a Moto3

La categoría de Moto3 enamora por muchas razones. Su reglamento técnico es ideal y a muchos nos gustaría que se copiara para Moto2, pero dice Carmelo Ezpeleta que eso haría demasiado cara la categoría. Supone la rampa de lanzamiento a nivel mundial de los héroes de MotoGP del futuro y es precioso conocerlos desde que son adolescentes. Y, por supuesto, porque raro resulta el día que la categoría no depara carrera apasionante, con emoción hasta la última vuelta. La de Assen fue el enésimo ejemplo… Mir, sólido líder que lideraba a falta de media vuelta para la bandera, pasó de la primera plaza a la novena en un pis pas. Fenati fue capaz de pasar de cuarto a primero en una sola curva en esa última vuelta de infarto. Y Canet, el bueno de Canet, remató con victoria una remontada desde la decimoquinta plaza que llegó a ocupar, algo completamente impensable en otra categoría. Lo dicho, amor eterno a Moto3.