Maria Vasco y otras pioneras: Carmen Valero, Mari Cruz Díaz, Sandra Myers...

El atletismo femenino español tardó 24 años en conseguir una medalla olímpica: los que van desde Montreal 1976, en que Carmen Valero, en 800 y 1.500 metros, inició la lista de mujeres asistentes a unos Juegos, hasta Sidney 2000, en que María Vasco alcanzó el bronce en los 20 kilómetros marcha. Una hazaña entonces, que lo sigue siendo ahora, porque desde María hasta la actualidad sólo otra española ha subido al podio en unos Juegos: Ruth Beitia, oro en Río de Janeiro 2017 en salto de altura.

María se retiró en 2013, entre lágrimas, y ahora se dedica a entrenar a niñas del Club de Atletisme Gavà, a esas chiquillas que ella llama “pequeñas princesas”. En la imagen, el día de su 41 cumpleaños, junto a su perro. 

Este post viene a cuento porque en as.com publicamos los miércoles una sección que se llama '¿Qué fue de...?, en el que pretendemos contar qué ha sido de grandes estrellas del deporte, una vez retiradas de su actividad. 

Podéis ver la historia de Maria Vasco posterior a sus éxitos deportivos aquí: http://masdeporte.as.com/masdeporte/2017/06/14/atletismo/1497463886_524900.html 

La marcha fue también la protagonista en la primera medalla española masculina en unos Juegos: Jordi Llopart fue plata en Moscú 1980. Otra proeza. Otro hombre para la historia. La marcha, siempre la marcha. Una especialidad que raramente falla y que está llena de pioneros.

Por ejemplo, María Vasco confiesa que quiso dedicarse a la ‘caminata’ al ver los éxitos de Mari Cruz Díaz, primera campeona europea española (Stuttgart 1986) y Reyes Sobrino. Las veía como una especie de ídolos a imitar. Y no sólo las imitó, sino que las superó. Pero María Vasco no es sólo una medallista olímpica de bronce. Es mucho más.

Ha sido cinco veces olímpica, algo al alcance de muy pocos deportistas, en general. Y de esa ‘manita’ de participaciones, ha sido medallista en una (el bronce ya comentado de Sidney 2000), otras dos veces finalista (séptima en Atenas 2004 y quinta en Pekín 2008), además de novena en Londres 2012 y vigésimo octava en Atlanta 1996, sin cumplir aún los 21 años. 

Ha acudido, además, a ocho Campeonatos del Mundo, en los que también ha subido al podio: bronce en Osaka 2007. Se llevó una ‘medalla de chocolate’ dos años antes, en Helsinki, y fue finalista en otras dos ocasiones: quinta en Edmonton 2001 y sexta en París 2003. Y además, décima en Sevilla 1999, duodécima en Daegu 2011, vigésimo sexta en Gotemburgo 1995, con 19 años. En Berlín 2009 abandonó. 

Y su trayectoria brillantísima incluye también cuatro campeonatos de Europa, con el dolor de no haber subido al podio en ninguno de ellos. La herida más grande, la retirada por lesión en Barcelona 2010, en su país, en su casa, junto a los suyos. Pero fue quinta en Budapest 1998, abandonó en Múnich 2002 y fue décimo quinta en Gotemburgo 2006. 

Mujer comprometida a tope con la marcha, amante del juego limpio y enemiga, en consecuencia, del dopaje. Y, además, carismática y simpática, aunque con carácter. María Vasco ha sido una atleta que ha trascendido el atletismo y eso es muy importante en un deporte, el nuestro, en el que es muy difícil salir de este pequeño mundo de las pistas y del asfalto y sentir la admiración de personas que no se interesan habitualmente por las carreras, los saltos, los lanzamientos y la marcha.