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Un tenista sin gracia


Por Leopoldo Iturra

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La ausencia de ídolos en los tiempos en que el marketing deportivo estaba en ciernes les dio una categoría especial y un sinnúmero de privilegios a algunos tenistas. Dueños de un carisma desconocido hasta ese momento, se les tildó de díscolos o “locos lindos”, cuando lo que simplemente eran unos mal educados.
 
Allí estaban Ilie Nastase y John McEnroe, entre varios más. Tipos que jugaban con estadios repletos de espectadores ávidos por ver jugadas mágicas que surgían espontáneamente desde sus prodigiosas muñecas y que le daban al tenis la popularidad que por muchos años anduvo buscando.
 
La pregunta es: ¿qué pasa con esos niños terribles cuando dejan de ser los protagonistas del show?
 
Algunos, como McEnroe, se reinventan y pasan a convertirse en tipos serios. Dura tarea, porque el McEnroe comentarista proyecta análisis, imparcialidad y ecuanimidad.
 
Pareciera no calzar la figura del energúmeno que rompía raquetas y garabateaba a los umpires con el del tipo que años después se veía por la televisión vestido de traje y corbata diciendo de qué se trata el tenis, enseñando cómo se juega y explicando por qué el campeón del torneo fue mejor que los demás.
 
Nastase, el gran ídolo deportivo de Rumanía de la Guerra Fría junto con la gimnasta Nadia Comaneci, tuvo un crédito enorme para hacer lo que se le diera la regalada gana. Total, era ídolo. Pero la línea de sobregiro parece que se le está agotando.
 
El ex campeón de Roland Garros 1973 hizo noticia hace poco por ser expulsado de Wimbledon. Una salida de madre en un partido por la Fed Cup ante Gran Bretaña le costó muy cara. A Ilie siempre le costó regular el carácter, pero tratar como “zorras de mierda” a la tenista Johana Konta y la capitana Anne Keothavong, no es algo fácil de explicar y mucho menos de perdonar.
 
El tino tampoco es un don en él, especialmente cuando quiso hacer un chiste sobre el futuro hijo de Serena Williams: “A ver de qué color es el niño ¿café con leche?". La alusión era a la pareja de Serena, quien es de raza blanca.
 
Nastase, quien sigue pensando que es un ídolo intocable, se ha dado un porrazo de aquellos y, aparte de Wimbledon, ha sido expulsado también de Roland Garros, el torneo donde un par de veces lo invitaron a entregar la copa de los mosqueteros al campeón y donde hoy le cierran la puerta en las narices.
 
¿En qué pensará Nastase? La confusión debe ser total en su cabeza. Si toda la vida le celebraron sus excentricidades y desmadres, ¿por qué hoy no?...
 
Ojalá que alguien ayude a este pobre hombre y le explique que los tiempos han cambiado. Y que el fin ya no justifica los medios.