Cuando el Madrid tuvo un equipo A y un equipo B...
Mucho se ha hablado de la (mal llamada, por lo menos para un servidor) Segunda Unidad o Equipo B (como quieran definirlo ustedes) del Real Madrid (o de cualquier otro equipo de cualquier especialidad). E
Mucho se ha hablado de la (mal llamada, por lo menos para un servidor) Segunda Unidad o Equipo B (como quieran definirlo ustedes) del Real Madrid (o de cualquier otro equipo de cualquier especialidad). Ese grupo de jugadores, que habitualmente son los que comienzan los encuentros en el banquillo o que a veces no son ni convocados, conforman parte de la primera plantilla, así que son miembros de pleno derecho.
A comienzos de la temporada 1948-49, el Madrid tenía listo su nuevo estadio, Chamartín. La temporada anterior había sido un completo desastre, rozando incluso el descenso de categoría. Pero con la inauguración del nuevo campo, todo cambiaba. El club tuvo bastantes ingresos gracias a las cuotas, abonos y venta de localidades, y la directiva decidió no volver a pasar los apuros de la campaña anterior: dio de baja a ¡15 jugadores! (Corona, Huete, Ortiz, Chus Alonso, Antonio Alsúa, Pruden, Gallardo, Calleja, Moleiro, Rafa, Marín, Sport, Elices, Mariano Terán y Rocha, un argentino que apenas dejó huella), y remodeló la plantilla. Llegaron Pahíño (formidable delantero), Miguel Muñoz, Montalvo, Pachichu, Olmedo, Narro, Marcet, Mariscal, Soto, Bermejo, Ricardito, Adauto y García Martín. Incluso se viajó a Inglaterra para ver jugadores. Se firmó a John Watson (costó 8.000 libras de la época) y se intentó contratar a George Dick, pero éste no aceptó la oferta. Incluso se contactó con el Barnsley para intentar fichar a George (Jorge) Robledo, un delantero centro chileno cuyo nombre empezaba a sonar poderosamente en los círculos futbolísticos continentales. Sin embargo, Robledo acabaría fichando por el Newcastle.
Con tales mimbres comenzaría la temporada. Bajo el mandato de Alexander Keeping, un técnico inglés contratado para que impusiera la táctica de la WM, una táctica forjada en los campos ingleses. La idea era acabar lo más arriba posible. Y ahí emerge la figura de Pablo Hernández Coronado. Éste fue un adelantado a su época. Fue jugador (portero madridista desde 1919 a 1922), entrenador, secretario técnico (figura de la que él es el verdadero artífice y creador, aunque en su época era el intermediario entre la plantilla y la directiva) y directivo. Casi como Bernabéu. Pues bien, en su etapa de secretario técnico, a Hernández Coronado se le ocurrió una de esas sus ideas: el Madrid tendría dos equipos. Sí. Una plantilla y dos equipos. El primero de ellos, formado por los mejores jugadores, únicamente disputaría los partidos que se jugasen en casa. Ese equipo (que denominaremos ‘A’) estaba formado por jugadores como Alonso, Mariscal, Barinaga, Muñoz, Cabrera, Clemente, Macala, Narro, Olmedo, Navarro y Montalvo (foto de abajo).
El segundo, con los menos dotados técnicamente, pero con mayor físico, era para jugar en los desplazamientos. El motivo esgrimido por Coronado fue que fuera se jugaba al contraataque y se necesitaban jugadores más fuertes, más vigorosos, para actuar de esa manera. García Martín, Belmar, Mariscal, García, Marcet, Clemente, Soto, Juanco, Arsuaga, Toni y Montalvo eran los jugadores que pertenecían a ese Equipo B (Foto de abajo). Si observan detenidamente algunos jugadores como Clemente, Mariscal y Montalvo repetían en ambos conjuntos. Aquello, bien mirado y con mucho tiempo pasado, se puede entender como el principio de las rotaciones: unos jugadores descansados y preparados para compromisos más fuertes y otros, listos para una labor más de desgaste en campos donde serían visitantes.
Sin embargo, la idea de Coronado es tomada como una tontería por algunos directivos. Así que deciden esperar. El primer partido es un cómodo triunfo ante el Sevilla (4-2). Pero el escándalo salta a lo largo de la semana de la segunda jornada. El Madrid tiene que visitar Coruña, y Hernández Coronado decide hacer pública su idea. A la ciudad gallega no viajan las estrellas del Madrid, lo que hace que a la afición coruñesa no le guste tal decisión y se muestre reacia hacia los colores blancos. Pero Coronado, astuto él, y para que las aguas no bajasen más revueltas, hace unas declaraciones conciliadoras: “Yo considero a todos los jugadores del Madrid de una calidad muy semejante. Lo que pretendo es que tener a estos dos equipos bien acoplados y bien entrenados para toda la temporada. Es una medida que se puede considerar previsora, pues me hará tener 22 jugadores en forma para cualquier momento o circunstancia”.
Total. El Madrid puso rumbo a la capital coruñesa… pero la idea de Coronado fracasa de manera rotunda: los blancos sucumben 3-0 con los gallegos. Algo que no gusta ni un pelo a Bernabéu.
La tercera jornada es con el Barcelona en Chamartín. Bernabéu llamó a capítulo a Coronado, pero éste le solicitó un margen de tiempo. Al ser el conjunto blaugrana el siguiente rival, todo hizo mutis por el foro… de manera temporal. El 18 de septiembre de 1949, el Madrid A (los buenos) se mide al Barcelona: a los cinco minutos de encuentro, los blancos ganan 2-0 con goles de Olmedo y Cabrera. Al descanso, el marcador ha aumentado en un tanto para los blancos, obra de Pahíño. Pero lo mejor viene en diez minutos locos, con otros tres tantos blancos (Macala, dos, y Pahíño). 6-0 a falta de 20 minutos para el final del encuentro. Gonzalvo II, a cinco minutos del final, recortaría para los azulgrana. 6-1 al final. Coronado sonríe para sus adentros. Su idea va calando y cree que el tiempo le dará la razón finalmente.
Pero la idea no acaba de convencer a Bernabéu. Toca viajar a San Sebastián, y el presidente le exige jugar con los buenos. El Madrid empata en Atocha (1-1). Desde entonces y hasta el final de la primera vuelta, los blancos se convierten en el líder indiscutible de la Liga. Pero todo da un giro de 180 grados al comienzo de la segunda vuelta. Los blancos dan síntomas de agotamiento. Y su granero de puntos comienza a secarse. De marchar primeros en la jornada 20 (a seis para el final del campeonato), los blancos finalizan en cuarta posición, sufriendo goleadas en ese tramo ante el Atlético (5-1), Celta (5-2) y Athletic (6-2). Siempre jugando el llamado Equipo A.
Bernabéu se hace cruces: en seis jornadas ha perdido la Liga. A su lado, Hernández Coronado farfullaba: “Si me hubieran dejado seguir con mi idea más tiempo, seguramente esto no habría pasado…”