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... Y Barinaga se puso de portero ante el Atlético Aviación...

Para los más jóvenes el nombre de Sabino Barinaga no les llamará la atención. Ni sabrán quién era.

... Y Barinaga se puso de portero ante el Atlético Aviación...

Para los más jóvenes el nombre de Sabino Barinaga no les llamará la atención. Ni sabrán quién era. Ni que hizo en el Madrid. Mucho menos que luego se convirtió en entrenador, con cierto éxito en diversos equipos de la Liga. Incluso llegó a ser seleccionador de Marruecos a comienzos de los 70. Pues bien, Sabino Barinaga fue el autor del primer gol que se anotó en el estadio Santiago Bernabéu, marcado en el partido inaugural que enfrentó el 14 de diciembre de 1947 al Real Madrid con el Os Belenenses portugués, y que concluyó con victoria madridista por 3-1.

Barinaga había nacido en Durango (Vizcaya) en 1922. Acude a San Mamés con asiduidad, para luego intentar copiar los movimientos de los delanteros que ve en acción. Con el estallido de la Guerra Civil, en 1936, es enviado a Inglaterra, a Southampton, junto con sus hermanos. Allí tiene sus primeros contactos con el fútbol. No se le da nada mal e incluso ingresa en las categorías inferiores de los Saints, donde deja su huella: marcó 62 goles en 13 partidos. A su regreso, el Athletic le hace una oferta formal para que forme parte de los Leones, pero sin embargo la rechaza y acepta una del Madrid, que le ofrece un sueldo de 60.000 pesetas anuales y un sueldo mensual de 6.000 pesetas. Todo un lujo para aquella época de postguerra.

Su debut con la camiseta blanca se produce el 28 de abril de 1940... en San Mamés. Es la primera visita de los blancos en Liga al estadio bilbaíno. Pero pese a adelantarse en el marcador por medio de Alonso, los rojiblancos le dan la vuelta al marcador para acabar ganando 3-1. Poco a poco se va ganando el respeto de compañeros y rivales, que le apodan El inglés de Durango. Sin embargo, ese no es aval suficiente, y la temporada 42-43 se marcha cedido al Valladolid. A su vuelta explotará todas sus virtudes. Es uno de los grandes protagonistas de la goleada en Copa del Madrid al Barcelona en junio de 1943: marca cuatro tantos (él siempre presumió de haber marcado seis, pero el colegiado le anuló dos). Y una de sus virtudes era la valentía...

El 18 de diciembre de 1945, el Madrid recibe al Atlético en un derbi capitalino. Es un partido clave. Los blancos se disputan la cabeza de la tabla con el Oviedo. Ambos están empatados a 16 puntos cuando faltan dos jornadas para que se llegue a la mitad del campeonato. Los oviedistas reciben al Sevilla, que marcha en tercer puesto, igualado a puntos, pero peor diferencia de goles. En definitiva, una fecha clave del campeonato.

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En Madrid, los blancos comienzan el derbi intentando sorprender a sus rivales capitalinos con un juego rápido y vertiginoso. Elices abre el marcador a los 22 minutos aprovechando un fallo de Vidal, meta rojiblanco. Pero apenas cinco minutos después casi sobreviene la tragedia: Campos, ariete rojiblanco, dispara violentísimamente sobre Bañón, portero madridista. Éste se lanza a por el esférico, lo atrapa, pero Juncosa, que había corrido en busca de un posible rechace, alcanza al meta con una fuerte patada en la cabeza. Bañón queda conmocionado y es retirado urgentemente el vestuario para realizarle las primeras exploraciones y ser tratado. Con el balón parado y los jugadores en shock, es Barinaga quien recoge la camiseta del portero, se la pone, al igual que los guantes y da la orden para reanudar el partido (ver imagen de arriba). Y así está hasta que llega el descanso. Unos 20 minutos bajo palos en los que defendió bravamente el marco madridista. Tras el descanso, y con Bañón ya recuperado, Barinaga volvió a su puesto en el ataque. Participaría en la jugada del segundo tanto blanco, obra de Vidal con un remate cruzado. Los rojiblancos acortarían distancias por medio de Campos, con un buen remate de cabeza. Mientras en Oviedo, los locales y los sevillistas empatan 1-1. El Madrid se colocaba líder de la tabla con un solo punto de ventaja... en parte defendido por la valentía de Sabino Barinaga. El inglés de Durango.