De estudiante-atleta, a número 1 del mundo
Aún recuerdo como si fuera ayer el primer día en que Andy Murray llegó a la Academia Sánchez-Casal en Barcelona. Yo estaba hablando con su madre mientras le esperábamos en la pista. Necesito jugar con nuestros jugadores para descubrir cuál es su potencial, y allí estaba él caminando hacia nosotros, muy delgado, con las rodillas ligeramente dobladas para dentro, y los ojos fijos en el suelo. Le hice unas preguntas y sus respuestas me sorprendieron. “Quiero ser lo mejor que pueda llegar a ser”, soltó mirándome a los ojos. Cuando empezamos a jugar, mis dudas se disiparon y él mostró su seguridad en el juego. Tenía un talento natural para dar los mejores golpes en las situaciones difíciles. Fue su espíritu de supervivencia lo que realmente me impresionó.
Había un largo camino por recorrer, pero poseía algo que sólo los “elegidos” tienen. Su fuerza mental era muy potente para alguien de su edad. Consecuentemente, nos centramos en su técnica y juego táctico para llevar su tenis a un nivel profesional. Además, necesitábamos desarrollar su físico, que era sin duda su punto más débil.
Puedo asegurar que su estancia en Sanchez-Casal le marcó cuando aún era un joven atleta. Maduró durante esos años mientras iba desarrollando los pilares de su juego de tenis. Estamos profundamente agradecidos de que aún describa su tiempo con nosotros como una etapa clave en su desarrollo, ya que él es un reflejo de nuestro sistema.
Gracias a Lendl y a Delgado está en excelente forma, pero desde siempre había intentado dar lo mejor de sí. Creyó en si mismo al máximo. Durante su último año en ASC tuvo como entrenador a Pato Alvarez y se convirtió en un top junior ya preparado para competir con los pros. Casi cada año desde entonces ha contado con un nuevo coach, desde Petchey, Gilbert, Corretja, Valverdu (su siempre presente compañero de habitación en Sanchez-Casal) hasta Lendl, el que marcó la diferencia. Era muy perfeccionista y no dudó en que llegaría a la cima con la ayuda de lo mejor de lo mejor. Lo intentó con Mauresmo, pero se dio cuenta de que su mejor juego surgía con Lendl y volvió con él. Quiero dar todo el crédito a este tándem porque el Andy que hemos visto en la segunda mitad de 2016 es de lejos el mejor que habíamos visto hasta ahora. Escribí un artículo tan pronto como supe que había vuelto con Lendl y señalé que iba a convertirse en el rival a vencer para llegar hasta el trono. Y ahora, lo ha conseguido! No obstante creo que todos sus coaches han hecho su contribución, y que él ha sabido encontrar su encaje. Analizando cada uno de sus cambios, Andy resulta un ejemplo de cómo trabajar en el estado mental actual para seguir mejorando.
También me gustaría apuntar que su vida personal le ha ayudado mucho. Su madre, Judy Murray, es una entrenadora de tenis y antigua jugadora y siempre ha estado detrás respaldándole. Su hermano comparte profesión y es parte de la mejor pareja de dobles del mundo. Hablan el mismo idioma. Su mujer también jugó a tenis y es la hija de un reconocido entrenador de la Asociación de tenis femenino. Han tenido un hijo juntos, lo que le ha aportado cierta paz. Además, su agente era un jugador y entiende bien sus necesidades. Andy Murray es tenis. Respira tenis, ama el tenis, y es un gran embajador para nuestro deporte. Todo su equipo comparte los mismos objetivos que él, y eso es de gran ayuda si lo comparemos con algún otro jugador que ha traído a gente del exterior, lo que puede convertirse en un problema en momentos difíciles, si los objetivos son diferentes.
Felicidades Andy, tu perseverancia, determinación, trabajo duro, madurez y control emocional te han convertido en el mejor. Estamos muy orgullosos de ti y felices de haber formado parte de tu viaje. Gracias por tu generosidad hacia la Sánchez-Casal y hacia todos tus compañeros que están cerca de ti.
Por Emilio Sánchez Vicario
#7 ATP Individual #1 Dobles
CEO/Fundador Academy Sánchez-Casal
(reproducción del blog de Sánchez-Casal)