Los jugadores no se firman
Con el final del verano llegó también el mercado de fichajes, y muchos hemos leído u oído cómo los clubes (que no clubs) firmaban a los futbolistas más cotizados y pretendidos. Pero ¿qué fue lo que hicieron? ¿Algún directivo cogió un rotulador y le puso su firma sobre la piel? Casi seguro que no.
Aunque la expresión firmar a un jugador se use mucho dentro del ámbito del periodismo deportivo, lo cierto es que se trata de una forma de hablar incorrecta. La primera y más cercana definición a este sentido que da la RAE de firmar es la siguiente: “Dicho de una persona: Poner su firma”.
Es por esto que la palabra que mejor se ajusta a aquello que queremos decir es fichar: “Contratar a un deportista en un equipo o club, y, por ext., a una persona, generalmente de prestigio, para una determinada actividad”. Digamos que fichar, en el deporte, equivale a otro verbo, contratar: “1. tr. Pactar, convenir, comerciar, hacer contratos o contratas de un trabajo / 2. tr. Ajustar a alguien para algún servicio”.
Eso sí, los deportistas sí firmarán sus contratos, y también autógrafos, cartas o libros, aquellos que los escriban. Antonio Cassano firmó ejemplares de dos volúmenes. De hecho, decía: “Debo de ser un caso único: he escrito más libros (2) de los que he leído (1)”.