¿Por qué les decimos trencillas a los árbitros?
El mundo del periodismo es muy complicado a veces. Y no me refiero a la dificultad de estudiar una licenciatura que abarca tanto que sales creyendo que serás campeona de Trivial a nivel mundial. Lo digo porque nuestra herramienta de trabajo es el lenguaje, para poder comunicar, y todos queremos lucirnos, buscar sinónimos y no aburrir al lector u oyente repitiendo siempre la misma palabra.
Nos pasa esto, por ejemplo, cuando queremos referirnos a un jugador. De ahí que a veces tiremos de motes, del vocablo futbolista, de su demarcación o de su origen (el de los Balcanes, el de Fuentealbilla…), entre otras opciones.
Incluso, muchas veces rayamos lo absurdo o lo pedante con palabras como esférico para referirnos al balón o buscamos una sucesión fantástica de sinónimos y expresiones como arquero, guardameta, portero, cancerbero, guardamallas, el guardián de los tres palos… La imaginación nos hace comparar la red con una telaraña y al portero verlo como la araña que la teje. De ahí surgen a veces los apodos. Véase el caso de La Araña Negra, sobrenombre con el que se conocía a Lev Yashin, el único guardameta que logró el Balón de Oro.
Uno de los protagonistas de esta necesidad de no repetirnos es el árbitro. A mí me encanta esa forma de referirse a ellos como colegiados. Me divierte que haya colegiados sin colegio o que por ese término me venga a la cabeza también un abogado (más risas me provoca la imagen mental que me sugiere llamar sanitarios a médicos y enfermeros, pero eso no tiene que ver con el deporte).
Pues bien, el lío de los colegiados lo dejamos para otra entrada y hoy hablamos del origen de la palabra trencilla para referirnos a estos.
Según la RAE, esta palabra equivale al galón trenzado de seda, algodón o lana, que sirve para adornos de pasamanería, bordados y otras muchas cosas. No viene por ningún lado la referencia al árbitro. De ahí que muchos intentasen buscar una referencia que pudiese unir ambos conceptos, el árbitro y la trenza. Una de las explicaciones apuntaba que el origen de este término para hablar de los árbitros pudiese venir del cordón trenzado donde colgaban el silbato. Pero hay que ir más atrás en el tiempo.
En las viejas imágenes de los colegiados, las de mediados del siglo pasado, podemos apreciar que visten una chaqueta característica de este colectivo. Esta está adornada en las solapas por esa verdadera trencilla, ora de lana ora de algodón. Pues bien, a través de una sinécdoque, nombrando el todo por una parte, nos referimos a los árbitros como trencillas.