Otros tenistas involucrados en casos de dopaje
Tras el anuncio de la rueda de prensa de Maria Sharapova, muchos especulaban acerca de una posible retirada, ya que la carrera de la tenista rusa (de 28 años) se ha visto lastrada en diferentes ocasiones por las lesiones. Pero nada más lejos de esto, la siberiana sorprendió anunciando que había dado positivo por meldonium en el Abierto de Australia, donde no pasó de cuartos. Esta sustancia fue prohibida por la Agencia Mundial Antidopaje en enero tras demostrarse que producía una mejora de la resistencia y una mayor recuperación, además de estar muy extendida en el deporte.
Sharapova, que ha completado el Grand Slam (sumó Wimbledon 2004, el US Open de 2006, Australia en 2008 y Roland Garros en 2012 y 2014), manifestó que la AMA le había enviado una carta donde figuraba este cambio pero no la leyó. “Un enorme error. No quiero terminar mi carrera de esta forma. Espero que me den una nueva oportunidad. Me sentía enferma a menudo y tenía un déficit de magnesio. En mi familia había antecedentes de diabetes y yo presentaba signos. Fue uno de los medicamentos, entre otros, que me recetaron”, explicó durante su sobria comparecencia.
Pero en un deporte de elite y donde siempre se hace referencia a su nobleza y señorío, la rusa no es la primera en verse envuelta en un escándalo de dopaje. Aunque se trata de una disciplina donde gran parte del éxito del juego pasa más por la cabeza que por el rendimiento físico, sí ha habido más ejemplos destacados, ya que tampoco podemos olvidar la gran carga de partidos que supone este calendario. Repasamos algunos de los casos más conocidos.
Aunque la tenista suiza ha vuelto y con mucha fuerza en el circuito de dobles, en 2007, con tan sólo 27 años, anunció su retirada por haber dado positivo por cocaína en un análisis de orina que le habían hecho en Wimbledon. “No tengo ningún deseo de pasar los próximos años de mi vida reducida a la lucha contra el dopaje”, afirmó, y colgó la raqueta. “He dado positivo, pero nunca he consumido drogas y me siento completamente inocente”, argumentaba la ex número uno del mundo. “Encuentro esta acusación horrenda y monstruosa”.
Uno de los grandes mitos del tenis, famoso por sus enfados, volvió a estar en todos los focos hace unos años cuando admitió en el diario Daily Telegraph de Sídney haberse fortalecido con esteroides durante seis años. “Durante seis años no era consciente de que se me daba una forma de esteroide utilizado legalmente para los caballos, hasta que me di cuenta de que eran demasiado fuertes, incluso para los caballos”. De hecho, afirmó también que durante su época de jugador creía que se utilizaban sustancias dopantes. “No creo que fuera algo extendido, pero estoy seguro de que se utilizaban”, afirmaba.
El icónico norteamericano, ganador de ocho grandes, quiso revelar toda su historia con motivo de la publicación de su autobiografía, Open. No sabemos si le dio mucho bombo para crear polémica y vender más ejemplares de la misma, pero lo cierto es que reconoció haber consumido durante un año la adictiva droga cristal, una sustancia de la que se dice que sus efectos son todavía más potentes que los de la cocaína. Y argumentaba que lo había hecho durante unos duros años de su vida, en los que los resultados no acompañaban y en lo personal tenía dudas sobre su después fracasado matrimonio con la actriz Brooke Shields. “Slim (un antiguo ayudante) puso un pequeño montón de polvo en la mesa de café, cortó una raya y la aspiró por la nariz. Yo hice lo propio... Nunca me había sentido tan vivo, tan lleno de esperanzas, y nunca he sentido tanta energía”. Después recibió la llamada de un médico de la ATP y se puso a escribir una carta. “Sólo conté mentiras. Dije que había bebido por error uno de los refrescos mezclados de Slim. Les pedía comprensión y que me perdonasen”. No fue público y no se le sancionó.
Tanto el sueco Wilander como el checo Novacek dieron positivo por cocaína en el mismo torneo, en Roland Garros de 1995. Los dos tuvieron que devolver los premios en metálico, así como perdieron los puntos obtenidos. Asimismo, fueron sancionados con tres meses alejados de las pistas. “Nunca he tomado drogas. El consumo de estupefacientes es un error, y más si eres un deportista” señaló Wilander, quien tiene siete majors en su haber y llegó a estar en el número 1.
El serbio estuvo doce meses alejado de las pistas tras ser sancionado por no entregar una muestra de sangre que se le solicitó durante el Masters 1000 de Montecarlo de 2013, de donde le retiraron los puntos obtenidos, así como el premio. La ITF le había dicho que debía dar una muestra de orina y otra de sangre, mientras que él argumentó que un agente del control le había dicho que si se sentía mal ese día no hacía falta esta última, que bastaba con la primera. Actualmente el balcánico ocupa el puesto vigesimotercero.
La ITF castigó al argentino hace ya años por dar positivo por etilefrina, una sustancia calificada como estimulante en la lista de las prohibidas por la AMA. Se supone que aumenta la presión arterial y el ritmo cardiaco con un efecto similar al de la adrenalina. Dio positivo el 5 de junio de 2005 tras perder la final de Roland Garros contra Rafa Nadal y la sanción era de ocho años de suspensión, así como le obligaba a devolver el premio y los puntos sumados. En 2004 ya había sido castigado con nueve meses por consumo de clembuterol (sólo cumplió seis).
Para intentar librarse de este castigo de ocho años, Puerta presentó un escrito de defensa con una historia rocambolesca. Decía que su mujer tomaba un medicamento para combatir los dolores propios de la menstruación, y que ella había echado unas gotas del mismo en un vaso con agua en una cafetería. Cuando esta se levantó para ir al servicio, el tenista rellenó el vaso con más agua y bebió del mismo.
Además del caso de Mariano Puerta, en Argentina son más los tenistas implicados en este tipo de escándalos: Guillermo Cañas (quien afirmaba que su sanción se trataba de una decisión política tras ser suspendido por dos años en 2005), Mariano Hood (2005), Martín Rodríguez (2003), Guillermo Coria (2201) y Juan Ignacio Chela (2000).
En 2005 se conoció el positivo de Svetlana Kuznetsova por efedrina (un estimulante que aparece también en productos para curar los catarros) en un torneo de exhibición en Charleroi (Bélgica) el 19 de diciembre de 2004. “Nunca he usado ninguna droga para mejorar mi rendimiento. Estoy segura de mí misma porque no utilizo anabolizantes ni cualquier otra sustancia para mejorar mi forma o mi juego”, se defendía la jugadora.
En esta época Mary Pierce reconoció sin tapujos haber utilizado la creatina como un complemento a su preparación, una sustancia no prohibida pero sobre la que los médicos recelan por sus efectos secundarios. En el caso de la francesa-americana bastaba con ver fotos de sus comienzos y de después para apreciar el cambio físico, algo que también experimentaron Amelie Mauresmo y Jennifer Capriati.
El francés dio positivo por cocaína en un control en el Masters 1000 de Miami a finales de marzo de 2009. El tenista galo marcó una tasa de 1,46 microgramos de cocaína, cuando una tasa superior a 0,5 ya se considera positivo. “Comprendo las sospechas. Pero lo repetiré tantas veces como sea necesario: nunca he tomado esa mierda. En el circuito nadie toma cocaína. Tenemos miedo de todo. Cuando tengo que tomarme una aspirina, llamo diez veces al médico para estar seguro de que puedo. Todos los días saben dónde estoy, sería muy idiota tomar cocaína”, dijo. Su defensa argumentaba que había besado en una discoteca a una mujer que sí había consumido esta sustancia.
El eslovaco Karol Beck fue suspendido por dos años por la ITF tras haber dado positivo por clembuterol en septiembre de 2005 tras un partido de dobles en el que hacía pareja con Michal Mertinak y derrotaron a David Nalbandián y a Mariano Puerta en Bratislava, con motivo de la Copa Davis.
La joven búlgara Sesil Karatantcheva dio la sorpresa en Roland Garros 2005 derrotando a la estadounidense Venus Williams en la tercera ronda del torneo. Pero tras ganar a la rusa Elena Lijovtseva en cuartos fue sometida a un control en el que dio positivo por nandrolona. Ella esgrimió en su defensa que en el momento del control al que fue sometida estaba embaraza, aunque lo desconocía, y que después tuvo un aborto. Fue sancionada con dos años. Por aquel entonces tenía tan sólo 15.
El checo Ivo Minar fue también protagonista de estas turbias noticias cuando dio positivo en un control antidopaje durante la eliminatoria de cuartos de final de la Copa Davis ante Argentina en 2009. El centroeuropeo dio positivo por el consumo de un producto que contienen seudoefedrina. “Nunca he utilizado conscientemente una sustancia prohibida. Por lo tanto, debo refutar esta acusación de dopaje con la Federación Internacional de Tenis”, dijo.
El tenista checo Petr Korda, quien llegó a ganar un Abierto de Australia, fue sancionado seis meses después por dar positivo por haber ingerido nandrolona, algo que puso muchas dudas sobre su limpieza al haberse impuesto en el Happy Slam.
La ITF sancionó con tres meses al tenista italiano Filippo Volandri en 2009 tras dar positivo por salbutamol en un control antidopaje en marzo de 2008 durante la disputa del torneo de Indian Wells. De esta forma, el tribunal antidopaje desestimaba las alegaciones del propio Volandri, quien aseguraba que la presencia de esta sustancia en su organismo se debía a la inhalación de Ventolin, usado para tratar sus problemas de asma.
El británico de origen canadiense Greg Rusedski reconoció en 2004 haber dado positivo por nandrolona. Pero después la ATP le absolvió de las acusaciones que pesaban sobre él. En su defensa, el jugador siempre afirmó estar en la misma situación que los otros siete tenistas controlados positivos por este anabolizante, que finalmente fueron declarados inocentes por la ATP en beneficio de la duda. La ATP había estimado que los restos de nandrolona eran sin duda debidos a "complementos alimentarios suministrados a los jugadores por los propios cuidadores de la ATP". Sin embargo, este organismo había puesto fin a la distribución de estos complementos en mayo de 2003, dos meses antes del positivo de Rusedski, que se enfrentaba a una sanción de dos años de suspensión.