Secretos de la nueva arma de Nadal
Tomás de Cos
Desde que cayera eliminado en Miami y regresara a Mallorca, Rafa Nadal ha estado habituándose a su nuevo prototipo de Babolat Aero Pro Drive Play 2016, una evolución conectada de la raqueta con la que ha cosechado todos sus éxitos hasta convertirse en leyenda y de la que un ejemplar preside la entrada de la redacción de AS. Aunque ya adoptó el actual modelo conectado desde el pasado diciembre. Un cambio con el que afilar más si cabe dos de las características de su completísimo tenis: la potencia y los efectos.
El prototipo que el español está desarrollando junto a la marca que le patrocina, mantiene por el momento intactas las dimensiones y la estructura del marco, que cambia su cosmética por razones comerciales. Ahora el modelo es negro con las tiras características de la marca en naranja. “Se está trabajando en el material interno del molde, pero lógicamente la marca lo lleva de forma muy confidencial. Es lógico que busque ayudas en el material para contrarrestar el juego de los que tiene por encima porque no deja de ser humano, aunque tenísticamente sea Dios. Además, aunque su tenis ha evolucionado mucho, durante un tiempo dependía bastante de su físico. Para mantenerse ahí arriba hay que ser muy killer”, afirma Xavi Segura, el encordador de las estrellas y del equipo español de Copa Davis.
“El patrón de cordaje sigue siendo un 16x19, pero han modificado la distribución de los agujeros, para ganar separación entre las cuerdas y con ello un contacto superior más amplio entre la cuerda y la pelota. Se amplía el punto dulce y se gana fricción entre las cuerdas, lo que genera más potencia y mayores efectos”, explica Segura. “A cambio pierde algo de control, que para Rafa es inapreciable. Lógicamente perderá la tensión antes y romperá algo más, pero tampoco es relevante”, añade. En el balance, peso y cordaje (Babolat RPM Blast 1,35 mm) no hay grandes variaciones. “Para compensar un poco ha pasado de 25 a 26 kg de tensión”, apunta.
“Acompañamos a Rafa Nadal en su evolución como hemos hecho siempre. La prueba de raquetas y cordajes es algo muy habitual, aunque con determinados tenistas genera mayor interés. La llegada de la tierra batida era el momento ideal para introducir este cambio”, cuenta Alex Pardo, director de Babolat España.
“El desarrollo de un nuevo modelo puede alargarse durante más de un año. Hay distintos tests (distintos materiales y configuraciones) y puede haber pasos adelante o atrás en función del feedback que nos aporta el jugador. Rafa lleva años evolucionando nuestros modelos Aero. Aparte de ser un tenista irrepetible, cuenta con una gran experiencia en este campo y tiene una gran sensibilidad para afinar el producto”, apostilla.
CUESTIÓN DE GIROS
Nadal quiere que su nueva raqueta le ayude a que sus golpes liftados sigan haciendo estragos en sus rivales gracias al peso y altura de sus tiros. En 2013, la mejor temporada del balear, sus tiros llegaron a alcanzar las 5.800 revoluciones por minuto, muy por encima de las 4.300 rpm que promedió en 2012. Nunca su bola pesó ni saltó tanto, resultando un auténtico calvario para los tenistas con revés a una sola mano. En especial sobre tierra batida y con temperaturas elevadas (por la dilatación del núcleo de goma de las bolas). En 2014 se quedó muy lejos de esas cifras (promedió entre 3.000 y 4.000 revoluciones por minuto), lo que acusó especialmente en la temporada de tierra, en la que se vio superado contra pronóstico por dos tenistas con revés clásico: Almagro y Youznhy. Los golpes de un tenista no dependen únicamente del brazo y la raqueta. Bien al contrario se cimentan en los apoyos de las piernas y el traspaso del peso corporal acompañando al golpe. Evidentemente los apoyos devastadores del Nadal de los primeros años ya no son igual de potentes, a causa de las lesiones de rodilla principalmente.
VENTAJAS DE LA RAQUETA CONECTADA
Nadal es el primer gran tenista que adopta una raqueta conectada, tecnología aprobada para competición por la ITF en enero de 2014. La tecnología Babolat Play incorpora una serie de sensores en el puño (cuenta con dos botones en el tapón del mismo) en una raqueta convencional. Sensores con los que recoge múltiples datos relevantes: potencia de golpeo, localizador del punto de impacto, distribución de los golpes (derecha, revés, servicio…), efectos, tiempo de juego total y real, resistencia, técnica, regularidad, energía, peloteos… Todo sin que se vea afectada la manejabilidad de la raqueta, ni las sensaciones que debe transmitir. Y con una batería que permite 6 horas de juego y una capacidad de memoria de 150 horas. Esperamos poder probarla pronto.
Una tecnología probada por los mejores y orientada a mejorar el juego de los aficionados (a nadie se le escapa que un un tenista profesional y su equipo tienen muy claro los puntos que deben mejorar, aunque esta tecnología también pueda resultarles útil). “Cuando el jugador finaliza el partido o la sesión, los datos se transmiten a un ordenador a través de una conexión Bluetooth, mediante un smartphone o un lápiz USB, y se pueden visionar en cualquier tipo de dispositivo (incluyendo tabletas)”, explica la marca. Un arsenal de datos con los que hacer un análisis técnico-táctico de primer nivel, que será más efectivo cuantos más conocimientos tenísticos se tengan. La guinda es el acceso a la comunidad Babolat PLAY (vía web o App), en la que poder comparar nuestro rendimiento con otros rivales y amigos. La competitividad es sinónimo de mejora.
La nueva raqueta ayudará a Nadal especialmente en días fríos o húmedos, si bien puede volverse en su contra con bolas poco pesadas, con las que la pérdida de control puede hacerse más evidente. Con su nuevo prototipo ha doblegado a Lucas Pouille, John Isner y David Ferrer en Montecarlo, pero no le dio para superar a Djokovic, el mejor tenista del momento. Pero no es posible establecer una relación directa entre su nueva herramienta de trabajo y estos resultados. Pese a la indudable incidencia que la evolución de los materiales ha tenido en la historia del tenis, hay verdades que permanecen inmutables. “El tenis es un deporte más de cabeza y piernas que de manos” y en el que “la diferencia siempre la marca el indio, no la flecha”.