PREVIA SUPER BOWL (II): Cuando ataquen los Patriots
Esta temporada los Seahawks no han podido jugar tan al límite como en 2013. Los árbitros no les han consentido ser tan pegajosos en secundaria, ni apoyarse en esos pequeños agarrones subterráneos a los que nos habían acostumbrado en la batalla de la línea. Tampoco es que los Seahawks hayan moderado su actitud defensiva, simplemente han hecho cuentas para confirmar que las penalizaciones recibidas quedaban compensadas por las veces en que los árbitros no se enteran. Pese a todo, no han gozado de la permisividad de antaño.
Yo creo que la NFL se metió en un lío ella sola con el ‘deflategate’. Primero al hacer público que estaba “decepcionada” antes de tiempo, y sin haber hecho ninguna investigación. Después, porque cada vez parece más probable que, simplemente, los árbitros no hicieran las comprobaciones debidas, así que la pelota se les está volviendo peligrosamente. Kraft, el propietario de los Pats, que es zorro viejo, dio un golpe en la mesa nada más llegar su equipo a Phoenix, y creo que lo hizo precisamente por un motivo fundamental: evitar que Goodell tenga la tentación de zanjar el tema de la forma más sencilla: si los Patriots no ganan el anillo, el ‘deflagate’ quedará diluido automáticamente. Cuidado, no digo que el comisionado intente amañar el partido (¡Dios me libre!), pero una simple indicación a los cebras de que 'dejen jugar' puede ser decisiva, y todos sabemos que en postemporada levantan la mano.
No tengo intención de generar controversias, pero los árbitros deberán ser lo más escrupulosos posible para evitar polémicas en un partido que ya de entrada será muy complicado de juzgar. Si son permisivos con la defensa al límite de los Seahawks, el lío estará servido.
Conociendo a Belichick, quizá parezca muy aventurado asegurar que Blount será el protagonista del ataque terrestre de los Patriots, pero creo que sobre ese tema hay muy pocas dudas. Blount es el corredor ideal para hacer daño a la defensa de los Seahawks. Como os conté en la ya lejana previa de la final de conferencia, la defensa de Seattle contra la carrera está en la cima de las estadísticas, pero la realidad es que este año no se ha enfrentado a backfields demasiado poderosos, y cuando lo ha hecho lo ha pasado bastante mal.
Creo que Blount es el corredor perfecto para hacer daño a Seattle. Es un norte-sur puro que percute como un tren de mercancías, pero además tiene cambios de ritmo y de dirección imprevisibles. Contra los Colts demostró también que sus segundos esfuerzos cuando parece placado son letales, y muchas veces resucita para muchas yardas intentos que parecen haber fracasado.
Bount siempre me ha gustado. Me encantó su primera temporada en Tampa, me pareció inexplicable su bajón de rendimiento en su segundo año, y creo que Belichick tuvo uno de sus mejores aciertos en los últimos tiempos cuando lo fichó en 2013. No entendí que los Steelers lo ficharan como escudero de Bell, porque era un desperdicio, me pareció lógico su enfado y su posterior regreso a Boston. En resumen, me parece un jugadorazo como la copa de un pino que no está siendo suficientemente valorado.
El front seven de los Seahawks es muy rápido. En la línea no hay cuatro titulares, sino un grupo de muchos jugadores que se van relevando permanentemente para que cada uno esté al ciento por ciento en cada jugada. Además son todos rapidísimos y no suelen fallar un placaje, pero por su propia forma de jugar, les cuesta frenar a corredores que entran percutiendo. Es una línea que juega muy abierta, con todos sus miembros muy separados, con una filosofía que tortura a las líneas ofensivas rivales, que tienen mucho más campo que cubrir, y tienen que multiplicarse para evitar ser avasalladas y que el QB termine atropellado. Pero esa manera de formar que les ayuda tanto a agobiar al pasador tiene un peaje que un corredor como Blount puede aprovechar.
Después de darle tantas y tantas vueltas al partido, llegamos al que posiblemente sea su punto clave: la línea ofensiva de los Patriots. Lleva toda la temporada en entredicho después de la marcha de Logan Mankins y de un primer mes catastrófico, pero ¿es tan mala como se está diciendo?
Los números de la OL de los Pats a partir de octubre son todo menos malos. La protección a Brady ha sido extraordinaria contra algunas de las defensas más potentes de la NFL. Bills, Broncos, Lions (cero sacks) y Ravens intentaron derrumbar la ‘fragil’ OL de New England y no lo consiguieron. Es verdad que el sistema de juego de McDaniels ayuda, con ataque constante sin reunión y pases rapidísimos. También cuenta la rapidez con que Brady suelta el balón y ese ya mítico pasito hacia delante con el que se libra de todos los problemas. Pero quizá estemos infravalorando una línea que globalmente no solo rinde, sino que ¡hasta puede anotar touchdowns!, y que cuestionamos porque individualmente hay algunos jugadores que nos parecen sospechosos.
Sean buenos o malos, tendrán un trabajo titánico para frenar las embestidas del front seven de Seattle. Por eso será tan importante que Blount asuste, para limitar la agresividad de la defensa rival. Si la OL aguanta, el equipo seguirá sumando factores que le lleven a la victoria. Si se derrumba, la superioridad de Seattle puede ser insultante.
Brady tiene una ventaja: ‘The Legion of Boom’ siempre intenta que los QBs rivales caigan en la trampa de intentar balones largos aparentemente sencillos que terminan muchas veces interceptados y casi nunca en manos del receptor. Esa trampa no es fácil que funcione con Brady. Básicamente porque casi nunca mira más allá de la media distancia. Y si lo hace, es con una jugada de engaño en la que tiene todo muy a favor. La batalla que para casi todo el mundo decidirá el partido se producirá en la espalda del front seven de Seattle. Y será de alto voltaje.
De entrada, es muy probable que Brady no pueda usar como le gusta una de sus mejores armas. La Super Bowl no es el partido ideal para jugar en ‘no huddle’. El juego se detiene más que en ningún partido del año, y más cuando se entra en la zona roja, así que ese factor, sin quedar eliminado, sí puede no ser tan útil para desarbolar a la defensa rival como en otras ocasiones. Además, la defensa de Seattle realiza muchos cambios muy rápido casi después de cada snap, y los que entran llegan ya con las órdenes muy claras para intentar llevar siempre la iniciativa. Me sorprendería ver a Carroll sobrepasado por el ataque rápido de Brady como le pasó a Harbaugh.
Eso sí, entre tanta batalla de avispas hay un tipo, llamado Gronkowski, que con su sola presencia puede desequilibrar la balanza. Yo creo que Chancellor será su sombra y que además recibirá ayuda de Wright para intentar que el TE siempre esté en doble cobertura, pero ese marcaje puede ser el que provoque que otros receptores queden libres.
También es posible que McDaniels apueste por sacar la carrera muy puntualmente, y acumular receptores para obligar a Seattle a alinear a Simon, su tercer cornerback, que está a años luz de Maxwell y Sherman, y así tener ventaja en más enfrentamientos uno contra uno. Me parece complicado, porque entonces el front seven de Seattle sí que podrá lanzarse a la caza de Brady a placer.
Por último, habrá que prestar atención al estado físico de Sherman y Earl Thomas. Será suficiente con que uno de los dos no esté al ciento por ciento para que Brady empiece a sacar petróleo.
Los equipos especiales de los Seahawks son buenos, pero los de New England son extraordinarios. Gostkowski quizá sea el mejor kicker de la NFL. No solo es preciso, sino que tiene un cañón en la pierna. El campo de Phoenix es ideal para intentar patadas muy largas y el partido podría decidirse en los field goals. Allen también es un buen punter, pero el otro factor desequilibrante son Amendola (kickoffs) y Edelman (punts). Ambos son retornadores peligrosísimos y muy inteligentes. Quizá les falte velocidad para conseguir touchdowns, pero consiguen bastantes yardas de más por su facilidad para leer cada bloqueo.
El ataque de los Patriots tiene tantas armas, la defensa de Seattle tiene tantas armas, que es muy complicado saber quién se va a imponer en el duelo que muy probablemente decidirá la Super Bowl. La defensa de los Patriots no está pensada para ganar partidos, sino para limitar daños. Necesita que su ataque ponga puntos en el marcador. Además, un resultado final apretado no beneficiará a New England, que ya no se mueve e los finales de partido como en los primeros años del siglo. Belichick necesita un duelo de alta anotación. Y cuando Tito Bill se empeña en algo, lo consigue aunque sea en chanclas. ¡Como sea!
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