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Imágenes y frases de Wild Card

Mariano Tovar

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Resucito esta sección para contar algunos detalles de los partidos que quizá no traté en las crónicas del fin de semana. Pero antes de nada, y visto lo visto, me pregunto si de verdad la NFL necesita que se clasifique un equipo más por conferencia en un futuro próximo. Año tras año, en wild card solemos ver demasiados partidos que no alcanzan las expectativas. Los equipos llegan muy tocados, con la lengua fuera, y a veces sin armas. Entiendo que es muy jugoso pensar en los ingresos que asegurarían dos partidos más, y que nadie le haría ascos a ver otros dos choques a vida o muerte, pero el espectáculo no tiene por qué mejorar, y tal vez sea más interesante revisar los criterios de clasificación para que haya más competencia. Este fin de semana fue profundamente decepcionante excepto por un Cowboys-Lions marcado por el arbitraje. Y el asunto no es una excepción de esta temporada, que el fin de semana de wild card tradicionalmente suele ser un fiasco.

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Los equipos especiales de los Cardinals fueron espantosos. El punter, Drew Butler, dio nueve patadas que fueron nueve morcillas. Ted Ginn también cometió un fumble en un retorno que dejó el balón a los Panthers en la puerta del touchdown. De los 27 puntos encajados por Arizona, sus equipos especiales tuvieron influencia directa en 17. Demasiado costoso.

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No entiendo el empeño de Arians de insistir con Lindley hasta la muerte. Y más viendo que era incapaz de mover las cadenas. 109 yardas totales del ataque son una cifra insultante para un equipo clasificado para playoffs. Y más cuando el QB sufría las dos intercepciones en la zona roja rival, después del esfuerzo titánico que significaba sumar cada yarda. Creo que en algún momento debieron probar si con Logan Thomas lograban sorprender. Al menos tiene más brazo que Lindley y es capaz de correr o intentar cambiar el paso con alguna jugada de option. La sensación fue que Arizona jugó resignada y demasiado conformista.

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Newton tuvo un momento de inspiración al comenzar la segunda parte. Y si su equipo sigue vivo en enero ha sido en gran parte gracias a su espectacular sprint final de diciembre. El sábado estuvo lejos de ese nivel. Durante algunos momentos del partido parecía lesionado y hacía gestos de dolor. Aunque conociendo su afición al teatro, es posible que esas muecas fueran solo una cortina de humo para esconder una actuación bastante decepcionante, con solo un 50% de completados, una intercepción y un fumble.

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Después de siete años contemplando cómo Jonathan Stewart dejaba escapar toneladas de talento entre lesiones y actuaciones decepcionantes, creo que todos estamos boquiabiertos ante sus partidazos de las últimas semanas. Tanto tiempo después, Stewart está jugando al nivel que los Panthers esperaban cuando le eligieron con el pick 13 global de 2008.

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Creo que se está magnificando demasiado la actuación de Flacco. Es verdad que sus latigazos, siempre en el mejor momento, fueron los clavos que cerraron la tumba de los Steelers, pero siguió soltando el balón de forma precipitada cuando notó la mínima presión y, sobre todo, se enfrentó a una secundaria absolutamente inexistente. Necesito volver a ver una actuación igual de decisiva ante la potente secundaria de los Patriots para elevarle a los altares como está haciendo John Harbaugh: “Flacco es el mejor quarterback del football americano”

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Vista la presión a la que fue sometido Big Ben, la baja de Le’Veon Bell quizá fuera menos decisiva en el juego de carrera que en las opciones de pases de seguridad que le daba a su quarterback. Roethlisberger vivió siempre asfixiado y casi nunca encontró un pase rápido y seguro con el que aliviarse. La defensa de Baltimore pudo además dedicarse a la caza del QB con mucha más tranquilidad.

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Creo que Big Ben jugó un grandísimo partido. Es más, creo que él fue el único argumento de unos Steelers que son esclavos del talento de sus estrellas. Y eso que se llevó una auténtica paliza. Es más, Tomlin, que sigue pareciéndome un lastre para el futuro de esta franquicia, le metió en el campo en los últimos minutos cuando era evidente que el jugador estaba conmocionado y desorientado. La consiguiente intercepción no debió subir a sus estadísticas, sino a las de un staff que nunca encontró soluciones durante el partido.

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En la NFL hay algunos jugadores que con su sola presencia llenan el campo, capaces de conseguir grandes jugadas en el momento más inesperado, y de darle la vuelta al tempo de un partido por su carácter y carisma. Steve Smith y Antonio Brown son tipos de esa categoría y que no abundan en la NFL actual. Es un placer verles competir en el mismo emparrillado. Esta vez, Smith fue el que marcó la diferencia con una actuación dominante y, sobre todo, emotiva.

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Prefiero al Dalton enloquecido, que lanza intercepciones sin parar mientras intenta ganar un partido como sea, antes que el jugador miedoso y mediocre que pasó sin pena ni gloria por el estadio de los Colts. La NFL es para los valientes y Dalton no jugó nunca para ganar, sino para que nadie le culpara de la derrota. Por eso, todos le señalan como el gran culpable, tanto o más incluso que en los años anteriores. A falta de Green y Gresham, él era quien debía dar el paso adelante con todas las consecuencias.


Encomendados a su defensa, los Bengals sufrieron dos bajas decisivas durante el partido. Primero se lesionó Rey Maualuga, y con él muchas de las opciones de presionar a Luck. Al poco de empezar la segunda parte, Dre Kirkpatrick también tuvo que abandonar el partido. La secundaria pudo minimizar los daños de Luck a duras penas en la primera mitad, pero tras la lesión del cornerback, el QB ya casi jugó a placer.


Llevo tiempo diciendo que Luck no está explotando todas sus capacidades por culpa de un staff que no está desarrollando ese potencial, pero visto lo visto el domingo, me pregunto hasta dónde puede llegar si alguna vez juega de verdad al ciento por ciento. Como diría John Harbaugh: “Es el mejor quarterback del football americano”… o incluso de la historia del football americano. ¡Qué bestia!


Tampoco entiendo que los Bengals no insistieran más por tierra. Entre Hill y Bernard solo sumaron 16 carreras por 35 intentos de pase de Dalton. Creo que ambos fueron infrautilizados y que sí podían haber sido un factor ante una defensa de los Colts que nunca se vio en auténticos apuros. Incluso Bernard, que fue el más buscado por Dalton y sumó ocho recepciones, no tuvo un papel protagonista de verdad en el juego aéreo hasta que fue demasiado tarde.


Cuando escribí la crónica no quise insistir más en el tema por si se me escapaba algo que justificara todo lo sucedido, pero vistas las explicaciones, creo que Pete Morelli ha abierto una nueva era en el arbitraje del football americano. Tras el vuelo de un pañuelo amarillo, anunció una interferencia que todos habíamos visto. Escandalosa. De libro. Después permitió que Dez Bryant saliera al campo sin casco a protestar, se aterrorizó ante la presión del momento y dio marcha atrás en una decisión que debe terminar fulminantemente con su carrera y que cambió el signo del partido. Creí que nunca iba a ver algo así en la NFL. Pero abierta la espita, que Dios nos coja confesados.


Están surgiendo todo tipo de teorías de la conspiración. Que si la NFL prefería un Packers-Cowboys; que si es una venganza de los árbitros, enfadados por la anulación inexplicable de la sanción a Suh; que si intentaban compensar una primera parte en que los cebras habían machacado a los Cowboys… Yo no creo que hubiera ningún fin último más allá de la incompetencia y la presión del momento, pero quizá haya llegado el día de que la NFL habilite un sistema que impida este tipo de errores flagrantes que la desprestigian. 


Los Lions no perdieron por los errores arbitrales, sino por su incapacidad para cerrar un partido que tenían controladísimo. También me pregunto a qué se debe el bajón físico de casi todos sus jugadores mediado el tercer cuarto. En la pantalla de la televisión apareció que alguno incluso tuvo que abandonar el partido deshidratado. ¿Estaban afectados por algún tipo de virus que al final pasó factura? Quizá nunca lo sabremos, pero el bajón fue brutal e inexplicable. Como fue inexplicable que después del famoso error arbitral no se jugaran de verdad un cuarta y uno cuando era la opción más lógica por la posición de campo y el momento del partido. En vez de eso, buscaron una salida falsa de la defensa más que improbable.


Es curioso. Los Cowboys empezaron a funcionar cuando DeMarco Murray se pareció a si mismo. Y los Lions se vinieron abajo en ataque cuando desapareció Joique Bell. Mientras, Romo jugó a un alto nivel sin la tradicional pifia que le lleva persiguiendo desde hace años, y Stafford comienza a tomar el relevo como un quarterback con muchísimo talento que se descompone bajo presión.

mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl