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Johnny ¿Football?

Mariano Tovar

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Hermanos ¡¡¡ARREPENTIOS!!! Esta vez sí que sí. Dios, en su infinita misericordia ya no nos concederá más prórrogas por mucho que se empeñe McNabb. El fin del mundo se acerca. Los jinetes de la Apocalipsis ensillan sus caballos y les dan un último terrón de azúcar antes de lanzarse en una loca carrera que arrasará la tierra con guerras, peste, hambre y muerte. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!

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Los profetas nos avisaron durante siglos. Con párrafos difíciles de descifrar, pero que lucían transparentes, inequívocos, para los iniciados. Pero el resto de los seres humanos, ignorantes, se han dejado seducir por la puta de Babilonia (no me preguntéis quién narices es esa señora), y han preferido sucumbir por la corriente hedonista que lo arrasa todo, nubla el entendimiento y anula el libre albedrío. ¡¡¡ARREPENTÍOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!

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Se podía leer en las escrituras. La naturaleza sufrirá perturbaciones y cataclismos, pero aún no será el final. Y ahí lo tenéis, manifestándose como una nube que impide que el sol ilumine la tierra, un agujero negro ha aparecido en Los Ángeles, ciudad con nombre divino, pero en la que gobierna el materialismo y la complacencia (y en su momento, Arnold Schwarzenegger, lo que no es moco de pavo). Orgías y enajenación brotan de sus fuentes. Y todo el mundo se deja tentar por su brillo insano. San Luis, San Diego, Oakland… y todos los demás reinos de este mundo, quieren trasladar su trono a la sombra de sus colinas perversas, para que sus pobladores vociferen cánticos vesánicos e inmolen a vírgenes y cheerleaders incautas en el negro altar de sacrificio bajo una cruz invertida. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!

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Las escrituras son claras en el siguiente punto. Cuando se acerque el final, llegarán muchos falsos profetas que se proclamarán el Mesías. Que se erigirán como reyes y arrastrarán a muchos incautos. Que recorrerán el mundo siguiendo sus falsas enseñanzas, y predicando palabras que suenan dulces al oído, pero que emponzoñarán el corazón de quienes las escuchen. Así, con la llegada del nuevo siglo, se manifestó el primer falso profeta, con el apelativo de Michael Vick, intentando convencer al mundo de que el football como se conocía hasta ese momento era un fraude. Que mirar al cielo para ver volar un balón, mientras los cánticos de los creyentes se elevaban a lo alto, era una gran mentira. E intentó persuadir a los hombres de que la auténtica belleza, la verdad, estaba en esconder el balón, echar a correr, y mirar siempre al suelo, como hacen los gorrinos, incapaces de contemplar el atractivo de las nubes y levantar la mirada hacia donde resplandece el reino de los cielos. Y durante un tiempo, Atlanta se convirtió en el lugar oscuro que admiraban los más crédulos, pensando de ahí habitaba la verdad. Pero gracias a los arcángeles, que insuflaron en el alma de unos pocos la auténtica verdad, el falso profeta fue descubierto. Y todos contemplamos sus vergüenzas y le dimos la espalda. Y aunque algunos pensaron que el mal había sido vencido, solo se tomó un descanso hasta su siguiente ofensiva, más vehemente si cabe. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!

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Porque en los siguientes años el goteo de falsos mesías fue constante. Primero llegó Vince Young, del que casi nadie se acuerda ya, pero que iba a reinventar el ovalado. Luego fue JaMarcus Russell, que terminó estallando en su glotonería insaciable de tragaldabas impenitente. Más tarde irrumpió Tebow, para muchos el auténtico anticristo. Un falso mesías que arrastraba multitudes, que hincaban la rodilla en el suelo, en un gesto de sumisión absoluta, mientras Tim agarraba el balón y corría como un poseso, llevándose por delante a todo el que le quería parar. Y los que no se habían dejado engañar por su vejación, gritaban al vacío ¡Tim, Tim, lanza el balón! Y entonces él, en una reacción paranoica, insensata, inspirada en los vapores emanados de lo más profundo del infierno, lo arrojaba con toda su fuerza, y conseguía que en peno vuelo cambiara su forma. Y donde a la salida había un balón, en el destino aparecía una pizza, un melón o un pepino. Un zurullo volador. Un anatema que aterrizaba en un lugar improbable. Y Tim estuvo a punto de llevar al mundo al reverso tenebroso, y a todos los que vivían a más de dos millas de altura sufrieron su influencia maléfica, y entonaron cantos heréticos en su nombre. Pero al final llegó John Elway, que ya tenía suficientes ínfulas mesiánicas como para aguantar competencia, y le dio una patada en el culo. Y el reino de Tebow se derrumbó tan rápido como había surgido, sepultado por el mar y por la grandeza de Peyton Manning, un paladín de los hombres. Un profeta de la auténtica verdad, que ilumina a los creyentes mirando al cielo y consiguiendo que de sus manos surjan rayos perfectos que iluminan a los fieles y les acercan a la verdad. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!

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Pero satanás no perdonó a los hombres que le traicionaran. Y después de la caída de Tebow lanzó sobre la tierra una tormenta de falsos profetas, de seguidores de la oscuridad. Cam Newton, Robert Griffin III, Geno Smith, Colin Kaepernick, Blaine Gabbert (ese no pega en esta lista, porque fue un experimento fallido que, por no hacer, ni corría, pero sin duda era obra del diablo)… Todos ellos con la misión oscura de convencer al ser humano de que el balón jamás debe ser lanzado con tino, sino escondido entre los brazos para que nunca brille a la luz del sol. Para que nunca se aleje del barro y el cieno y, a ser posible, acabe enterrado en lo más profundo. E incluso en eso falló Belcebú, porque casi todos los falsos Mesías descubrieron de inmediato que muchos hombres ya estaban escarmentados. E intentaron apostatar de la oscuridad y hacer volar el balón. Pero como su alma se había forjado en los hornos del averno, sus esfuerzos no daban el fruto deseado. El número de la bestia brillaba en su frente y les impedía acercarse a la verdad. 666. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!

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Por eso, Lucifer ya ha decidido no esperar más. Y ha enviado a su hijo, el anticristo, para que el órgano del fin del mundo inicie su obertura aberrante. Ya no hay margen. Ahora sí que ha llegado el crepúsculo. Y le puso un nombre grotesco. ¡JOHNNY MANZIEL! Johnny para que se ocultara entre los hombres, como uno más de muchos, y Manziel para más gloria de luzbel, su padre. Y en un intento de reírse del altísimo, de caricaturizar su nombre, le apodó ‘Football’. Un apelativo herético que pretende confundir a los que buscan en él la verdad, y solo encontrarán una cáscara vacía. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!


Johnny no es como los anteriores falsos Mesías. Él, el anticristo, no necesita esconderse tras caretas que escondan su horrible rostro. Johnny pisa fuerte, a pecho descubierto. Y un día es rey en Las Vegas y otro monarca de la noche. En ocasiones coquetea con don canuto y en otras se deja ver flotando en una piscina de alcohol. Monarca de la buena vida, soberano del cuchitril. Así es Johnny ‘Football’. El tipo al que todo le importa un pimiento, porque camina bajo la sombra de su padre, que lo protege de todo bien. Resulta increíble que la gente se haya echado a los caminos para seguirle. Para contemplar sus falsos milagros y cantar alabanzas a su negra grandeza. Los hombres no aprenden. Prefieren el camino fácil del hedonismo, de la solución inmediata, al esfuerzo diario de crecer lentamente para terminar siendo un gigante que toque el cielo. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!


Y en esas estamos hoy. Johnny Manziel, Johnny ¿’Football’? Ha llegado a la tierra para seguir alejando a los hombres de la auténtica verdad. Y ya estamos contemplando los primeros prodigios. Cuando sus rivales se acercan a él, no pueden evitar elevar las manos al cielo y repetir el mantra del Anticristo: “¡Show me the Money!”. Mientras frotan el índice y el pulgar como si pasaran las cuentas de un falso rosario. Y lo curioso es que mientras lo hacen, se parten de risa. Y los señores vestidos de cebra les prestan sus pañuelos amarillos, para cortar en seco las chanzas y evitar que se les salten las lágrimas de la risa. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!


Pero reírse, lo que se dice reírse, el que anoche se descojonaba hasta el dolor de estómago y la mandíbula desencajada era Brian Hoyer. Dicen que sus vecinos no podían dormir por culpa de las carcajadas, que se repitieron durante horas y horas en una letanía ininterrumpida que sonaba más o menos así: “Johnny… jajaja…. ¡¡¡¿¿FOOTBALL??!!! JAJAJAJAJA…

Diez de dieciocho. 80 yardas y dos intercepciones. 13 yardas en cinco carreras. ¡¡¡ARREPENTIOS!!! ¡¡¡EL ANTICRISTO POR FIN SE HA ENCARNADO!!!


mtovarnfl@yahoo.es / twitter: @mtovarnfl