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Un fracaso mayúsculo

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Roberto Bautista tampoco pudo con Bellucci (6-4, 3-6, 6-3, 6-2) y España, campeona en 2000, 2004, 2008, 2009 y 2011 y finalista en 2003 y 2012, descendió a segunda categoría en la Copa Davis.

España no perdía la categoría en la Copa Davis desde 1995, cuando el equipo de Santana, con Bruguera y Berasategui en los individuales y Sánchez-Casal en dobles, cayó en México sobre pista dura. Entonces las dos victorias del bicampeón de Roland Garros no fueron suficientes para salvar los muebles.

Pero con mucho este batacazo es mayor. En aquellos tiempos el tenis español destacaba pero estaba lejos de ser la referencia mundial que es hoy en día. En aquel 1995 dominaban el tenis Agassi y Sampras... Hoy es España (junto a Suiza) quien cuenta con dos tenistas en el top cinco, quien ha dominado la competición en los últimos años y quien llevaba desde 1999 sin perder una eliminatoria sobre tierra batida...

Brasil, notablemente inferior sobre el papel hasta la espantada generalizada en el equipo español, lo fió todo a Bellucci y el dobles. Y le salió bien. Thomaz Bellucci es un jugador muy potente y con experiencia, al que su actual ranking (83) no hace justicia. En 2010 alcanzó el puesto 21 y tiene un importante bagaje en Copa Davis: 12-2 en individuales antes del definitivo cuarto punto ante Bautista. No en vano lleva años tirando del carro del tenis brasileño tras el adiós de Kuerten.

Sin embargo, no caben reproches a los protagonistas debutantes. Ni siquiera al capitán. Lo que ha quedado en evidencia es el escaso compromiso de nuestros más ilustres tenistas con un equipo resquebrajado internamente desde hace tiempo. La espantada de Almagro con Costa como capitán, la incalificable rueda de prensa posterior al triunfo de Sevilla o las permanentes quejas al formato de competición son algunos de los episodios más sonados. Pero no los únicos. Es evidente la sobreprotección de la que han gozado unos y la escasa atención que han recibido otros. Tanto de parte de la RFET, como de la prensa y los aficionados. Hace tiempo que huele a cerrado en ese vestuario.

Pero sin duda lo peor es pretender justificar lo injustificable. El tenis es un deporte individual, en el que sólo hay una competición por equipos realmente importante al año, distribuida en cuatro fines de semana en el mejor de los casos. Hasta aquí nada nuevo. Con un calendario mundial, igual para todos, por cierto. España cuenta con 12 tenistas con mejor ranking que el número uno brasileño, muchos de ellos con una notabilísima experiencia en la Davis. Sin embargo, Carlos Moyà sólo pudo confeccionar un equipo de novatos. Ellos son los que menos culpa tienen en este fracaso mayúsculo. ¿Alguien puede creer que cualquiera de ellos hubiera sido convocado de haberse tratado de una nueva semifinal?

En el tenis cada jugador planifica su temporada en función de sus objetivos e intereses. Quién voluntariamente no ha contado con la Davis en su calendario está en su derecho de hacerlo, pero no puede pretender que creamos en su total compromiso o en problemas de calendario. Ya llegará diciembre y las exhibiciones vacacionales a golpe de talonario... En cualquier otro deporte esta situación es sencillamente impensable. Es una lástima que los últimos capitanes sean siempre tan comprensivos y políticamente correctos de puertas para fuera y que la Davis, después de los días de vino y rosas, se haya convertido para muchos en un marrón... Lo sucedido en Brasil es un fracaso mayúsculo, deportivo y de gestión, que debería tener consecuencias. Llueve sobre mojado en el consentido tenis español.